San Martín Xaltocan, lugar donde “se siembra en arena”, tiene una larga tradición artesanal basada en la piedra de cantera. Este material ornamental y dimensionable es cortado y pulido todos los días en los últimos 4 talleres del municipio para convertirlo en magníficas obras de colosales dimensiones.
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Para elaborar sus piezas, los artesanos extraen la piedra de la mina, la transportan a su taller y allí la labran a partir de los siguientes pasos: redondear, desbastar, forjar, terminar y pulir. Figuras religiosas, gárgolas, bustos, fuentes y esculturas diseñadas al ‘capricho’ del cliente son el resultado del proceso.
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Hoy día, la explotación regulada de minas, los peligros del labrado, el desinterés de las nuevas generaciones y la popularidad de materiales a bajo costo en esculturas han orillado a muchos talleres a guardar sus herramientas para siempre.
La evolución de la artesanía
Dicen que “Lo que bien se aprende jamás se olvida”, y Fausto Velázquez, quien pertenece a la tercera generación familiar de artesanos en su natal Topilco de Juárez, cumple el dicho al pie de la letra. Él comenzó a labrar desde los nueve años de edad y casi cuatro décadas después, contó a El Sol de Tlaxcala cómo ha vivido la evolución de su oficio.
Mi papá me enseñó a trabajar a la fuerza, antes el trabajo era ‘vas o vas’, no había de otra porque no tuvimos estudio, pero yo creo que esta es una forma de educación. Pero desde muy niño me gustó el trabajo, tener un peso en la bolsa, narró.
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Para no perder vigencia en el mercado, los canteros han tenido que renovar sus herramientas e innovar en sus diseños. No obstante, la técnica y la pasión por el labrado permanecen intactas.
Las máquinas han evolucionado en cuanto al trabajo manual. Las cortadoras eléctricas nos ayudan a agilizar los tiempos y la rapidez de los trabajos, pero los acabados son tallados a mano como lo hacíamos anteriormente, explicó.
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“A un buen cantero no le sobra ni le falta piedra”, sentenció Fausto. Para él, es esencial conocer el material de primera mano. Aunque actualmente compra la piedra, aprendió en sus primeros años a elegir la pieza, cortarla, dinamitarla, extraerla y transportarla hasta su lugar de trabajo. Ahí, su creatividad, conocimientos matemáticos y un lápiz fungen como la mejor compañía. Invariablemente, durante el intenso proceso surgen los ‘gajes del oficio’ y las cortadas, raspaduras o alergias son el pan de cada día.
Estar expuestos al polvo es muy difícil cuando no estás acostumbrado; lastima los ojos, la piel, la garganta. Nos cortamos, nos hemos quitado piel y volado uñas. Es eso a lo que muchos le temen de la carrera, reconoció.
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Fausto considera que esta artesanía está por desaparecer como la conocemos, ya que no hay personas jóvenes interesadas en aprenderla desde el origen y los huecos de mano de obra se van haciendo evidentes. Hace diez años había hasta 10 gentes trabajando con nosotros, ahora solo estamos tres, lamentó. No obstante, quehacer siempre hay: “Cuando se acaban los trabajos tenemos que hacer una virgen, un molcajete… tenemos la creatividad para tener almacenamiento y cuando lleguen los clientes ya sólo despachar”, agregó.
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Indiscutiblemente, la identidad comunitaria de Xaltocan está tallada con martillo y cincel. La piedra destaca en detalles de sus monumentos, templos católicos y construcciones que albergan órganos de gobierno, los cuales quedaron tallados para la posteridad.
El dato curioso
De acuerdo con el Servicio Geológico Mexicano, la piedra de cantera comprende a las rocas volcánicas de textura fina constituidas esencialmente de feldespato, plagioclasa, cuarzo, vidrio y mica.
El uso de este material ha sufrido diversos cambios desde su origen en la Prehistoria, cuando el ser humano comenzó a desarrollar herramientas de caza y protección. Hace unos seis mil años, el tallado se desarrolló para la cocina mesoamericana con instrumentos como el molcajete y el metate.
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Actualmente, los artesanos privilegian el sentido decorativo de sus piezas y elaboran una gran variedad de ellas en las que emplean de una semana hasta tres meses de trabajo, dependiendo de la complejidad.
Taller Velázquez
Dirección: Carretera México-Veracruz-Texcoco km 136, San Martín Xaltocan