/ martes 19 de noviembre de 2024

¿Los sabías? Tlaxcaltecas fueron precursores de la Revolución Mexicana

La explotación de extranjeros en las fábricas textiles y el mal gobierno impulsaron a los indígenas a sumarse al movimiento armado; Juan Cuamatzi fue uno de ellos

Por su capacidad para tomar decisiones, liderazgo y carácter enérgico, Juan Cuamatzi López fue parte esencial durante el primer brote de la Revolución Mexicana de 1910.

De origen indígena, el nativo de Santa María Cuauhtzincola, hoy San Felipe Cuauhtenco, municipio de Contla, se considera uno de los precursores del movimiento armado en contra el mal gobierno.

Coronel Pioquinto Tlilayatzi, fotografía en poder del gobierno municipal de Contla de Juan Cuamatzi. Armando Pedroza / Colaborador especial


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Incluso, en esa comunidad localizada en las faldas de la Malinche se han encontrado vestigios de armamento que se utilizó en contra del gobierno de Próspero Cahuantzi y del dictador Porfirio Díaz.

Para el historiador y escritor nacido en Atlangatepec, Crisanto Cuéllar Abaroa (+), el movimiento revolucionario en Tlaxcala fue un proceso radical y popular originado como respuesta a las precarias condiciones sociales en la cual vivían el campesinado, la clase obrera y algunos sectores de la clase media urbana.

Asimismo, narra en uno de sus libros, para 1909 se constituyó en Tlaxcala el Partido Antirreeleccionista, como parte de la organización nacional con el mismo nombre, culminación del esfuerzo de Francisco I. Madero por crear centros antirreeleccionistas en todo el país.

Armando Pedroza / Colaborador especial

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Entre los primeros líderes tlaxcaltecas en destacar se encuentran Juan Cuamatzi López, junto con Marcos Hernández Xolocotzi, Antonio Hidalgo, Diego y Trinidad Sánchez, así como Severiano Pulido, entre otros.

Por un lado, escribió Cuéllar Abaroa, estaba la semilla de inconformes con la dictadura porfirista y, por el otro el gobernador Próspero Cahuantzi, uno de los muchos tentáculos de la opresión del régimen y sus actos de tiranía, esclavitud y explotación, bastaron para despertar el espíritu revolucionario del pueblo tlaxcalteca.

CUAMATZI LÓPEZ, VISTO DESDE SU LUGAR DE ORIGEN

El grupo cultural Tlahtoltequitl rescató posiblemente la única fotografía que existe del general Juan Cuamatzi López (1879-1911) y que está expuesta en San Felipe Cuauhtenco. Foto: Cortesía / Marino Armas

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La organización cultural Tlahtoltequitl, de San Felipe Cuauhtenco, considera a Juan Cuamatzi López como el iniciador de la Revolución Mexicana, desde el territorio tlaxcalteca.

Fue hijo de padres campesinos que después emigraron a la hoy cabecera municipal para cambiar su actividad a la artesanía de textiles, como sarapes, jorongos y ceñidores elaborados en telares rústicos de pedal y de cintura.

De este modo, también reseñan que Juan Cuamatzi sólo tuvo la oportunidad de cursar algunos años de la primaria, pero suficientes para tener una visión clara de las injusticias sociales que se vivían en ese entonces.

Los restos mortales del general Juan Cuamatzi López descansan al pie de una de las torres de la parroquia de San Bernardino de Siena. Foto: Cortesía / Armando Pedroza

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Al crecer, Cuamatzi López se convirtió en un excelente vendedor de productos artesanales, principalmente por el lado sur del estado, donde conoció a personas con ideales liberales y simpatizó con ellas.

Así, Juan Cuamatzi conoció a los Hermanos Serdán, uno de ellos -Aquiles- lo comisionó a levantarse en armas el 26 de mayo de 1910 en contra del gobierno de Próspero Cahuantzi, pero al tratar de tomar la capital el plan no fructificó.

Posteriormente, Cuamatzi se reorganizó con la formación de un cuartel en su natal San Felipe Cuauhtenco, para después recibir la orden de retomar las armas el 20 de noviembre de 1910.

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El general Juan Cuamatzi López fue hecho prisionero y fusilado el 26 de febrero de 1911. Sus restos mortales reposan actualmente al pie de una de las torres de la parroquia de San Bernardino de Siena.

EL CUARTEL EN SAN FELIPE

La organización cultural Tlahtoltequitl, cuyos agremiados son férreos defensores de la historia, tradiciones y costumbres de esa jurisdicción indígena, afirman que existe plena seguridad de la existencia del cuartel, debido a que al momento de rascar la tierra para abrir una calle, ahí se encontraron vestigios de armamento, como granadas, por ello esa vialidad lleva el nombre de Granada.

