Un traje formal no es sólo una declaración de estatus o un requerimiento social, también es una muestra de la personalidad, empodera y diferencía a quien lo porta.
El relato de Diego Gómez Bugallo, creador y CEO de la empresa mexicana BUGALLO, muestra que sólo hace falta trabajo y un acercamiento de esfuerzo y humildad hacia la vida para lograr crear algo de valor.
Este emprendedor tendrá sólo 23 años, pero sabe bien que el buen vestir nunca pasa de moda, sólo hace falta traerlo al siglo XXI.
Bugallo se especializa en la confección de trajes y camisas para caballero a domicilio a precios competitivos a través de un sistema de citas web.
A cada cliente la empresa le entrega una experiencia de asesor de moda y le permite la total personalización de las prendas, desde los botones hasta las solapas, pasando por el tipo de tela y la calidad del mismo. Todo en sólo 20 días, cuando un trabajo parecido con un sastre tradicional requiere más de una cita para tomar medidas y ajustes, y más de un mes de espera.
Comenzó en 2016 como una micro empresa dedicada a la confección y venta de pañuelos mientras Diego realizaba un intercambio estudiantil en Barcelona, España, luego de que él mismo aprendió a confeccionar sus pañuelos gracias a un video en YouTube.
Quería empezar a vestir un poco más formal, me daba cuenta que las personas de éxito iban bien vestidas y que específicamente las que tenían un pañuelo podían llamar un poco más la atención
Bugallo
"Me di a la tarea de buscar un pañuelo de vestir para mí, pero ninguno de los que encontraba me acomodaba, primero por el precio que yo podía pagar o por los diseños. Entonces busqué en YouTube videos de cómo hacer un pañuelo y pensé que no era tan difícil. Entonces lo vi y agarré una camisa de mi armario que ya no me quedaba corté el cuadrado en la espalda y lo tejí a mano", explica.
Los pañuelos que Diego comenzó a confeccionar a mano y con telas españolas e italianas los comercializaba mediante la plataforma de venta por Internet Etsy, especializada en productos artesanales para clientes principalmente ubicados en México y Estados Unidos.
Con el poco dinero que Diego ganaba no se hacía millonario, según platica, pero la inversión quedaba cubierta y, sobretodo, comprendió el potencial de un negocio basado en la sastrería, pero iba a requerir de mucho trabajo.
A LA MEDIDA
Al regresar a México, Diego decidió que quería adquirir el conocimiento necesario para hacer despegar su negocio, por lo que procedió a hacer lo más sencillo: aprender de quienes saben.
Con un trabajo de mostrador de medio tiempo en una tienda de Massimo Dutti –propiedad de la multinacional Inditex, también propietaria de marcas como Zara, Pull & Bear y Bershka–, este emprendedor se empapó de los conceptos clave de la sastrería y, principalmente, de la importancia de la atención al cliente.
Aprendí bastante, los tipos de tela, los tipos de traje, la atención al cliente y a partir de eso me enfoqué mucho en la atención que ahora tengo, personalizada, y la calidad de los trajes Bugallo
Al inicio, Diego acudía a tomarle las medidas a sus clientes y luego con un sastre local en Querétaro los mandaba a hacer. Sin embargo, la calidad y el precio no se acomodaban a la propuesta de valor que buscaba.
Fue entonces cuando una maquiladora china –de la cual se reserva el nombre– lo contactó vía Instagram y le ofreció asociarse. Diego les mandaría las medidas de sus clientes, preferencias en cuanto a solapas, puños, botones, bolsillos telas, y la maquiladora enviaría el traje en menos de 20 días.
"Lo que me cayó del cielo, por así decirlo, es que una empresa en Asia me contacta mediante correo electrónico que lo sacaron de mi Instagram diciendo que ellos tienen una maquiladora de trajes y les gustaría ser mi sastre.
"Al pensar que es una empresa de Asia la que nos produce en China lo primero que te viene a la mente es baja calidad o chafa, pero vemos que esto es completamente erróneo porque los trajes que nos ofrecen son de mejor calidad que muchos sastres", asegura.
Ya con un proveedor establecido, y una marca registrada ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual (IMPI), Bugallo comenzó este 2018 a vender sus trajes y camisas y a ganarse la confianza de abogados, financieros, graduados y oficinistas en las ciudades de México y Celaya, quienes buscan un traje diferente al que pueden encontrar en el aparador de una tienda en un centro comercial.
CENTÍMETRO A CENTÍMETRO
Durante su trabajo para Massimo Dutti, Diego aprendió las penas por las que pasa el hombre común para obtener un traje decente, a buen precio y que le ajuste bien, pues en promedio un hombre puede visitar hasta cinco tiendas y gasta más de cuatro horas para encontrarlo.
Ahorrarle este calvario a las personas y al mismo tiempo darles un traje que se ajuste a sus medidas y gustos, en la comodidad de sus casas y oficinas, es el negocio de Bugallo.
"Me di cuenta que la gente sufre porque cada cuerpo es diferente, me llegaban personas con sobrepeso, que es común en México, y tenían que comprar un saco que les quedara grande de las mangas, largo y ancho de los hombros, sólo para poder cerrar un saco.
"Cuando los atendemos en lo que más nos tardamos es en platicar, porque queremos saber para qué quieren el traje y qué es lo que quieren expresar. Es muy importante para nosotros ofrecer este servicio de asesor de moda, de decirle qué le puede quedar mejor de acuerdo a su complexión física y lo que quiere expresar porque le hacemos saber que nos importa cómo les queda", dice.
Según explica Diego, lo que la empresa busca es que los trajes logren transmitir la personalidad de las personas y, en particular, que éste se ajuste a la infinidad de formas y tamaños del hombre común, pero también hacerle entender al cliente que un traje hecho a la medida es posible.
"La mentalidad que se tiene de no querer ir a un sastre es que tienes la idea de que es aburrido o algo que hacían tus abuelos, o piensas que no es necesario. Trato de rescatar la tradición y hacerle saber a la gente que te cuesta prácticamente lo mismo comprar un traje en una tienda que personalizarlo a tu gusto", dice.
Con un crecimiento rápido, prefiere tomarse su tiempo para no errar el camino, según dice Diego. Bugallo está en la búsqueda de más representantes de la marca en las ciudades importantes del país, y que logren transmitir la experiencia al cliente de "asesor de modas" que la marca busca.
En la medida en que la empresa haga crecer su planilla de representantes podrá atender mayor demanda y crecer más rápidamente.
"Lo que estamos incubando es la gestión de talento a tener estos agentes de ventas en ciudades grandes para poder satisfacer la demanda, no estamos buscando capital. Estamos creciendo poco a poco y hemos aumentado las ventas considerablemente desde que comenzamos en junio y lo único que nos falta es meterle más publicidad de marketing digital.
Esto comenzó de un hobby de hacer pañuelos para mí mismo y venderlos sólo por diversión. Nunca antes me había interesado en un negocio de alta costura o me había dirigido al área textil.Cuando comencé la carrera quería poner gimnasios, después un restaurante, un bar y luego un antro, pero una persona emprendedora tiene que tener la mente por todos lados y pasar por esa etapas para llegar a su idea que realmente pega
Bugallo