La sandía es rica en nutrientes, como vitamina A, B, C y potasio, pero su verdadera fortaleza es el licopeno, pigmento antioxidante que da a la fruta su color rojo intenso.
Algunos estudios sugieren que el licopeno podría tener beneficios cardiovasculares como disminuir el riesgo de infartos cerebrales así como proteger en contra de diferentes tipos de cáncer, aunque hay poca evidencia al respecto.
Desde tiempos remotos la sandía ha estado envuelta en un gran dilema ya que aunque todo mundo cree que es una fruta también es considerada una verdura, esto porque pertenece a la familia botánica Curcurbitaceae, a la que pertenecen el pepino y la calabaza.
Respecto a su origen, es incierto, pues aunque se dice que es originaria de África, no se sabe exactamente la región en la que surgió.
Los antiguos griegos nombraron a la sandía como “pepon” y era utilizada por sus médicos como diurético y para tratar el golpe de calor en los niños.
Hace miles de años la sandía tenía un sabor más amargo y su pulpa era de color amarillo; con el paso de los años la sandía se volvió más dulce, lo que provocó que obtuviera su característico color rojizo, esto se debe a que el gen del color rojo de las frutas está pareado con el que determina el contenido de azúcar.
Es de señalar que recientemente, estudiantes del Centro Interdisciplinario de Ciencias de la Salud (CICS), del Instituto Politécnico Nacional (IPN) fabricaron un cereal con la cáscara de la sandía, esto con el fin de aprovechar la fibra de la fruta y crear alimentos más sanos.
EL DATO:
- México se colocó como el 10° productor de esta fruta a nivel mundial, lo que demuestra el poder que tiene el campo mexicano.
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