“Cuando el tecolote canta, el indio muere”, dice el refrán, pero ¿te has preguntado de dónde proviene? La creencia popular de que estos animales anuncian la muerte de las personas tiene origen en la mitología prehispánica.
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De acuerdo con la Biblioteca Cervantes, el dios Tezcatlipoca poseía un nahual conocido como Youaltepuztli o “Hacha nocturna”, clasificado dentro de los hombre-búho o tlacatecolotl, quien gustaba embrujar, hacer el mal o traer malos presagios.
Por otro lado, los enormes ojos de estas aves y sus sensibles oídos son un tradicional símbolo de cuidado en diferentes culturas. En China, por ejemplo, anuncian calamidades a partir de la fábula según la cual los búhos jóvenes no aprenden a volar hasta que les han sacado despiadadamente los ojos a sus progenitores.
En occidente, hay quienes dicen que poseen gran sensibilidad y cantan con melancolía en el techo o árboles cercanos a una casa cuando perciben la enfermedad de una persona que ahí vive.
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No obstante, el canto de las aves rapaces nocturnas, técnicamente llamado "ulular", en realidad no es más que un llamado territorial tanto en machos como hembras cuyo alcance es de varias millas. Se trata, pues, de su único lenguaje.
De igual forma, pueden emitir sonidos más chillones cuando se sienten amenazados por algún depredador o cuando están en su etapa de reproducción, pero no dejan de ser inofensivos para los humanos.
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Cuando la creencia atenta a lo real
El temor escalofriante y supersticioso sobre estas criaturas es infundado y provocó la matanza de aves rapaces durante muchos años; de hecho, continúa vigente en gran parte del país, incluyendo Tlaxcala. Lo anterior, junto a la pérdida de hábitat, trajo como consecuencia que las diez especies de aves de la familia Strigiformes, endémicas de México, estén gravemente amenazadas.
Según la bióloga Jennifer Espinoza, las aves rapaces son importantes dispersores de semillas por los bosques y su valor ecológico es tan fundamental como el de los polinizadores.
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Finalmente, consideremos que los búhos, lechuzas y tecolotes son componentes muy importantes en la estabilidad de los ecosistemas, ya que regulan las plagas de ratas, ratones e insectos. Para darse una idea de la relevancia que tienen, consideremos que una lechuza común puede cazar hasta mil ratones al año.
Aunque formen parte del folklor ideológico del país, los tecolotes solo son parte de la biósfera, tan diversa que hasta el día de hoy sigue funcionando.