La manipulación adecuada de los alimentos es crucial para mantener su calidad, sabor y seguridad; los huevos, un ingrediente básico para el desayuno tradicional mexicano, no son la excepción. Al respecto existe una práctica que podría provocar más daño que beneficio: lavar y refrigerarlos. Aquí te explicamos por qué no deberías hacerlo.
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LA PROTECCIÓN NATURAL DEL HUEVO
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Cuando la gallina pone los huevos genera para ellos una capa protectora natural llamada cutícula o flor, la recubre todo el cascarón. Esta capa actúa como una barrera protectora que evita el ingreso de bacterias y otros contaminantes.
Cuando una persona lava los huevos recién puestos, se elimina esta cutícula y deja los poros de la cáscara expuestos, con lo que aumenta el riesgo de contaminación por parte de agentes externos que habitan en cualquier hogar.
Por otra parte, refrigerar los huevos puede tener efectos negativos si no se manejan adecuadamente. Cuando los huevos refrigerados se sacan al ambiente, la condensación puede formarse en la cáscara y facilitar la entrada de bacterias a través de los poros. Esto es especialmente preocupante si los huevos han sido previamente lavados, ya que su protección natural ha sido comprometida.
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LA RECOMENDACIÓN
Para garantizar la seguridad y frescura de los huevos, te compartimos algunos consejos prácticos:
Evita lavar los huevos, si están sucios, límpialos con un paño seco justo antes de usarlos, en lugar de lavarlos.
Almacena en un lugar fresco y seco, si lo que quieres es evitar malos olores o “prevenir” que se descompongan antes de usarlos. Considera que la conservación de los huevos provenientes de una gallina campera a temperatura ambiente suele ser de solo 10 días.
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Compra huevos que provengan de distribuidores reconocidos y asegúrate de que estén frescos, esto significa que debes revisar las fechas de caducidad en el empaque.
Colócalos cuidadosamente en el recipiente que uses para los huevos para evitar grietas en la cáscara, lo cual puede facilitar la entrada de bacterias.
Lavar y refrigerar los huevos puede parecer una práctica higiénica, pero en realidad, puede comprometer su seguridad y calidad. Al comprender la función protectora de la cutícula y seguir prácticas de almacenamiento adecuadas, puedes disfrutar de huevos frescos y seguros sin necesidad de lavarlos ni refrigerarlos. Mantener la integridad natural del huevo es clave para prevenir la contaminación y disfrutar de este alimento básico en su mejor estado.
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PARA SABER MÁS
¿Son mejores los huevos criollos o los blancos industriales? De acuerdo con el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), el color del cascarón de huevo obedece única y exclusivamente a factores genéticos de las aves. En otras palabras, las gallinas con plumaje blanco ponen huevos blancos, mientras que las de plumas color marrón, pondrán huevos de color marrón.
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Lo anterior, sin embargo, no incide en los nutrientes del producto. Ambos son fuente importante de fósforo (necesario para que el cuerpo lleve a cabo muchos procesos químicos importantes), zinc (que ayuda al sistema inmunitario en su lucha contra virus y bacterias), hierro (materia prima de la hemoglobina) y yodo (el cual controla el metabolismo del cuerpo).