Pequeñas acciones hacen la diferencia: te compartimos algunos consejos de la ONU para reducir el desperdicio alimentario

La cocina sustentable consiste en reducir la huella ecológica desde casa

Mónica Vargas / El Sol de Tlaxcala

  · jueves 17 de octubre de 2024

El almacenamiento adecuado puede prolongar la frescura de los alimentos. Mónica cargas / El Sol de Tlaxcala

La cocina sustentable es una herramienta fundamental para reducir la huella ecológica desde nuestros hogares. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), se desperdicia un tercio de los alimentos producidos a nivel global, lo que equivale a mil 300 millones de toneladas anuales.

Ante la alarmante cifra, las Naciones Unidas sugieren pequeñas acciones en la cocina que pueden marcar la diferencia, las cuales están emparejadas también con los compromisos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.

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De hecho, la ONU oferta el curso “Food Waste Prevention”, que es gratuito y en línea con opción de certificación con el objetivo de crear conciencia y desarrollar capacidades para una prevención eficaz del desperdicio de alimentos en diferentes etapas de la cadena alimentaria, incluidos el procesamiento y la fabricación, el comercio minorista, los restaurantes y otros servicios alimentarios, así como en los hogares.

De acuerdo con el curso mencionado, es imperativo agilizar las medidas encaminadas a reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos. Algunas de estas acciones están detalladas a continuación.

PLANIFICACIÓN, LA CLAVE PARA EVITAR DESPERDICIO

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El primer paso hacia una cocina sustentable es planificar las compras. Para ello es recomendable elaborar menús semanales para visualizar qué ingredientes son realmente esenciales y evitar caer en compras impulsivas.

Otro consejo útil es priorizar productos locales y de temporada. Consumir alimentos que no requieren largos transportes reduce la huella de carbono, supone un ahorro a la economía familiar y apoya a los productores cercanos.

ALMACENAMIENTO INTELIGENTE

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El almacenamiento adecuado puede prolongar la frescura de los alimentos. Usar frascos herméticos para productos secos, congelar frutas maduras y etiquetar los envases con la fecha de compra o preparación son hábitos simples, pero efectivos. Además, muchas cáscaras, hojas y tallos que comúnmente se tiran pueden transformarse en platillos deliciosos o incluso en insumos para composta.

Los plátanos que comienzan a madurar demasiado, por ejemplo, se pueden convertir en un pan rápido o licuados. Con los tallos de brócoli o las cáscaras de zanahoria se preparan caldos llenos de sabor.

RECETAS CREATIVAS

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Una forma divertida de combatir el desperdicio es experimentar en la cocina. Preparaciones como mermeladas, conservas y encurtidos permiten utilizar frutas y vegetales en su totalidad. Asimismo, la tendencia del “batch cooking” o cocina por lotes evita que los alimentos se echen a perder al preparar varias raciones de una vez y refrigerarlas o congelarlas.

Para las sobras de comida, las opciones son múltiples: una cena del día anterior puede convertirse en el almuerzo del día siguiente con algunas modificaciones. Las tortillas duras se transforman en chilaquiles y el arroz sobrante puede ser la base de una ensalada fría.

La cocina del futuro empieza hoy. Adoptar hábitos de cocina sustentable es una forma sencilla y efectiva de contribuir al cuidado del planeta desde casa.

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COMPOSTAJE, LA MEJOR TRATA DE RESIDUOS

A pesar de los esfuerzos, es inevitable generar ciertos desechos orgánicos. En lugar de enviarlos al basurero, se pueden aprovechar para hacer composta, un abono natural ideal para plantas. Restos de frutas, vegetales y cáscaras de huevo, junto con hojas secas o cartón sin tinta, constituyen una mezcla perfecta para enriquecer la tierra.

DATO CURIOSO

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Cuando desperdiciamos alimentos, también desperdiciamos toda la energía y el agua que se requieren para cultivarlos, cosecharlos, transportarlos y empacarlos. Y si los alimentos llegan a parar en el vertedero y se pudren, producen metano, un gas de efecto invernadero aún más potente que el dióxido de carbono, de acuerdo con la World Wildlife Fund (WWF).

El cambio comienza con acciones pequeñas: revisar la despensa antes de comprar, aprender nuevas formas de aprovechamiento y educar a otros en la importancia de estas prácticas.