Exquisita y muy valorada en la cocina tradicional mexicana, la nata de leche es el tradicional complemento del pan en las mañanas, así como la materia prima de diversos platillos.
A pesar de que su popularidad se ha visto opacada ante la llegada de productos industriales como mermeladas, cajetas y cremas elaboradas a base de semillas, la también llamada gordura de leche se mantiene como una golosina clásica entre las familias, pues es rica en materia grasa. Entonces, ¿qué tan saludable es incluirla en nuestra dieta?
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ALIMENTO CALÓRICO
En primer lugar, debemos considerar que la nata únicamente se puede formar con leche de vaca. Esta se produce de manera espontánea a partir del reposo prolongado de la leche hervida. Durante este tiempo, los glóbulos de grasa, por su menor densidad, suben a la superficie y facilitan su separación del resto de componentes lácteos.
Así, la capa blanca que se forma en la superficie está constituida por grasa, proteína y lactosa, combinadas en una pequeña proporción de agua, lo cual la convierte en un alimento altamente calórico.
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Al igual que todos los productos lácteos, es rica en ácidos grasos saturados y colesterol, por lo que la recomendación es consumirla con moderación, de lo contrario, puede favorecer la arteriosclerosis, factor que desencadena diferentes enfermedades cardiovasculares.
Cuando se disfruta de este alimento con moderación, su aporte nutricional es óptimo. La nata es seis veces más rica en vitamina A que la leche entera de la que procede. Del mismo modo, destaca su aporte de vitamina D, su presencia de calcio y proteína, que son menores en comparación con su producto de origen.
Muchas personas suelen acumular la nata poco a poco en el refrigerador, entre las diferentes ocasiones que se hierve la llamada leche bronca. Así, el consumo es ocasional y el deleite es mayor.
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DIFERENTES FORMAS DE DISFRUTARLA
Por costumbre, la nata se utiliza pura y directa como acompañante del pan. Son famosos los bolillos con nata y azúcar, así como las conchas rellenas de nata. De hecho, estos postres forman parte de menús gourmet por lo difícil que es obtenerla.
Destacan también las gorditas de nata, un antojito callejero y de mercados que impregna las calles con su delicioso aroma. Son baratas y fáciles de hacer; la recta únicamente lleva nata, harina y azúcar.
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Algunos platillos más elaborados como pastas y cremas calientes también la utilizan, pero son pocos los restaurantes que utilizan la nata pura.
Hoy día es fácil adquirirla empaquetada, lo cual implica una reducción de sus beneficios nutricionales, así como un cambio de sabor y la ingesta de conservadores.