En el fascinante mundo de la relojería, hay un detalle curioso sobre cómo se representa el número cuatro en muchos relojes famosos, como el que se ubica en la antigua capilla Real de Indios, en la capital de Tlaxcala.
Lee más: ➡️La Virgen Conquistadora, la advocación mariana que Cortés entregó en Tlaxcala
En este, se utilizan números romanos para indicar las horas, pero el cuatro se escribe como IIII en lugar de IV. Aunque pudiera parecer un error, lo cierto es que esta particularidad tiene razones históricas que lo avalan.
➡️Suscríbete a nuestro Newsletter y recibe las notas más relevantes en tu correo
NUMERACIÓN ETRUSCA
La numeración romana tiene sus raíces en la etrusca, y antes de que los romanos adoptaran su sistema, el número cuatro se escribía como IIII.
LA MITOLOGÍA
Sigue leyendo: ➡️Ganas de masticar hielo, ¿un signo de anemia?
Aunque los romanos ya tenían su propio sistema numérico, muchos continuaron usando IIII en lugar de IV. En latín, IV son las dos primeras letras del nombre del dios Júpiter (IVPITER), y se consideraba inapropiado utilizar las iniciales de una deidad para un número.
EL REY SIEMPRE TIENE LA RAZÓN
No dejes de leer: ➡️“San Juan cuaja y Santiago raja”, ¿qué significa esta expresión que anuncia la temporada de chiles en nogada?
La historia cuenta que el rey Luis XIV de Francia encargó un reloj para el Palais de la Cité (actual Conciergerie de París). Al ver el reloj, el rey criticó al relojero por escribir el cuatro como IV en vez de IIII. Aunque el relojero señaló el error, el rey respondió: "El Rey nunca se equivoca", obligando a cambiar el diseño. Desde entonces, muchos relojeros adoptaron esta práctica. Incluso hay una leyenda que dice que el rey ordenó ejecutar al relojero, lo que llevó a otros a usar IIII para evitar su destino.
OTROS MOTIVOS
Te recomendamos: ➡️Palo santo: ¿Qué es y cómo aprovechar sus beneficios?
Las teorías modernas sugieren que la razón detrás del uso de IIII en lugar de IV es estética. Escribir IIII crea una simetría armónica con el VIII en el lado opuesto de la esfera del reloj.
Cualquiera sea la razón, es un detalle que se encuentra en algunos de los relojes más famosos del mundo, como el reloj de La Puerta del Sol, el del número 200 de la Quinta Avenida, y Mont des Arts en Bruselas. También es común en marcas reconocidas como Raymond Weil, Frederique Constant e Ingersoll.