Con hilos también se tejen historias, y aquellas tejidas en Tlaxcala durante el siglo XIX narran a detalle la vida dentro de las fábricas que cambiaron el devenir económico, social y cultural de las comunidades.
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Una de ellas fue la fábrica textil “La Trinidad”, la cual se localiza en el municipio de Santa Cruz, en los márgenes del río Tequixquiatl, y que ahora alberga al Centro Vacacional La Trinidad, del Instituto Mexicano del Seguro Social.
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Actualmente, no podemos imaginarlo sin sus refrescantes piscinas y amplios parques, pero hace 130 años el paraje estaba destinado a oficinas, talleres y maquinaria pesada.
LA ANTIGUA FÁBRICA
Para poder entender la función de la fábrica La Trinidad, explica el INAH, es necesario recordar la tradición textil que los pueblos tlaxcaltecas desarrollaron desde la época prehispánica. El lienzo de Tlaxcala (s. XVI), por ejemplo, muestra la tendencia de esta provincia para la elaboración de tejidos.
Bajo ese contexto, en la época colonial se instaló en la entidad un número considerable de obrajes y durante el primer cuarto del siglo XIX se comenzaron a asentar en el territorio tlaxcalteca las primeras fábricas textiles.
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Dentro de las condiciones del estado para instaurar este tipo de actividad destacan la abundancia de recursos naturales como los ríos, necesarios para mover la maquinaria del proceso fabril y, más adelante, la presencia del ferrocarril que atravesaba prácticamente todo el territorio tlaxcalteca, de acuerdo con los investigadores Raúl Castro, Nazario Sánchez, Javier Gonzáles y Román López García.
Tal fue el caso de “La Trinidad”, propiedad del empresario español Manuel Martínez Conde. Su construcción inició en 1880 y empezó a operar en 1884. Durante ese periodo se levantaron sistemas de estanques, compuertas y canales, útiles para el aprovechamiento de la energía hidráulica que haría funcionar la turbina de la fábrica y, a su vez, generaba energía eléctrica para iluminar algunas áreas de Santa Cruz.
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A la edificación de más de 70 hectáreas se sumaron casas para los obreros, una capilla, establos, calderas y una vía ferroviaria para comunicar a la fábrica con la estación de Santa Cruz Tlaxcala sobre el ramal Apizaco-Puebla.
En medio de su gran auge industrial, llegaron a colaborar hasta 200 obreros locales y provenientes de otras partes del país. No obstante, el impacto de “La Trinidad” en Tlaxcala fue, más que económico, social. Cambió la medida del tiempo, el valor de las cosas y el poder de la dinámica laboral en las pequeñas comunidades campesinas, pues la vida productiva en la fábrica atrajo a la población prácticamente desde la infancia.
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Los años sesenta, sin embargo, enmarcaron la crisis de la industria textil; una tras otra las fábricas fueron cerrando en Tlaxcala.
Al inicio de 1968 La Trinidad cerró sus puertas para siempre y, con ellas, 200 historias familiares.
El impacto de este hecho en la región fue enorme. Como señaló uno de sus antiguos trabajadores:
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Nunca creímos que algo tan grande se fuera a acabar.
A pesar de ello, la infraestructura permaneció intacta, como hasta ahora se mantiene.
EL CENTRO VACACIONAL
La memoria de “La Trinidad” se sigue tejiendo por varias generaciones que revitalizan la construcción neogótica levantada hace más de cien años.
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El ruido incesante de las máquinas, el movimiento del agua en la turbina y el siempre puntual silbato del tren se han transformado en el chapoteo de lo que actualmente son las albercas y en la algarabía dentro de sus dos restaurantes.
El nuevo centro vacacional brinda a la población servicios de hospedaje, campamento, balneario, organización de eventos y convenciones los 365 días del año. En sus instalaciones ofrecen a los huéspedes las 113 habitaciones donde los obreros solían vivir e incluso, se siguen celebrando ceremonias religiosas en la antigua capilla.
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Tranquilidad, atención, confort, elegancia y diversión, es lo que ofrece este majestuoso lugar.
Además, máquinas, herramientas, muebles, fotografías y documentos de la época son expuestos de forma permanente en el Museo, el cual se inauguró en noviembre de 1997 al interior del edificio. Este cuenta con 10 áreas de exposición donde se retrata la historia textil de Tlaxcala desde la época prehispánica hasta el paro definitivo de las máquinas en esta empresa.
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Aun cuando “La Trinidad” se convirtió en el centro vacacional más importante de Tlaxcala, el proyecto continúa la historia bajo la premisa clara de que las emociones no serán las mismas, pero seguirán contándose, en palabras de Enrique Varela, “con otras dimensiones y en otra época”.