[Video] Conserva Tizatlán arcaico monolito

La pieza arquitectónica fue hallada hace 50 años y se encuentra junto a la Capilla Abierta de la comunidad

Fabiola Vázquez | El Sol de Tlaxcala

  · martes 30 de agosto de 2022

Hace 50 años, mientras Raúl Paredes e Irene Hernández excavaban en su propiedad encontraron el monolito. Foto: Archivo | El Sol de Tlaxcala

Han transcurrido 50 años desde el descubrimiento de un monolito con altura superior a los dos metros, en la comunidad de Tizatlán, municipio de Tlaxcala. Lo curioso de este hecho es que no lo encontraron arqueólogos o especialistas, sino que fue una pareja la descubridora de la pieza en su domicilio.

Este hecho fue publicado oportunamente por el Diario de los Tlaxcaltecas hace cinco décadas.

Actualmente, la comunidad mantiene la joya arquitectónica, como fue denominada en ese momento. Se encuentra a un costado de la Capilla Abierta y no hay restricciones o costos para poder admirarla. Aquí te contamos más de este acontecimiento registrado en mayo de 1972 en las páginas de El Sol de Tlaxcala.

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PERDURA MONOLITO

A un costado de la Capilla Abierta en la zona centro de Tizatlán, a 14 minutos del Centro Histórico de Tlaxcala, se encuentra un monolito con altura de 2.20 metros, 50 centímetros de ancho y un peso aproximado de 500 kilogramos. La pieza fue denominada “Dios Jaguar de Molinatla” y, en ese entonces, el hecho fue calificado como el mayor descubrimiento arqueológico.


El hallazgo fue el 22 de mayo de 1972, a cargo del matrimonio conformado por Raúl Paredes e Irene Hernández, quienes excavaban en su propiedad para sacar tierra para la elaboración de tabiques, en el barrio de Molinatla.

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Los propietarios notificaron a las autoridades sobre la existencia del monolito, que es un bloque de roca de gran tamaño de composición homogénea, puede ser formado de manera natural o realizado por el hombre.

Para verificar el hecho, ese mismo día acudió el entonces gobernador del estado, Luciano Huerta Sánchez, así como el delegado de Turismo, Crisanto Cuéllar Abaroa, quienes dieron instrucciones para que la escultura prehispánica fuera extraída cuidadosamente de su tumba y llevada a un lugar apropiado en Tizatlán para ser exhibido.

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El hecho causó expectación entre los vecinos, quienes acudieron para testificar el acontecimiento, uno de ellos fue el profesor Adrián Sánchez Ávila, originario y vecino de esta comunidad, quien compartió su experiencia con este Diario.

Mencionó que el traslado del monolito a la zona centro fue toda una fiesta pues, como procesión, recorrieron las calles para arribar a la Capilla Abierta que data del siglo XVI.

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El teponaxtle encabezó la romería, hubo repique de campanas de la Capilla Abierta, cohetes y música, el entusiasmo y el ánimo de la gente era mucho, el traslado se hizo en una unidad pesada de una empresa que prestaba sus servicios en la obra del puente colgante, para ayudar con sus grúas para colocar el monolito en la zona centro, dijo.

Recordó que, tras las tardadas maniobras, el maestro Desiderio Hernández Xichitiotzin, que en ese momento fungió como representante del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), dio un mensaje a los asistentes, donde destacó que la pieza es de la cultura Olmeca y porque su dios principal es el jaguar, determinó llamar a la pieza “Dios Jaguar de Molinatla”. No obstante, en la placa de información lo denominan “El Tigre de Molinatla”.

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Su relato lo respaldan las publicaciones de El Sol de Tlaxcala, las cuales es posible consultar a la fecha en los archivos de mayo de 1972 situados en la hemeroteca de sus instalaciones.


El 23 de mayo de 1972 fue publicada la nota informativa titulada “Un matrimonio encuentra un ídolo de piedra de 2 metros 20 centímetros”, así como el espacio de opinión “Abre una interrogante el ídolo de piedra hallado en Tizatlán”, firmada por José García Sánchez, cronista de Huamantla, polígrafo y autor de numerosos libros sobre su tierra natal. Además, el 29 de mayo de ese mismo año fue publicada
“En romería se llevó a Tizatlán el ídolo Dios Jaguar de Molinatla”.

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EL MAYOR HALLAZGO DEL SIGLO

El monolito Dios Jaguar de Molinatla se encuentra adosado en el muro norte de los anexos de la Capilla Abierta, representa a un personaje de pie, con los brazos en los costados y las piernas separadas, ligeramente flexionadas, en la mano izquierda lleva, al parecer, una pelota. Los rasgos de la cara, manos, piernas y cabello, fueron realizados con el uso de abrasivos e incisiones.

