¿Los cohetes realmente alejan las lluvias? Esto dice la ciencia frente a la tradición

La creencia es que los cohetes eliminan las nubes

Mónica Vargas / El Sol de Tlaxcala

  · jueves 4 de julio de 2024

No existen evidencias científicas de que se pueda alejar la lluvia desde la tierra. Archivo / El Sol de Tlaxcala

En muchas comunidades persiste la creencia de que los cohetes pueden alejar la lluvia. Esta práctica, arraigada en la tradición popular, se utiliza comúnmente durante festividades y eventos importantes al aire libre.

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La costumbre de lanzar cohetes para "espantar" la lluvia tiene raíces profundas en la cultura mexicana. En muchas festividades patronales y eventos agrícolas, los cohetes son utilizados no sólo como un símbolo de celebración, sino también como una herramienta para intentar manipular el clima. La creencia es que el estruendo de los cohetes puede dispersar las nubes y evitar la lluvia, asegurando así el éxito de las festividades, ¿qué dice la ciencia sobre esta costumbre?

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LA CIENCIA EXPLICA

Para empezar, no existen estudios científicos que respalden la eficacia de los cohetes para alejar la lluvia. Desde un punto de vista científico, la capacidad de los cohetes para afectar el clima es nula.


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Recordemos que la lluvia comienza cuando las gotas, formadas por la condensación en las nubes, alcanzan aproximadamente 0.5 milímetro de radio. Este proceso es fundamental para la precipitación, pues las gotas más pequeñas simplemente permanecerán en el cielo, manteniendo un estado nublado. A medida que estas gotas alcanzan la medida adecuada, inician su descenso hacia la Tierra.

De acuerdo con meteorólogos y expertos en ciencias atmosféricas, el clima y los patrones de precipitación están determinados por complejas interacciones entre la atmósfera, la temperatura, la humedad y otros factores meteorológicos. El sonido y la explosión de un cohete no tienen la capacidad de alterar estos procesos naturales.

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La mayoría de los casos donde se percibe un éxito en la dispersión de nubes pueden ser atribuidos a coincidencias o a la percepción selectiva. Es decir, las personas tienden a recordar las ocasiones en que los cohetes parecieron funcionar y olvidan las veces que no lo hicieron.

A pesar de la falta de evidencia científica, la práctica de lanzar cohetes continúa siendo una parte importante de la cultura y las tradiciones en muchas regiones. Para los habitantes, estos rituales tienen un valor simbólico y comunitario que trasciende la lógica científica.

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Mientras que la ciencia niega cualquier efecto real de los cohetes sobre la lluvia, la tradición y la cultura continúan dándoles un lugar importante en las festividades mexicanas.

OTROS RITUALES

Algunas costumbres se quedaron en el inconsciente colectivo para pedir favores al clima desde la tierra, por ejemplo, al enterrar cuchillos se espera que aparezcan las lluvias.

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Estas actividades son legadas del pasado. Los aztecas, por ejemplo, rendían una buena cantidad de tributos al dios de la lluvia, así como sacrificios de animales y humanos.

Uno de los más escabrosos de los que se tiene registro es el de los niños, que se creía eran representantes del dios en la tierra. Los sacrificios tenían lugar durante ciertas épocas del año coincidentes con períodos específicos del calendario mesoamericano. El método más común incluía la extracción del corazón, práctica justificada desde la perspectiva religiosa, cosmológica, política y social.

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Otros rituales menos sanguinarios son los asociados con las artes. La famosa danza de la lluvia no solo se practicó en Mesoamérica, sino que es una tradición de todas partes del mundo. La variante azteca consistió en el uso de cascabeles y otros elementos que hicieran ruido al momento de rezar, porque sí: la danza para ellos era una forma de oración.