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También refieren que en los alrededores se encontraron casquillos de balas y balas sin percutir, que corresponden a los años revolucionarios.

EL CAÑÓN NIÑO

Después de la muerte de Juan Cuamatzi López, el grupo que comandó quedó sin caudillo, pero tres meses después, Pioquinto Tlilayatzi, otro nativo de Contla, pero de la comunidad de Santa maría Tlacatecpa, fue ascendido a coronel y queda al mando de la gente de Cuamatzi.

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En plena revolución surge la idea de fundir un cañón, así que el siete de agosto de 1913, el coronel Tlilayatzi y Pilar Netzahual deciden y ordenan fundir un cañón para hacer frente a los soldados del gobierno.

Es así como en un predio de San Felipe Cuauhtenco se construyó un horno de piedra para fundir el cañón que posteriormente se identificaría como “cañón niño”.

Pioquinto Tlilayatzi murió de una manera fortuita en Calpulalpan, cuando un disparo a traición acabó con su vida el 28 de octubre de 1914.

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EL ANTECEDENTE TEXTIL REVOLUCIONARIO

El imperio de extranjeros, antes de la Revolución Mexicana, desató la ira de los trabajadores nativos de Tlaxcala.

En tiempo del porfiriato, la explotación laboral estuvo a merced de los indígenas tlaxcaltecas, que aunque levantaron su voz e hicieron paro laboral allá por el año de 1898, el hambre los obligó a regresar a sus puestos laborales, como el caso de la fábrica de hilados San Manuel, en Santa Cruz Tlaxcala.

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En esos tiempos, los extranjeros estaban protegidos por el gobierno de Porfirio Díaz y a nivel estatal por Próspero Cahuantzi, donde tiempo después los trabajadores se sublevaron y unieron al movimiento revolucionario del Partido Antirreeleccionista.

Gracias a la valentía y sangre derramada en el combate de los revolucionarios tlaxcaltecas, así como de otras regiones, México experimentó cambios en su estructura política y social, que se reflejaron en la creación de instituciones, la reforma de la educación y la repartición de tierras.

EL DATO

Si bien hay más tlaxcaltecas que formaron parte importante de la Revolución Mexicana, como el general Domingo Arenas, a Juan Cuamatzi López se le considera el precursor del movimiento armado.


Por su capacidad para tomar decisiones, liderazgo y carácter enérgico, Juan Cuamatzi López fue parte esencial durante el primer brote de la Revolución Mexicana de 1910.

De origen indígena, el nativo de Santa María Cuauhtzincola, hoy San Felipe Cuauhtenco, municipio de Contla, se considera uno de los precursores del movimiento armado en contra el mal gobierno.

Coronel Pioquinto Tlilayatzi, fotografía en poder del gobierno municipal de Contla de Juan Cuamatzi. Armando Pedroza / Colaborador especial


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Incluso, en esa comunidad localizada en las faldas de la Malinche se han encontrado vestigios de armamento que se utilizó en contra del gobierno de Próspero Cahuantzi y del dictador Porfirio Díaz.

Para el historiador y escritor nacido en Atlangatepec, Crisanto Cuéllar Abaroa (+), el movimiento revolucionario en Tlaxcala fue un proceso radical y popular originado como respuesta a las precarias condiciones sociales en la cual vivían el campesinado, la clase obrera y algunos sectores de la clase media urbana.

Asimismo, narra en uno de sus libros, para 1909 se constituyó en Tlaxcala el Partido Antirreeleccionista, como parte de la organización nacional con el mismo nombre, culminación del esfuerzo de Francisco I. Madero por crear centros antirreeleccionistas en todo el país.

Armando Pedroza / Colaborador especial

Más detalles: ➡️¿Cómo se forman los tornados?

Entre los primeros líderes tlaxcaltecas en destacar se encuentran Juan Cuamatzi López, junto con Marcos Hernández Xolocotzi, Antonio Hidalgo, Diego y Trinidad Sánchez, así como Severiano Pulido, entre otros.

Por un lado, escribió Cuéllar Abaroa, estaba la semilla de inconformes con la dictadura porfirista y, por el otro el gobernador Próspero Cahuantzi, uno de los muchos tentáculos de la opresión del régimen y sus actos de tiranía, esclavitud y explotación, bastaron para despertar el espíritu revolucionario del pueblo tlaxcalteca.

