El cacao es el ingrediente esencial para preparar chocolate, una delicia que México aportó al mundo y con el cual se han desarrollado espectaculares recetas a lo largo de la historia.
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El origen del cacao, como la bebida que con él se prepara, es una mezcla de saberes ancestrales donde se combina la tradición de diferentes pueblos del país; sin embargo, hay una leyenda que narra la llegada y permanencia de la preciada semilla del árbol de cacao a los pueblos originarios.
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LLEGADA DEL CACAO
De acuerdo con el saber colectivo, fueron dos dioses asociados con la semilla: Quetzalcóatl y Ek-Chuah. El primero de ellos robó del paraíso el árbol de cacao y lo sembró en Tula como obsequio a los toltecas para que se alimentaran de él y se hicieran más sabios. Luego de plantarlo, le pidió a Tláloc que enviara lluvia a la tierra para que creciera e hiciera próspera a toda esa cultura.
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Al resto de los dioses no les pareció una buena idea y, a manera de castigo, sacrificaron a su esposa, la bella princesa de Tula. Lo anterior provocó en Quetzalcóatl una profunda tristeza que dejó caer sus lágrimas sobre la tierra donde también pereció su amada. Ese espacio se convirtió en el más fértil de Mesoamérica.
Cuando el árbol comenzó a dar frutos, su amargura y oscuridad simbolizaron el sufrimiento y valentía de la pareja en nombre de los toltecas, de manera que el cacao se extendió como el ingrediente más valioso para esa cultura.
PERMANENCIA DEL CACAO EN LA TIERRA
El fruto del cacao fue tan preciado para las culturas prehispánicas que incluso se convirtió en moneda de cambio entre varios pueblos mesoamericanos; la bebida preparada con el fruto se consumía entre los estratos sociales superiores e incluso en tiempos coloniales fue muy demandada. Su nombre era xocolatl, que venía del náhuatl xocoatl: xoco (amargo) y atl (agua).
Ek Chuah, dios del comercio entre los mayas, se relacionó fuertemente con el fruto y su bebida homónima adicionada con haba, maíz y canela molida.
Con la llegada de los españoles, esta semilla se endulzó con azúcar y el chocolate surgió como el postre por excelencia de chicos y grandes. Pero lo cierto es que Quetzalcóatl no estaba equivocado al querer alimentar adecuadamente a los hombres con cacao. Además de ser una fuente de energía, el chocolate es antioxidante, mantiene sano el corazón, contribuye a estimular el flujo de la sangre al cerebro y mejora la acción de neurotransmisores como la serotonina, encargada de regular el estado de ánimo y el sueño.
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RECUÉRDALO
Por su sabor, propiedades y antigüedad de la receta, la bebida de cacao fue denominada Patrimonio Cultural Inmaterial por el Congreso del Estado de Tlaxcala desde hace nueve años y en Zacatelco existe un paradero que lo respalda, el cual está situado a un costado del parque Domingo Arenas.
Ya sea en nombre de la leyenda, por salud o para darte ‘el gustito’ de la semana, recuerda consumir tu dosis de serotonina este 13 de septiembre y celebrar como se debe el Día Internacional del Chocolate.
Fuente: Arqueología Mexicana