¿Alguna vez has escuchado el adjetivo “cejas de azotador”? Esta expresión proviene de la fisionomía de un animalito conocido como gusano quemador, ahuate o azotador. Estas son orugas cubiertas de pelo, el cual es irritante al contacto con la piel.
Su nombre científico es Hylesia nigricans y vive a la sombra de los árboles y arbustos durante la primavera y verano alimentándose de hojas. Su color varía del amarillo, pasando por el rojo hasta llegar al negro.
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Sus pelitos son una defensa
En todas sus fases de vida, Hylesia nigricans utiliza los característicos pelitos para protegerse. Según la Biblioteca Nacional de Medicina de Estado Unidos, se ha caracterizado la presencia de una proteína «Thaumetopoein» presente en los pelillos de las orugas y se piensa que podría ser uno de los factores causantes de su efecto irritante. En ese sentido, se descarta que sean venenosos.
Los azotadores son la fase larvaria de varias especies de lepidópteros que, después de la metamorfosis, dan lugar a las imponentes mariposas y polillas negras “de mal agüero”, como se les conoce injustificadamente en México.
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Evidentemente los pelitos de la larva permanecen en la mariposa que, cuando pone huevos, estos quedan cubiertos de esos vellos urticantes, de manera que no se pueden tocar.
Cuando ya ha nacido el gusano, continúa utilizando la pelusa para cuidarse de depredadores como pájaros y pequeños reptiles. De esta forma, cuenta una misma defensa ¡todo su ciclo de vida!
¿Qué hacer en caso de contacto?
Como ya se adelantó en una nota de este mismo Diario, las lesiones por contacto con azotadores ocurren cuando se intenta manipular al animal o cuando se le quiere retirar del cuerpo o de la ropa. Según el tipo de espinas que tenga y la sensibilidad de la piel, este contacto puede ocasionar ronchas, ampollas, dolor o comezón, acompañadas por una sensación de ardor muy molesta, por lo que es recomendable lavar el área afectada con abundante agua; retirar los pelos y acudir al médico en caso de síntomas más graves que pueden adelantar algún tipo de alergia.
Debido a la superstición de las mariposas y el aspecto temible de un gusano con espinas, su población ha disminuido; pero lo cierto es que no son animales que representen un problema grave, por lo que mantenerse alejado de ellos y cuidarse cuando se está a la sombra de los árboles, es suficiente para evitar ese incómodo contacto.
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¿Una botanita?
Así como hay personas que los matan, también existen los fieles a la entomofagia (el hábito humano de comer insectos). De acuerdo con datos del gobierno de México, en nuestro país contamos con 549 especies de insectos comestibles y los azotadores son parte de esa lista.
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El método es recolectarlos con un ayate, pasarlos a una tina con agua y sal durante dos días y lavarlos. Posteriormente se colocan en un comal para tostarse y quitarles las espinas. Y ya limpios se ingresan a una cazuela de barro con manteca para terminar de tostar. En el centro y sur de Tlaxcala los gusanos se condimentan con sal y se comen en tacos con salsa o chiles verdes picados.
Según la revista Food and Travel, estos animales tienen un sabor tostado entre herbal, frutal e incluso a madera.
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