La Paz, México.- Aunque su nombre pueda atemorizar a algúnincauto, el gigantesco tiburón ballena es un manso y amigablecompañero de natación para decenas de turistas que llegan a labahía de La Paz, Baja California Sur, deseosos de vivir estaexperiencia.
"Son animales tropicales, muy mansos, con lo cual se puede nadarcon ellos, con una velocidad máxima de cinco millas por hora, osea, son muy lentos y también muy dóciles", explica a la AFPFabricio Mujica, quien se dedica a organizar estos recorridos.
Con la temporada de avistamiento del tiburón ballena (Rhincodontypus), que se inició en octubre, el malecón costero de La Paz sellena de visitantes que aguardan su turno para subir a una de laslanchas de motor en las que, en grupos de 10, son llevados cerca deestos animales que, pese a su nombre, no son cetáceos sinopeces.
Su impresionante anatomía, con una longitud de unos nuevemetros y nueve toneladas de peso, contrasta con su temperamentodócil y huidizo, razón por la cual es necesario acercarse a elloscon delicadeza, apagando los motores de las lanchas para evitarespantarlos.
El avistamiento de tiburónballena es una de las actividades más emblemáticas en #LaPaz, por ello, es necesario vigilar a esta especie que atraea miles de visitantes a este destino año con año. Protejamos aesta especie colaborando con su conservación. pic.twitter.com/nWYxOxAGHi
— Gobierno de BCS (@GobBCS) 26 de diciembre de 2017
Una vez en el agua, los guías dan instrucciones precisas a losnadadores para saber qué tanto se les pueden acercar.
"Es una especie muy susceptible a las embarcaciones y a losruidos también. Tiene un olfato sumamente sensible, cualquierquímico, cualquier aceite, lo detectan y salen huyendo de él yeso es bueno porque los mantiene a salvo", dice Mujica.
Las actividades de observación y nado son reguladas por lafiscalía ambiental de México, que realiza recorridos devigilancia en las zonas de avistamiento y sanciona a lasembarcaciones que incumplen con las normas para proteger a estaespecie, que se mueve en grupos de 10 a 30 individuos.
"La experiencia de vivirla es algo muy difícil dedescribirlo... Muy espectacular", comenta Eduardo Rodríguez, unturista que llegó desde la lejana Ciudad de México, para nadarpor segunda vez en su vida con estos enormes peces.
"Nos ofrecen un espectáculo muy particular para aquellos quevienen a nadar con ellos y también muy seguro", concluyeMujica.
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