Una polémica recorre los terrenos deportivos alrededor del mundo: ¿En qué categoría deben competir las mujeres y hombres trans, varonil o femenil?
A través de testimonios y posturas de expertos y protagonistas en el tema, se halla una posible respuesta que armoniza las diferencias: Para el deporte competitivo de alto rendimiento, las personas trans deben competir en la categoría de su sexo biológico, mientras que en el deporte recreativo pueden competir en la categoría de su identidad de género. Pero veamos en qué consisten ambas opciones y cuáles son las fricciones para aceptarlas.
Antes de iniciar, es indispensable comprender que las personas transexuales y transgénero (trans) son individuos que experimentan una disociación entre su sexo biológico y su identidad de género, por lo que adaptan su cuerpo según su autoconcepción. De esta forma, mujer trans se refiere al género destino de un individuo con cuerpo de hombre al nacer; mientras que hombre trans se refiere al género destino de un individuo con cuerpo de mujer al nacer.
Ahora, ¿por qué se ha agudizado en Estados Unidos y Europa la discusión sobre cómo integrar a los deportistas trans en las competencias? Y, ¿qué se piensa en México al respecto?
La controversia por Lia Thomas
El 17 de marzo de este año, la nadadora transgénero Lia Thomas consiguió el primer lugar en una competencia femenil de natación en Estados Unidos, organizada por la Asociación Nacional de Atletas Colegiados (NCAA, por sus siglas en inglés). Ello la llevó a ser “la primera nadadora transgénero en ganar una competencia universitaria de élite en Estados Unidos”, según la BBC.
El hecho ha levantado un debate en torno a la injusticia que podría cometerse cuando una mujer transgénero compite contra mujeres cisgénero (que se sienten identificadas con su sexo anatómico, como en la mayoría de los casos). Pues, según nadadoras que compitieron contra Thomas y autoridades como el gobernador de Florida, Ron DeSantis, la participación de mujeres transgénero en la categoría femenil “socava la competencia”.
¿La razón? “Lo que importa (en el deporte de alto rendimiento) es el sexo biológico porque lo que compite es el cuerpo y no la identidad”, dice Irene Aguiar, maestra en derecho y Gestión Deportiva por el Instituto Superior de Derecho y Economía (ISDE) de Madrid.
Desde su punto de vista, Lia Thomas tuvo ventaja sobre sus rivales al competir con cuerpo de hombre cuando triunfó en la categoría femenil. Como en promedio, “hay una ventaja del sexo masculino sobre el femenino”, la victoria de Thomas es injusta, sugiere Aguiar en entrevista.
Por eso, los deportistas trans deben de competir en la categoría de su sexo biológico, afirma la abogada española. Pero Miranda Salman opina lo contrario. Ella es una futbolista trans que compite profesionalmente con las Guerreras Playa del Carmen de la Liga Mayor Femenil de México. Antes de cambiar de género jugó en los equipos de Pumas de la Primera División, Coyotes de Neza, Toros de Texcoco y el Atlante.
Si alguien te invitara hoy a jugar en un equipo profesional varonil de la Liga MX, respetando tu identidad de género como mujer, ¿aceptarías? “No, en un equipo varonil no, porque sería ir en contra de mí misma”, responde la futbolista en entrevista.
La respalda el director de Didesex (Diversidad, Deportes y Sexualidad) en México, Rafael Villanueva: “Yo no estoy de acuerdo con que los deportistas trans compitan en la categoría de su sexo biológico. Eso es el medio que las personas trans han encontrado para practicar su disciplina, puesto que socialmente aún no estamos abiertos a reconocer la identidad sexo genérica de las personas”.
Inclusión y justicia
Para el deporte competitivo la identidad de género es “irrelevante”. En las competencias profesionales, dice Aguiar, se trata de justicia.
“El deporte necesita ser inclusivo, pero necesariamente tiene que ser justo porque estamos hablando de deporte competitivo. Es inclusión que cada uno participe en la categoría que le corresponde (la de su sexo biológico) y que seas bienvenido ahí sin discriminación”, acota la maestra en derecho.
Sin embargo, las personas trans ven más allá de la competencia cuando participan en deporte de alto rendimiento. “Muchos y muchas personas trans no lo hacen sólo por competir, sino porque encuentran en el deporte espacios de seguridad y desarrollo. Su participación (tomando en cuenta su identidad de género) causa inconformidad en el deporte competitivo, pero no en el deporte recreativo”, aclara el director de Didesex.
Deporte de diversidad
Según Rafael Villanueva, en deportes como el futbol femenil las mujeres trans “transgreden” con su presencia. “Si la futbolista es buena genera un conflicto social porque la ven como un hombre que puede ganar, lo que provoca agresiones contra las deportistas, al grado de determinar si pueden o no participar”, dice el promotor deportivo.
Por este motivo, Villanueva se propuso buscar el reconocimiento del deporte de diversidad en México y otros países. Y así constituyó Didesex en 2011. “El proceso de reconocimiento tiene que ver con incidencia política y trabajo comunitario”, dice Rafael.
En Didesex participan 200 personas de la comunidad de la diversidad sexual, de las cuales 100 son deportistas trans. Aquí existe un equipo femenil de volibol y otro de futbol soccer integrado sólo por mujeres trans. Aunque en estos equipos también se admite la participación de hombres trans.
La comunidad de Didesex ha participado en los Gay Games desde 2014 y en los Out Games desde 2013. De esta participación resulta que Miranda Salman es la única deportista trans a nivel mundial con una medalla en los Gay Games.
Por otra parte, la organización de Rafael se involucra con población trans de sistemas penitenciarios de la Ciudad de México. Aquí, los mismos internos se proponen como entrenadores.
Hombre o mujer
Para el director de Didesex, una manera de combatir la discriminación contra mujeres y hombres trans en el deporte sería modificar las categorías varonil y femenil por la de hombres y mujeres. “Esto atiende a quitar esta etiqueta de quién es trans y quién no. Es como darles la oportunidad tanto a hombres como a mujeres trans de que se inscriban y compitan en disciplinas donde se sienten a gusto”, explica.
Pero Irene Aguiar no coincide con esta postura, pues considera que no se puede elegir la categoría deportiva. “No podemos elegir la categoría de nuestra edad de preferencia. No podemos elegir la categoría de nuestra discapacidad de preferencia. No podemos elegir la categoría del peso de nuestra preferencia. Lo mismo pasa con el sexo: es inmutable, es objetivo, al margen del sentimiento que podamos tener”.
Al mismo tiempo, la especialista en derecho y deporte asume que “el gran reto es conseguir un ambiente favorable y no discriminatorio para que las personas trans se sientan bienvenidas”, siempre y cuando sea en un marco de competencia justa.
Michael Phelps, uno de los más grandes atletas olímpicos de la historia, dice que armonizar la inclusión de los deportistas trans con competencias justas es un desafío “muy complicado”. “Todos deberíamos sentirnos cómodos con quienes somos. Pero creo que los deportes deben jugarse en igualdad de condiciones. Este tema es muy difícil”, dijo el nadador estadounidense en una entrevista con la periodista Christine Amanpour, de CNN.
En el marco del debate generado por el triunfo de Lia Thomas en la competencia de la NCAA, la Federación Internacional de Natación (FINA, por sus siglas en francés) trabaja en la propuesta de una “categoría abierta”. “La creación de una categoría abierta significará que todo el mundo tiene la oportunidad de competir a un nivel de élite", dijo el presidente de la FINA, Husain Al-Musallam, en junio de 2022.
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