Además, cuenta con una larga cabellera que cae en la espalda y llega a las piernas. La nariz está achatada por la acción del tiempo, se aprecia la arquería de los ojos, profundos y agrandados, además cuenta con comisuras extensas de los labios, lo que denota que pudo ser un predicador.


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Incluso, se mencionó que la escultura de piedra constituye una pieza manufacturada por los teochichimecas o tlaxcaltecas, prácticamente un sumo sacerdote, quienes debían tener cabellera larga, eran representantes de los dioses en su época y la pieza es arcaica, de mucho antes de la llegada de los españoles.

Por lo tanto, el hallazgo fue calificado como un tesoro arqueológico y el más grande del siglo, pese a que los franciscanos, por elevar el cristianismo, destruyeron todo lo relacionado a la idolatría y presencias artísticas.

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La pieza fue denominada “Dios Jaguar de Molinatla” y, en ese entonces, el hecho fue calificado como el mayor descubrimiento arqueológico. Foto: Archivo | El Sol de Tlaxcala

RESISTE EL PASO DE LOS AÑOS

Pese a estar expuesto a las inclemencias del tiempo, como la lluvia, viento e intenso sol, el monolito ha resistido el pasar de los años y no registra un desgaste importante, lo que se atribuye a que fue elaborado en una piedra muy dura.

La pieza arqueológica no cuenta con algún tipo de protección, pues colocar un techo o alguna vitrina rompería con la estructura original de la Capilla Abierta, externó Adrián Sánchez.

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Dijo que las nuevas generaciones conocen la historia del monolito hallado en Tizatlán hace 50 años, pero lamentó que la mayoría de los visitantes sean originarios de Puebla.

Además, reveló que la zona arqueológica se encuentra en malas condiciones, pues hay jardineras rotas y deterioradas y la presencia de basura da mala imagen.

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La comunidad de Tizatlán enfrenta el reto de conservar el área, los vecinos estamos pendientes del monolito y la zona arqueológica, pugnamos para que se mejoren los espacios y se dé a conocer la cultura local, estamos preparando, en coordinación con la presidencia de comunidad, un evento por el 501 aniversario de la muerte de Xicohténcatl Axayacatzin el próximo 12 de mayo, apuntó.

Finalmente, aseveró que, en estos 50 años del hallazgo, no ha surgido alguna propuesta para cambiarlo de lugar, pues es parte de Tizatlán.

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DESAPARECEN ESTATUA

Aunque no hay una fecha exacta, se estima que fue hace ocho o 10 años que la comunidad de Tizatlán sufrió la desaparición de la estatua de Xicohténcatl que se encontraba en la zona arqueológica, específicamente junto a la Capilla Abierta en la zona centro.

De acuerdo con información de Adrián Sánchez, quien ha desempeñado cargos de elección popular en la comunidad y se ha dado a la tarea de difundir la historia local, la estatua fue elaborada en bronce y medía aproximadamente 1.10 metros de altura, la cual fue colocada sobre un pedestal de piedra.

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Explicó que dicha estatua fue la propuesta para elaborar la pieza que se encuentra en las Escalinatas de los Héroes en la ciudad de Tlaxcala.

Por lo tanto, las autoridades estatales, municipales y del patronato “Pro-monumento a Xicohténcatl Axayacatzin”, determinaron donar a la comunidad de Tizatlán la escultura del autor Ernesto Tamariz, que fue el modelo de la pieza que se aprecia en la parte alta de las escalinatas.

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Lamentó que también fuera robada la placa de la estatua, pues precisaba la fecha de su instalación.

Respecto al robo, señaló que no hubo detenidos, pues nadie supo nada y hasta la fecha no tienen indicio de la estatua, la cual aún permanecía en su lugar en 2012, de acuerdo con versiones de los vecinos de Tizatlán.

EL MONOLITO

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  • El hallazgo de este ejemplar fue calificado como un tesoro arqueológico y el más grande del siglo, pese a que los franciscanos, por elevar el cristianismo, destruyeron todo lo relacionado a la idolatría y presencias artísticas.

La zona arqueológica de Tizatlán se compone por el área de servicios, altares policromos del año 1100 a 1200 D.C., el templo de San Esteban Mártir y la Capilla Abierta del siglo XVI.

  • 2 metros con 20 centímetros de altura, 50 centímetros de ancho y 500 kilogramos tiene el monolito.

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