Recibir la imagen del niño Jesús no es una encomienda fácil.
Felipe Ávila Vázquez sabe que no solo debe reparar las partes dañadas, sino también la fe de quienes le han entregado su figura de culto.
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Para desempeñar este oficio se requiere esencialmente de dos cosas: vocación y paciencia.
La virtud de tolerar más de 12 horas de trabajo, en las que una buena visión y pulso son los mejores aliados.
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Hace ya casi una década que Fernando, junto a su familia, se dedican a restaurar imágenes religiosas. Todo el año reciben en su casa a San Judas Tadeo, la virgen María, Crucifijos y otros santos rotos o fisurados. No obstante, existen dos temporadas que dedican exclusivamente a curar al niño Jesús, aquel que será venerado en vísperas de la Navidad y en Día de la Candelaria.
En el mercado temporal de Chiautempan, la familia Ávila Palacios, se coloca en un pequeño stand, en el que restauran de 800 a mil imágenes del niño Jesús cada año, siendo diciembre el mes de mayor demanda.
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Pero, para esta familia de ‘manos benditas’, el dinero no lo es todo. También se han topado con gente de escasos recursos que acuden a ellos con la esperanza de resarcir los pedazos rotos de su santo, y a quienes han decidido regalarles el trabajo como muestra de solidaridad.
EL OFICIO
En entrevista para El Sol de Tlaxcala, Fernando relató que el oficio lo inició hace algunos años gracias a su tía, quien ha se ha dedicado por varios años a la venta de imágenes religiosas, y ante la escasez de restauradores, lo motivó a capacitarse en la materia.
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Actualmente, y con cerca de diez de años de experiencia, Ávila y su esposa Nataly Palacios pasan largar horas resanando y pintando las piezas, a fin de darle una nueva vida, a cuya actividad le han sumado la confección de vestidos y ropones para vestir al niño Jesús en el Día de la Candelaria.
PRECIOS
El precio por restaurar una imagen dependerá en gran medida de la gravedad del daño, pero si hablamos de una pieza ‘desecha’, lo más caro que la familia chiautempense ha cobrado son, apenas, 500 pesos.
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