La Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) se pronunció en contra de la regularización de los autos “chocolate”, porque ello agravaría la crisis en la industria automotriz mexicana donde la venta de autos ligeros bajó 8% y la de vehículos pesados se redujo 9% en el primer semestre de 2018.
En su mensaje semanal, el presidente del organismo, Gustavo de Hoyos Walther, comentó que durante el último año las tres marcas con mayor presencia en México experimentaron una caída considerable en sus ventas, de 16% en el caso de Nissan; de 13.2% para General Motors y 22%, en el caso de Volkswagen.
El panorama adverso para esa industria se explica por la incertidumbre asociada a la renegociación del Tratado de Libre Comercio (TLC) y las elecciones en México, así como por el aumento a las tasas de interés y la volatilidad cambiaría.
No obstante, aclaró que especialmente le afectan los programas de inspiración política para la regularización de vehículos internados ilegalmente al país -denominados autos chocolate-, “una propuesta que ha esbozado el futuro gobierno federal, en el sentido de recorrer 30 kilómetros hacia el sur las aduanas de la frontera norte para crear de forma repentina una zona franca”. Advirtió además que varios gobernadores han propuesto regularizar estos vehículos a través de un engomado que les permita circular. “Nuestro más enérgico rechazo a estas medidas de clara orientación política”.
De acuerdo con el líder, la comercialización de los vehículos “chatarra” representa 10.05% de las ventas totales de vehículos en México. Esta medida sería contraproducente sobre todo en los estados fronterizos, ya que 68% de los vehículos importados usados durante el primer semestre se concentraron en la zona fronteriza, lo que explica que, en esa zona, la caída en las ventas de vehículos fue de 20% frente al 8% nacional.
Por su parte, el director de los Programas Académicos de Negocios Internacionales en el Tec de Monterrey de Santa Fe, Ciudad de México, Manuel Valencia, pidió considerar a las personas de escasos recursos, por ejemplo campesinos, quienes no pueden comprar vehículos nacionales nuevos ni tampoco usados.