Miguel N. Lira describió a Tlaxcala como el lugar “donde crecen los tepozanes”, pues muchos caminos rurales de nuestra entidad están rodeados por estos árboles autóctonos, cuyo valor va más allá de lo estético.
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El tepozán (Buddleja cordata) es una especie con múltiples usos medicinales y en la guía “Plantas Medicinales en el Valle de México” publicado por el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) se indican algunos de ellos.
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USO MEDICINAL DEL TEPOZÁN
En primer lugar, las hojas de esta planta se utilizan como lienzos sobre la piel para tratar problemas dermatológicos como ronchas, granos, heridas e inflamación. La forma tradicional de prepararlas es hervirlas en agua, esperar a que enfríen y luego colocarlas sobre la zona afectada.
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Otro uso es como digestivo y diurético, para este caso se bebe la infusión de la corteza. Y, para reducir la fiebre, se aplican las hojas machacadas y revueltas con manteca sobre el estómago hasta que la temperatura disminuya.
Para el caso de su uso como analgésico también se bebe la infusión, pero de la raíz de la planta.
Por otro lado, el tepozán se administra de forma oral para tratar problemas digestivos como espasmos, infecciones estomacales, males gástricos y afecciones como úlcera.
Las hojas de este árbol también se emplean en baños de posparto. En algunas regiones se le agrega a la cocción mirto, metatera, laurel y la llamada hierba del aire.
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¿CÓMO RECONOCER UN TEPOZÁN?
Es un árbol de hasta 10 m de altura. Sus hojas miden entre 10 y 15 centímetros de largo, son anchas en la base y delgadas hacia la punta. La hoja por arriba se ve verde y por abajo blanca debido a que tiene numerosos pelitos. Sus flores huelen mucho y son de color amarillo.
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UN DATO CURIOSO
Las abuelitas dicen que pararse debajo del tepozán es peligroso porque sus gusanitos te miden y ya no creces. Esos gusanitos que protagonizan la creencia popular son los Acronyctodes mexicanaria, un tipo de oruga muy delgada color verde o amarillo con negro conocida comúnmente como medidor u oruga de tepozán.