El Himalaya es la cordillera más alta de la Tierra y contiene los picos más altos del mundo. Esas impresionantes alturas albergan los enjambres de Apis laboriosa, conocida comúnmente como abeja melífera de las rocas, la especie de abeja más grande del mundo. La popularidad de estos insectos radica en su producción de miel psicoactiva depositada en enormes colmenas que cuelgan de los riscos.
El compuesto activo
La “miel loca” producida por Apis laboriosa es una variante de producto elaborada a base del néctar de las flores de rododendros, una planta altamente tóxica de la zona cuyo compuesto activo es el rhododendron. Además de polen de otras especies que contienen DMT, un compuesto químico de la familia de las triptaminas. Ambas sustancias tienen efectos sobre el funcionamiento del cerebro y provoca cambios en el estado de ánimo, la percepción, los pensamientos, los sentimientos o el comportamiento.
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El naturalista Andrés Cota explica en su podcast “Masaje cerebral” que una cucharada de miel basta para un mínimo efecto psicodélico y tres de ellas “Te llevan a un viaje tridimensional en donde ya no sabes si tienes los ojos abiertos o cerrados”.
Aunque científicamente no está estudiado, este producto se cotiza en comunidades de todo el mundo, pues según los apicultores se trata de una medicina capaz de favorecer la salud cuando se sufre de diabetes, hipertensión o disfunción eréctil. Lo que sí está comprobado es que, como cualquier otra variante de miel, es rica en proteínas, vitaminas, aminoácidos y enzimas digestivas.
La abeja productora
De acuerdo con Naturalista, la abeja melífera de las rocas puede llegar a medir 3 cm. Es totalmente negra con anillos blancos abdominales. Se trata de una especie migratoria que se desplaza en masa durante el invierno a regiones más cálidas ubicadas en los 850 metros a nivel del mar, donde pasan siete meses del año desde (octubre a abril) aprovechando los recursos florales de esta estación. A medida que la temperatura del ambiente aumenta durante la estación estival, alcanzando los 25º centígrados, las colonias migran a la zona subalpina entre los 2.500 y 3.000 metros sobre el nivel del mar, donde pasan los 5 meses restantes (mayo a septiembre) trabajando.
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En conjunto, construyen un único panal de 80 centímetros de ancho y un metro de largo, suspendido de las rocas que sigue maravillando a los naturalistas de todo el mundo.
Su distribución
La cosecha de la miel de las abejas melíferas es muy riesgosa. En 2017 National Geographic publicó un reportaje sobre la peligrosa labor de los apicultores que explica cómo la comunidad del Himalaya ha ideado bajar hasta noventa metros en cuerdas de bambú por los riscos donde se encuentran las colmenas.
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La escalada, las picaduras, la inseguridad, la labor de exportación y las condiciones climáticas agotadoras han hecho del pueblo Kulung un ícono del trabajo rural al que no se le dio crédito hasta la gentrificación de su valioso producto.
Estas razones hacen que el costo de la “miel loca” sea muy elevado; en Internet llega hasta los 11 mil pesos el kilo y las ceremonias de consumo en Nepal para turistas y fascinados de las “medicinas sagradas” pueden hasta duplicar su precio.
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