Mariana Isabel Valdés, jefa de la carrera de Nutriología de la Facultad de Estudios Superiores (FES), de la UNAM, explicó que al comer rápido, en primer lugar, no le damos tiempo a las hormonas producidas en el estómago y el intestino para enviar las señales al cerebro que ya es suficiente.
En consecuencia comemos de más, es decir, aunque el organismo ya sació sus necesidades, seguimos comiendo sin parar. “Esto pasa porque has alterado la señalización del hambre y saciedad entre el estómago, el intestino y el cerebro”, explicó la experta a Gaceta UNAM.
Agregó que además, al tener mucha hambre, no somos capaces de decidir objetivamente qué es más saludable, por lo que terminas recurriendo a la comida rápida o chatarra.
¿QUÉ DEBES HACER?
Mariana Valdés recomienda ingerir tres comidas genéricas al día, más dos colaciones.
Debes dejar pasar cuatro horas entre cada una, pues ese tiempo de ayuno permite al organismo usar las reservas de energía acumuladas en forma de grasa.
Por el contrario, “si todo el tiempo ingieres alimentos, es decir, picoteas todo el día, no le das espacio a tu organismo para usar las reservas de energía en esos períodos de ayuno”, recalcó.
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