Ya sea en el campo o en la ciudad, un encuentro con lagartijas es muy común, especialmente en la temporada de calor cuando salen de sus escondites para tomar el sol. A pesar de ser parte de nuestro día a día, desconocemos casi todo sobre este pequeño reptil, incluso su valor ecosistémico como habitante de nuestros jardines.
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De entrada, es útil saber que en el mundo existen 9 mil 547 especies de reptiles, de las cuales, 864 se encuentran en México, lo que coloca a nuestro país en el segundo lugar a nivel mundial en su diversidad, sólo superado por Australia. Y las especies del género Podarcis, conocidas comúnmente como lagartijas, son las más comunes, pues se han adaptado con facilidad a las condiciones ambientales y urbanas de nuestro tiempo, ¿por qué es una ventaja para nosotros?
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BONDADES DE LAS LAGARTIJAS
Si bien sería imposible enumerar las variantes que existen, es cierto que todas las lagartijas comparten una serie de características comunes. La primera es que no producen calor propio, sino que dependen de la temperatura externa. Esa es la razón por la que están activas la mayor parte del día y durante la noche no las ves.
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Por lo anterior, se convierten en herramientas para estudiar fenómenos relacionados al calentamiento global. De hecho, su presencia o ausencia mide los cambios de temperatura en las ciudades. Asimismo, refleja condiciones ambientales específicas, como la calidad del aire y del suelo.
Por otra parte, estos animales cubiertos de escamas tienen un variado menú alrededor de los insectos. Aparte de que su presencia no causa daños a los cultivos, cumplen con una función agroecológica importante como aliadas para el control de plagas. Mosquitos, grillos, escarabajos, polillas, hormigas, entre otros insectos, forman parte de la lista. Verlas, por lo tanto, es un indicador de biodiversidad.
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En consecuencia, toda acción humana que reduzca la cantidad de insectos se convierte en una amenaza para los depredadores naturales.
A pesar de ser animales sumamente útiles que no interfieren con las labores sociales, las lagartijas son rechazadas y eliminadas por su aspecto, pero ¿realmente nos perjudica su presencia?
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A pesar de ser protagonistas en el entorno urbano, la adaptación de las lagartijas no es sencilla debido a su depredador principal: los seres humanos.
Por un mito relacionado con los escorpiones y su similitud física, estos reptiles de jardín están asociados con veneno y sustancias tóxicas para niños y mascotas. Lo cierto es que las lagartijas venenosas suelen ser grandes y no habitan en los espacios urbanos, lo que quiere decir que las lagartijas de casa no son un peligro.
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En lo que respecta a su reproducción, que tiene lugar entre agosto y octubre, es limitada, así que no representa un problema de sobrepoblación a largo plazo. Además, su esperanza de vida es de hasta 10 años en un entorno doméstico, señal de que la especie no requiere una reproducción acelerada para sobrevivir.
Las lagartijas no emiten sonidos perceptibles que pudieran incomodarnos, de hecho, tienen su propio lenguaje. Para comunicarse, cambian de posturas y movimientos. En algunas especies incluso pueden cambiar de color las escamas, lo cual detalla cuál es el estado de ánimo del animal.