Los seres humanos al nacer, como mamíferos que somos, nos alimentamos de leche materna; está a su vez se encuentra constituida por un tipo de azúcar llamada lactosa. De acuerdo con las investigadoras mexicanas Leonora Milán y Alejandra Ortiz, la lactosa está formada por glucosa y galactosa, dos elementos simples que el cuerpo utiliza como fuente de energía. Lo complejo de esta unión de elementos tiene como consecuencia que la leche sea un alimento difícil de procesar. Por esa razón, en los primeros días de vida, nuestro intestino delgado produce una enzima llamada lactasa. La lactasa es fundamental para la eficiencia nutricional de las personas, pues es la encargada de dividir a la lactosa en sus dos elementos simples, facilitando así su integración.
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A medida que crecemos, hay una considerable reducción de lactasa en el intestino, indicando así que es tiempo de dejar la leche materna. Nuestra traducción culinaria ha optado por seguir consumiendo leche de otras especies como la vaca, burra o cabra, sin embargo, el principio es el mismo y querer procesar lactosa sin lactasa puede provocar algunos problemas.
Es importante señalar que algunos bebés nacen con deficiencias en la producción de lactasa, así como hay adultos que nunca dejan de producir la enzima. En ese sentido, no hay una respuesta contundente a la pregunta “¿Naces o te haces intolerante a la lactosa?”, pues siempre existirán las excepciones.
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CONSECUENCIAS DE CONSUMIR LECHE Y SUS DERIVADOS
Si vamos a la regla general, después de los 6 años de edad un ser humano debería dejar de consumir leche y sus derivados por completo, de lo contrario se genera “intolerancia”. Según el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), entre los principales síntomas de ella se encuentran la diarrea, el malestar estomacal, náuseas, vómitos, cólicos, hinchazón o inflamación y gases.
QUÉ HACER PARA CONTRARRESTARLO
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Aunque la obviedad de la respuesta sea dejar de consumir productos lácteos, hay opciones que permiten un consumo saludable y ameno. Por ejemplo, hay cada vez más oferta de productos como leches y yogures que contienen los azúcares de la lactosa separada y por lo tanto no ocasionan ningún problema al intestino. Por otro lado, visitando al médico familiar se puede obtener alguna recomendación para consumir lactasa artificial que ayude en la tarea antes mencionada.
Así que ya lo sabes, no culpes al vaso de leche de “caerte pesado”, mejor opta por productos más amigables con tu cuerpo.
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