“No hay mejor amigo que un peso en el bolsillo” y "el mejor pariente, un peso” son frases populares que caracterizan al refranero mexicano y la construcción de una sociedad donde los recursos económicos son necesarios para vivir bien.
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Más allá de la retórica, ¿el nombre del peso tiene algún significado especial? Como cualquier otra moneda, su valor e influencia en el mundo ha cambiado. A continuación, te contamos su historia.
LA HISTORIA DE LA MONEDA MEXICANA
De acuerdo con la Guía de Forasteros y repertorio de conocimientos útiles, de Juan Nepomuceno Almonte, el origen del peso se remonta a la época de la colonización española, cuando se estableció la Casa de Moneda de México en 1535.
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La primera moneda que se acuñó fue el Real, que contenía 27 gramos y medio de plata y sustituyó al antiguo sistema de cambio, donde las mercancías se pagaban con semillas de cacao.
Por más de 300 años los pobladores del actual territorio mexicano emplearon esta moneda, pero el gobierno de Benito Juárez la cambió en 1863, momento en el que comenzó a ganar reconocimiento internacional por su alto valor en metales preciosos.
Para ese entonces, se acuñaron piezas de veinte, diez, cinco, dos y medio, y un peso de oro y un peso, cincuenta, veinticinco, veinte, diez y cinco centavos de plata.
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¿DE DÓNDE VIENE EL NOMBRE DE “PESO”?
En el año 1535 se conoció en México únicamente la moneda labrada en España, sin embargo, en algún punto dejó de ser suficiente para el pueblo cada vez más numeroso, de manera que los comerciantes se valían de plata sin labrar, haciendo piezas pequeñas de un peso convenido.
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Los pagos se hacían “al peso” de una unidad de plata y oro, en otras palabras, el valor nominal de las monedas equivalía al valor al que podía venderse el metal que contenían.
De acuerdo con el Banco de México, el gobierno posrevolucionario tuvo la necesidad de adaptar a los nuevos tiempos la ley monetaria y surgió un torrente de monedas en las que empezaron a predominar los metales industriales.
Durante un siglo se mantuvieron estables las transacciones con pesos de bronce y cobre, pero en la década de los 90, en un intento por controlar la inflación y estabilizar la economía, se introdujeron los "nuevos pesos" con un valor equivalente a mil pesos antiguos, lo que representó un nuevo cambio en la economía mexicana.
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Las nuevas monedas fueron bimetálicas. La de diez pesos tiene el centro de plata y las monedas de cinco, dos y un peso son de cuproníquel y bronce aluminio. Más tarde, se cambiaría el centro de plata de la moneda de diez pesos por un metal industrial, que son las que utilizamos actualmente.
¿Y LOS BILLETES?
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Con el nacimiento del peso, a partir del siglo XIX, se renovaron las formas de pago por servicios y mercancías. Pero, a diferencia de las monedas, se necesitaron muchos años y varios intentos para que los billetes fueran aceptados y utilizados como medio de pago en el país, debido a que su respaldo no era tangible para los portadores.
Durante esos años, se introdujeron diferentes formatos de papel moneda que, lejos de ayudar a agilizar servicios, promovieron la desconfianza de la población. No fue hasta 1969 que se abrió un nuevo capítulo en la historia del billete nacional, debido a que ese año inició sus actividades la Fábrica de Billetes del Banco de México.
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A partir de lo anterior se renovó la historia de los billetes mexicanos, hecha con el respaldo tecnológico de su momento y conforme a diseños, iconografía y concepciones distintas a las prevalecientes hasta entonces.
RELACIÓN DEL PESO Y OTRAS MONEDAS
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El peso mexicano es la octava moneda más negociada en el mundo, la más negociada de América Latina y la tercera más negociada en toda América.
En el mercado mundial de divisas destacan como las más negociadas el dólar estadounidense, el euro, el yen japonés, la libra esterlina, el dólar australiano, dólar canadiense y el yuan chino.