El florido lenguaje de México es uno de los tantos motivos por los que nuestra cultura se estudia desde diferentes ramas y enfoques continuamente. En el aspecto lingüístico, hay que decir que muchas de nuestras expresiones coloquiales provienen de anécdotas curiosas donde intervienen otras manifestaciones históricas.
Breve repertorio de expresiones populares
Ora
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“Ora” es una variante de la interjección “órale", utilizada para exhortar o para manifestar asombro o aceptación (“Dicen que ya se agotaron los boletos del palenque; ora peor”). Esta palabra nació precisamente con la función de apurar a alguien: viene de “ahora”, y de ahí pasó a “hora” y finalmente a “ora”.
De chile, mole y pozole
A propósito de septiembre y los antojitos mexicanos que ya empiezan a prepararse al por mayor, “de chile, mole y pozole” es una expresión que alude a una gran variedad, a que “hay de todo” (y no necesariamente deliciosos platillos mexicanos). El nacimiento de la frase viene precisamente de la diversidad de sabores en la gastronomía nacional.
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Mal del puerco
De acuerdo con Mónica Méndez Díaz, profesora de la Facultad de Medicina de la UNAM, el mal del puerco ocurre cuando hacemos una comida copiosa y se eleva la cantidad de glucosa que tenemos en sangre. Sin embargo, la forma científica de expresar esa dolencia es “marea alcalina postprandial”. Según diversas teorías, se le ha llamado “mal del puerco” debido a que estos animales acostumbran comer grandes porciones de alimento y después van a dormir, como los seres humanos deseamos después de un gran festín.
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Chiflando y aplaudiendo
Esta frase utilizada para pedirle a las parejas que no demuestren su afecto de forma pública (“los jóvenes junto al río: chiflando y aplaudiendo, por favor”) tiene su origen en el oficio de raspar el maguey para el pulque. Los tlachiqueros acostumbraban silbar para demostrar así que no se estaban tomando el aguamiel. Luego la frase se complementó con el aplauso que indica que las manos están desocupadas y ahora la expresión indica simplemente atención a lo que se realiza al momento.
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Ya nos cayó el chahuistle
El náhuatl chahuitztli hace referencia a una enfermedad del maíz que puede ocasionar graves pérdidas a los agricultores. Cuando llegaba aquel hongo a sus plantas, era segura una tragedia. Actualmente, esta frase se emplea para expresar que un problema está a punto de empeorar o nos van a descubrir en algo que era secreto.
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Híjole
La RAE sugiere que el uso de esta expresión señala asombro o sorpresa ante algo inesperado. Los mexicanos la usamos también para disculparnos (“híjole, ahora sí no sabría decirte”) o para lamentarnos de algo (“híjole, ya se me volvió a hacer tarde”), tal como lo ejemplifica Chilango.
Chale
Ninguna expresión refleja más decepción que esta. (“Chale, antes subía más rápido las escalinatas”).
En varios países se utiliza con este mismo sentido la interjección “¡pucha!” A esta palabra en México se agregó la terminación “le” y, con el paso de los años, finalmente perdió el “pu”, quedando únicamente en “chale”.
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Chafa
Si algo no funciona, definitivamente es algo “chafa” y lo curioso es que su origen lo explica muy bien. En España se decía que un sastre había hecho algo “chafallón” cuando carecía de calidad. Poco tiempo después, esta palabra era usada para todo aquello que estaba mal hecho que terminó quitando el sufijo “llón”.
Clasificación de palabras
El blog Pangeanic explica que los mexicanismos se pueden clasificar en tres grupos:
- Indigenismos. Son las adaptaciones fonéticas, y en algunos casos las transcripciones directas, de palabras de origen maya o náhuatl que siguen teniendo su misma vigencia.
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- Mexicanismos sincrónicos. Son unos 600 y tienen como peculiaridad que no tienen su origen en México sino en España.
- Mexicanismos. Tal cual. Son los generados por los hablantes en el uso diario del español.
Los anteriores son una clasificación formal, pero cuando se trata de expresarse es difícil describir “con lujo de detalle” el momento y forma exacta en la que surgen.
Y tú, ¿cuántos mexicanismos conoces?
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