La figura de las ‘tlahulpuchi’, o brujas voladoras de Tlaxcala, se remonta a la época prehispánica; sin embargo, la leyenda se fusionó con la llegada de los españoles durante la conquista, de acuerdo con investigadores de tradición oral en nuestro estado.
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En el texto “Cuarenta clases de magos en el mundo nahátl” de Alfredo López Austin, destaca el nombre de una maga oscura conocida con el nombre de momelzcopinqui, que se traduce como “la que se arranca las piernas” y a la cual se le atribuye también una dieta hematófaga.
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La creencia de las momelzcopinqui se fusionó con las brujas europeas durante el siglo XVI para dar pie a la nueva denominación, explicó la doctora Micaela Morales en entrevista con El Sol de Tlaxcala.
Aunque los tlahuelpuchi pueden ser hombres o mujeres, en el imaginario persiste la figura femenina de las brujas voladoras que chupan a los bebés,
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señaló la especialista en tradición oral.
Además, agregó que el cristianismo fue clave para la dispersión de la leyenda: las brujas prefieren a los recién nacidos que no han sido bautizados para ofrecer su alma al diablo y ellas se puedan quedar con la sangre. De esta forma, los padres asumían el primer sacramento como urgente.
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RECONOCIMIENTO DE LAS BRUJAS
La investigadora tlaxcalteca refirió que las personas de los pueblos de Tlaxcala aseguran reconocer a las brujas desde lejos por su olor a hierbas o por su aspecto de bolas de fuego que “saltan” en la copa de los árboles por las noches.
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No obstante, físicamente adquieren diferentes atributos. De hecho, no se reconocen a sí mismas pues, según la creencia, su habilidad de transformarse en animales es lo único que las delata. Casi siempre se convertían en aves negras, como las totolas, pues ocupaban el pico para perforar el cráneo de las víctimas.
Para hacer estas transformaciones se requiere todo un ritual. Tienen que encender un tlecuil, por lo menos una vez al mes, y ahí dejan sus piernas. Después de succionar la sangre de los niños, regresaban para almacenarla e irse alimentando durante algún tiempo
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, dijo Micaela Morales.
PROTECCIÓN Y EXTERMINIO DE BRUJAS
Se sabe que, hasta la fecha, los habitantes tlaxcaltecas continúan utilizando diversos utensilios para proteger a los niños de los ataques de la maga oscura.
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El más común es el llenado de un lebrillo con agua, porque si la bruja ve su reflejo ya no puede pasar. Entre los amuletos, expuestos por los colonizadores, está la colocación de una cruz o unas tijeras abiertas en forma de cruz para alejar cualquier ente maligno.
La creencia dicta que solo hay una forma de matar a una bruja y es quemando sus piernas cuando las deja en el tlecuil, ya que estando corporizadas es muy difícil saber quiénes son.
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¿MORDIDAS O ENFERMEDADES?
Finalmente, vale la pena exponer que la creencia de las brujas se considera una justificación social a las muertes de cuna en diversos municipios de Tlaxcala.
Se trataba, sobre todo, de bebés con padres primerizos. Una forma de exculparse de cualquier descuido era decir que se los chupaba la bruja, señaló la doctora Morales.
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Actualmente, se considera que la muerte repentina de los niños podría deberse a enfermedades poco conocidas durante el siglo pasado, algo natural donde la medicina de hoy no existía.
De cualquier forma, la revelación de una parte de la vida cotidiana es imposible sin los usos y costumbres de los pobladores. De manera que los relatos protagonizados por las tlahulpuchi continúan recorriendo nuestro estado con las variantes que cada municipio les otorga.