CUAMATZI LÓPEZ, VISTO DESDE SU LUGAR DE ORIGEN

El grupo cultural Tlahtoltequitl rescató posiblemente la única fotografía que existe del general Juan Cuamatzi López (1879-1911) y que está expuesta en San Felipe Cuauhtenco. Foto: Cortesía / Marino Armas

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La organización cultural Tlahtoltequitl, de San Felipe Cuauhtenco, considera a Juan Cuamatzi López como el iniciador de la Revolución Mexicana, desde el territorio tlaxcalteca.

Fue hijo de padres campesinos que después emigraron a la hoy cabecera municipal para cambiar su actividad a la artesanía de textiles, como sarapes, jorongos y ceñidores elaborados en telares rústicos de pedal y de cintura.

De este modo, también reseñan que Juan Cuamatzi sólo tuvo la oportunidad de cursar algunos años de la primaria, pero suficientes para tener una visión clara de las injusticias sociales que se vivían en ese entonces.

Los restos mortales del general Juan Cuamatzi López descansan al pie de una de las torres de la parroquia de San Bernardino de Siena. Foto: Cortesía / Armando Pedroza

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Al crecer, Cuamatzi López se convirtió en un excelente vendedor de productos artesanales, principalmente por el lado sur del estado, donde conoció a personas con ideales liberales y simpatizó con ellas.

Así, Juan Cuamatzi conoció a los Hermanos Serdán, uno de ellos -Aquiles- lo comisionó a levantarse en armas el 26 de mayo de 1910 en contra del gobierno de Próspero Cahuantzi, pero al tratar de tomar la capital el plan no fructificó.

Posteriormente, Cuamatzi se reorganizó con la formación de un cuartel en su natal San Felipe Cuauhtenco, para después recibir la orden de retomar las armas el 20 de noviembre de 1910.

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El general Juan Cuamatzi López fue hecho prisionero y fusilado el 26 de febrero de 1911. Sus restos mortales reposan actualmente al pie de una de las torres de la parroquia de San Bernardino de Siena.

EL CUARTEL EN SAN FELIPE

La organización cultural Tlahtoltequitl, cuyos agremiados son férreos defensores de la historia, tradiciones y costumbres de esa jurisdicción indígena, afirman que existe plena seguridad de la existencia del cuartel, debido a que al momento de rascar la tierra para abrir una calle, ahí se encontraron vestigios de armamento, como granadas, por ello esa vialidad lleva el nombre de Granada.

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También refieren que en los alrededores se encontraron casquillos de balas y balas sin percutir, que corresponden a los años revolucionarios.

EL CAÑÓN NIÑO

Después de la muerte de Juan Cuamatzi López, el grupo que comandó quedó sin caudillo, pero tres meses después, Pioquinto Tlilayatzi, otro nativo de Contla, pero de la comunidad de Santa maría Tlacatecpa, fue ascendido a coronel y queda al mando de la gente de Cuamatzi.

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En plena revolución surge la idea de fundir un cañón, así que el siete de agosto de 1913, el coronel Tlilayatzi y Pilar Netzahual deciden y ordenan fundir un cañón para hacer frente a los soldados del gobierno.

Es así como en un predio de San Felipe Cuauhtenco se construyó un horno de piedra para fundir el cañón que posteriormente se identificaría como “cañón niño”.

Pioquinto Tlilayatzi murió de una manera fortuita en Calpulalpan, cuando un disparo a traición acabó con su vida el 28 de octubre de 1914.

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EL ANTECEDENTE TEXTIL REVOLUCIONARIO

El imperio de extranjeros, antes de la Revolución Mexicana, desató la ira de los trabajadores nativos de Tlaxcala.

En tiempo del porfiriato, la explotación laboral estuvo a merced de los indígenas tlaxcaltecas, que aunque levantaron su voz e hicieron paro laboral allá por el año de 1898, el hambre los obligó a regresar a sus puestos laborales, como el caso de la fábrica de hilados San Manuel, en Santa Cruz Tlaxcala.

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En esos tiempos, los extranjeros estaban protegidos por el gobierno de Porfirio Díaz y a nivel estatal por Próspero Cahuantzi, donde tiempo después los trabajadores se sublevaron y unieron al movimiento revolucionario del Partido Antirreeleccionista.

Gracias a la valentía y sangre derramada en el combate de los revolucionarios tlaxcaltecas, así como de otras regiones, México experimentó cambios en su estructura política y social, que se reflejaron en la creación de instituciones, la reforma de la educación y la repartición de tierras.

EL DATO

Si bien hay más tlaxcaltecas que formaron parte importante de la Revolución Mexicana, como el general Domingo Arenas, a Juan Cuamatzi López se le considera el precursor del movimiento armado.


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