La dieta a base de chatarras, tan popular en México, ha desarrollado mitos de todo tipo alrededor de su origen, elaboración y consecuencias en el organismo.
En su afán por revelar verdades incómodas, la asociación El Poder del Consumidor realizó una radiografía del más famoso pastelito mexicano: el Gansito. Con base en la información nutrimental, empaque y publicidad del producto se encontró que el postre, entre sus 56 diferentes ingredientes, no contiene chocolate.
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Según los estándares de la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos) para que un dulce sea considerado como chocolate, el producto debe contener mínimo un 25 % de cacao. Los productos que no cumplan con esos requisitos mínimos deben estar etiquetados como con chocolate, tipo chocolate o con sabor a chocolate y a veces se les llama chocolate compuesto, tal como lo hace esta marca mexicana.
De acuerdo con el informe, el Gansito contiene como principal ingrediente el azúcar y seis diferentes tipos de endulzantes, cuatro tipos de grasa vegetal, cinco tipos de sodio, decenas de aditivos, así como harina refinada y por ningún lado está el chocolate del que hablan en su empaque.
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Por otro lado, al pastelillo se le considera como ultraprocesado o alimento “chatarra”, ya que no aporta ningún tipo de nutriente. Es importante mencionar que los especialistas recomiendan no consumir productos que contengan más de cinco ingredientes totales o que excedan los niveles de azúcar que el cuerpo necesita. Para un niño o niña (ya que la publicidad indirectamente se dirige a ese grupo de población), el Gansito cubre del 89 al 94% de la cantidad de azúcar máxima tolerada para todo el día. Para un adulto cubre el 80% del máximo tolerable diario.
Riesgos de consumir ultraprocesados
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), consumir constantemente alimentos ultraprocesados puede producir más muertes de forma prematura que las que ocasiona fumar cigarrillos.
Lo anterior ocurre porque su consumo se relaciona con el aumento de enfermedades cardiovasculares, dislipidemia, hipertensión, obesidad, síndrome metabólico, enfermedades respiratorias, cáncer, etc. Según el Departamento de Ciencias de la Alimentación y Fisiología de la Universidad de Navarra, la ingesta constante de sodio es lo más preocupante, ya que la sal provoca retención de líquidos e incremento de peso, lo que obliga al hígado, riñones y corazón a trabajar por encima de sus niveles normales, afectando directamente al sistema cardiovascular.
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