En lo profundo de los bosques y entre los matorrales de los pueblos solían esconderse un número considerable de especies silvestres que los tlaxcaltecas cazaban para hacerlos parte de su dieta.
Entre las especies que se supieron aprovechar destacan la codorniz, la liebre y la ardilla, pequeños animales que eran fácilmente cazados y ofrecían una fuente constante de proteínas para la población antes del auge de la industria cárnica.
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Tal como otros pueblos de origen mesoamericano que se enfocaban en la agricultura, los tlaxcaltecas combinaban su dieta de maíz, frijol y calabaza con la caza, con lo que se logró un equilibrio entre las plantas cultivadas y los animales cazados.
LA CODORNIZ
La codorniz, pequeña y discreta, se encontraba en abundancia en los campos y bosques de la región. Los tlaxcaltecas la cazaban con redes o con flechas de punta pequeña. La carne de codorniz era especialmente apreciada por su suavidad y sabor delicado, lo que la hacía un platillo recurrente para fiestas.
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Se solía preparar asada o cocida, acompañada de salsas a base de chile o calabaza, con su porción de legumbres o verduras.
La carne de codorniz contiene vitaminas B3 y B6, las cuales ayudan al sistema circulatorio, reducen el colesterol, ayudan a evitar problemas cardíacos, evitan la diabetes, depresión y problemas asmáticos.
LA LIEBRE
La liebre era un animal difícil de cazar debido a su velocidad y astucia. Sin embargo, los cazadores tlaxcaltecas, armados con trampas o escopetas, desarrollaron técnicas precisas para atraparla.
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La carne de liebre es más abundante, lo que la convertía en una excelente fuente de energía para los campesinos. Además, su piel se utilizaba para confeccionar sombreros o mantas. En muchas ocasiones, la liebre era cocida lentamente en guisos, combinada con hierbas locales y maíz, resultando en un platillo nutritivo.
Por su bajo contenido de grasa, la liebre se convierte en una de las carnes más magras, inclusive si se le compara con el conejo.
ARDILLA
La ardilla, que aún habita comúnmente en los frondosos árboles de la región, también formaba parte de la dieta tlaxcalteca. Aunque de menor tamaño que la liebre, su carne era rica y tierna, perfecta para guisos rápidos que alimentaban a familias enteras.
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Los cazadores empleaban trampas o cerbatanas para capturarlas. La ardilla solía ser asada en fuego directo o cocida en pequeños caldos, acompañada de los productos que la tierra tlaxcalteca brindaba.
DE LA PÉRDIDA DE LA CAZA
Aunque las formas de alimentación han cambiado con el tiempo, en algunas comunidades de Tlaxcala aún persiste la caza de fauna silvestre, pues no se trata de una actividad de explotación indiscriminada, sino una práctica regulada por las estaciones y la disponibilidad de los recursos.
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A pesar de ello, la industria cárnica ha desplazado lo que en su momento fue una actividad primaria. Todos los animales de la industria cárnica se crían y nacen en el lugar, o bien, se compran a agricultores que se especializan en la cría de ganado.