Las tunas son frutas imprescindibles en la dieta mexicana. Su jugosidad y aporte nutricional las hacen ricas en todos los sentidos. Además, gracias a la variedad genética de los nopales nacionales, pueden tener coloraciones diversas y muy atractivas.
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Así como el betabel, los frutos del nopal también presentan una coloración carmín cuando se producen betalaínas, un tipo de pigmento antioxidante en algunas plantas, dando origen a las deliciosas tunas rojas.
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Este pigmento en realidad es un metabolito secundario, es decir, un compuesto químico sintetizado por las plantas que cumple una función no esencial. En ese sentido, las tunas rojas no son muy distintas a las demás, estrictamente hablando.
El Opuntia ficus-indica es la cactácea que produce las tunas y en Tlaxcala la mayor parte de las áreas donde crece esta especie son silvestres, sólo el 6.62% son cultivadas, de acuerdo con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER). Altzayanca, Cuapiaxtla, Tlaxco, Calpulalpan, Terrenate y Totolac son los municipios de mayor distribución de ellas.
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BENEFICIOS
La tuna roja es un tesoro nutricional. Es una excelente fuente de vitamina C, vitamina A, calcio, magnesio, y potasio. Estos nutrientes son esenciales para el buen funcionamiento del cuerpo, contribuyendo a la salud de la piel, la visión, y los huesos, así como a la regulación de la presión arterial.
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La SADER ha determinado que la tuna roja posee una mayor concentración de azúcar, por lo que moderar su consumo es imperante.
Una de las características más notables de la tuna roja es su alto contenido de antioxidantes, particularmente las betalaínas. Estos compuestos ayudan a combatir los radicales libres en el cuerpo, reduciendo el riesgo de enfermedades crónicas como el cáncer y las enfermedades cardíacas.
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Gracias a su alto contenido de fibra, la tuna favorece una digestión saludable. La fibra ayuda a regular el tránsito intestinal, previene el estreñimiento y promueve un sistema digestivo saludable. Además, puede contribuir a la sensación de saciedad, ayudando en la gestión del peso.
La tuna roja posee propiedades antiinflamatorias naturales que pueden aliviar síntomas de condiciones inflamatorias como la artritis. Consumirla regularmente puede ayudar a reducir la inflamación y el dolor asociados con estas condiciones.
Finalmente, la tuna roja tiene un alto contenido de agua, lo que la convierte en una excelente opción para mantenerse hidratado, especialmente en climas cálidos. Además, las vitaminas y antioxidantes que contiene promueven una piel saludable, ayudando a mantenerla hidratada y a combatir los signos del envejecimiento.
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Ya sea verde, amarilla, naranja, púrpura o roja, la tuna es la fruta estrella de temporada. Aunque la época de cosecha inicia en abril, la mayor producción de tuna es entre julio y septiembre, periodo en que alcanza un mayor tamaño y calidad.
Además de consumir el fruto fresco directamente, la tuna sirve para elaborar agua fresca, mermeladas, miel, vino, alcohol y confituras como el queso de tuna.
En agua fresca, por ejemplo, tiene un beneficio doble, ya que suele acompañarse de limón o chía. Esta bebida favorece la digestión y es un potente antioxidante.
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La miel de tuna, por su parte, se obtiene cociendo la pulpa hasta que se deshace, se cuela y se regresa al fuego hasta que alcanza una consistencia similar a la miel de abeja. La jalea resultante se acompaña con pan y se disfruta con la certeza de que son pocas las calorías consumidas.
Por su parte, el queso de tuna es un postre prehispánico que se elabora de manera artesanal en algunas comunidades del país. Esta pasta dulce proviene del proceso de cocción del jugo concentrado de la tuna roja con azúcar.