Los infantes que cursaron la escuela primaria en los años 90 tuvieron la oportunidad de consumir frutas que eran ofertadas durante el recreo al interior de las escuelas de Tlaxcala. ¿Lo recuerdas?
Una jugosa naranja partida por la mitad y cubierta con chile piquín era de las predilectas por los estudiantes, la combinación del cítrico con picante la convertía entre las más buscadas en las escuelas.
Otra fruta eran los plátanos, pero los comerciantes buscaron la manera de hacer atractivo el consumo de la fruta, pues la cubrían con chocolate y chispas de chocolate o colores, algunas veces con cereal, la pieza era congelada para evitar la oxidación y soportar el traslado y la temperatura.
La fruta era transportada en cajas de cartón y al interior era cubierta con papel de estraza y estaba lista para comer por los infantes, el producto no requería mayor higiene, uso de guantes o desinfectantes, como hoy lo muestran las cadenas de alimentos.
Otra variedad que ofertaban eran las jícamas cortadas en rodajas o en tiras con un poco de limón y chile piquín, lo cual era una delicia para disfrutar en los recesos.
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Actualmente, existen las cooperativas escolares, pero la mayoría ofrece dulces, galletas, jugos y papas industrializadas, en su mayoría, solo algunas ofrecen cocteles de fruta, pero deben cumplir medidas de sanidad para evitar enfermedades en los menores.
Además, muchos padres de familia optan por enviar un refrigerio equilibrado a sus hijos, que incluya alguna fruta o verdura, mientras que otros optan por una torta o sándwich, para que los infantes lo consuman durante el recreo.