En torno a los gatos y el embarazo, ha surgido una creencia comúnmente extendida que señala a estos animales como un peligro para las mujeres en estado de gestación. La preocupación radica en el parásito Toxoplasma gondii, que puede causar la toxoplasmosis, una infección que, en casos extremos, podría tener efectos adversos sobre el feto. Pero, ¿realmente son los gatos un riesgo tan grande?
¿QUÉ ES EL TOXOPLASMA?
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La toxoplasmosis es una enfermedad infecciosa causada por el parásito Toxoplasma gondii. En la mayoría de los casos, las personas infectadas no presentan síntomas o solo experimentan síntomas leves, similares a los de una gripe.
Lo que está comprobado es que, si una mujer embarazada contrae toxoplasmosis por primera vez durante su embarazo, existe un pequeño riesgo de transmisión al feto, lo que podría causar complicaciones serias. Entre las afecciones más comunes está el nacimiento prematuro o el riesgo de aborto.
El parásito se encuentra en los intestinos de los gatos, y estos lo expulsan a través de sus heces. Sin embargo, la transmisión directa del parásito de un gato a un ser humano es poco común. La mayoría de las infecciones en humanos se adquieren por consumir carne cruda o mal cocida que contiene quistes del parásito, o al manipular tierra o alimentos contaminados.
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Aunque los gatos son los hospedadores definitivos del Toxoplasma gondii, no es necesario evitar el contacto con ellos durante el embarazo. Con una higiene adecuada y algunas precauciones, es completamente seguro convivir con gatos.
RECOMENDACIONES
- Limpieza de la caja de arena: Si estás embarazada, evita limpiar la caja de arena de tu gato. Si no puedes evitarlo, usa guantes y lávate las manos inmediatamente después. Es mejor que otra persona realice esta tarea.
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- Higiene personal: Lávate siempre las manos después de manipular alimentos crudos, trabajar en el jardín, o después de tocar objetos que puedan haber estado en contacto con heces de gato.
- Cuidados en la alimentación: Cocina bien las carnes y lava bien las frutas y verduras antes de consumirlas para evitar la exposición a toxoplasma por otras fuentes.
CONCLUSIÓN: ¿SON LOS GATOS UN PELIGRO?
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Los gatos no representan un gran riesgo para las mujeres embarazadas, siempre y cuando se tomen las precauciones adecuadas. La mayor parte del peligro proviene de otras fuentes, como alimentos contaminados. Con un manejo cuidadoso y buenas prácticas de higiene, es posible disfrutar de la compañía de tu gato sin preocuparte por la toxoplasmosis durante el embarazo.
Por lo tanto, no es necesario deshacerse de tu gato o mantenerte alejada de él. Con la información adecuada y las visitas constantes al ginecólogo puedes seguir compartiendo tu hogar con tu felino mientras cuidas de tu salud y la de tu bebé en camino.