Todos los ecosistemas cambian con la llegada de las lluvias, pues es el momento perfecto para la reproducción de las especies. Comienzan a aparecer entonces los hongos, ciertas especies de flores y algunos insectos. Probablemente el avistamiento más esperado es el de las luciérnagas debido a su bioluminiscencia, pero los mayates también salen a buscar pareja bajo las gotas de agua.
Este insecto es sumamente conocido por su aparición en los jardines luego de una tarde lluviosa, aunque a menudo pasan desapercibidos. Normalmente salen al caer la noche y buscan inmediatamente las zonas de luz directa como los focos y las lámparas.
Si bien es poco conocido el papel que desempeñan en nuestro ecosistema, es importante reconocer su valiosa contribución y evitar la tentación de eliminarlos, ya que estos pequeños son más beneficiosos de lo que se podría pensar.
SOBRE LOS MAYATES
Al anochecer es muy común encontrarse con unos animalitos de casi dos centímetros de largo y de color marrón. Pertenecen al género phyllophaga, que significa comedor de hoja, debido a que se alimentan de plantas.
Viven en promedio un año y se distinguen por su manera “torpe” de volar, pero en realidad están desubicados por estar lejos de la tierra, donde pasan su etapa larvaria. Después de pasar casi un año en tierra, las ninfas emergen como escarabajos adultos, los cuales inician el peculiar proceso de apareamiento.
Las hembras producen una sustancia que atrae a los machos antes de aparearse. Después que las hembras se aparean, estas cavan en el césped para colocar un grupo de 10 a 30 huevos en una bola de tierra comprimida casi del tamaño de una nuez.
VALOR ECOLÓGICO
Durante esta época, los mayates salen en busca de pareja, lo que los hace más visibles para nosotros. Sin embargo, su presencia es más que un simple fenómeno estacional, pues durante todo el año ayudan a controlar las poblaciones de insectos dañinos, reduciendo así la necesidad de pesticidas químicos en los cultivos y jardines.
El mayate ayuda al reciclaje de la materia y es necesario para oxigenar la tierra, por lo menos en las regiones en las que aparece cada año. Cuando los adultos emergen de la tierra para aparearse, mueven la tierra y favorecen el avance de las raíces bajo la tierra.
Por otro lado, son auténticos limpiadores del ecosistema. Se encargan de descomponer restos de plantas y heces, contribuyendo a la fertilidad del suelo y promoviendo un ambiente más saludable para otras formas de vida. De esta forma, su actividad ayuda a mantener el equilibrio natural y a prevenir la acumulación de desechos orgánicos.
Otra función vital de los mayates es su colaboración en la polinización de cultivos agrícolas. A medida que se desplazan en busca de alimento y pareja, estos escarabajos transportan polen de una planta a otra, facilitando la reproducción de muchas especies vegetales que son esenciales para nuestra alimentación y economía.
Al encontrarlos, es importante recordar su valiosa labor y permitirles continuar con sus actividades naturales. La próxima vez que veas uno de estos escarabajos durante la temporada de lluvias, piensa en los muchos beneficios que aportan.