KIEV. La Unión Europea (UE) y los países del G7 impusieron un precio máximo al petróleo ruso para limitar los recursos de la invasión de Ucrania, privada en gran parte de luz y calefacción por bombardeos que el presidente ruso, Vladimir Putin, considera “necesarios e inevitables”.
El acuerdo alcanzado en Bruselas impone un tope de 60 dólares por barril de petróleo exportado por Rusia y entrará en vigor el lunes junto a un embargo de los 27 países del bloque al crudo ruso.
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La medida rige igualmente para las pólizas firmadas por compañías navieras con aseguradoras europeas, que controlan la mayor parte de ese mercado.
La UE busca así limitar los ingresos obtenidos por Rusia, segundo exportador mundial de petróleo, gracias a sus exportaciones a países como China e India.
El bloque europeo pretende con ese arsenal de iniciativas, que se suman a los embargos sobre el crudo ruso impuestos hace varios meses por Estados Unidos y Canadá, mermar la financiación de la guerra de Ucrania.
Tras el acuerdo, los países del G7 y Australia acordaron limitar el precio del petróleo ruso a 60 dólares por barril.
El acuerdo aguardaba la decisión de Varsovia, que ayer dio luz verde al precio. Estados Unidos saludó el acuerdo, que golpeará la “máquina de guerra” rusa.
Tras el anuncio, los precios del crudo cayeron ligeramente. El barril de Brent del mar del Norte para entrega en febrero perdió 1.50 por ciento, a 85.57 dólares, en Londres.
En tanto, el West Texas Intermediate (WTI) para entrega en enero cedió 1.50 por ciento, a 79.98 dólares en Nueva York.
Los bombardeos rusos de las últimas semanas se concentraron en la infraestructura energética del país, en represalia por los reveses militares de Moscú.
El último ataque tuvo lugar el 23 de noviembre y dejó a millones de ucranianos sin electricidad ni agua, en momentos en que el invierno empieza a hacerse sentirse con rigor.
Putin estimó que esos bombardeos se han hecho “necesarios e inevitables ante los ataques provocadores de Kiev”, informó el Kremlin al dar parte de una conversación telefónica entre el mandatario ruso y el jefe del gobierno alemán, Olaf Scholz.
Según Putin, Kiev es responsable de las explosiones que destruyeron parcialmente el puente ruso de Crimea y por lo tanto Moscú está en su derecho de bombardear infraestructuras de Ucrania.
Las autoridades ucranianas advirtieron el lunes pasado que esperaban una nueva ola de bombardeos rusos.
Hay que encontrar “una solución diplomática lo más rápido posible, lo que implica la salida de las tropas rusas”, dijo Scholz durante la llamada, según la cancillería alemana.
Putin, que lanzó su ofensiva el 24 de febrero, volvió a quejarse del apoyo financiero y militar que Occidente da a Ucrania, que ha permitido a las fuerzas de Kiev infligir humillantes derrotas a Rusia.
Las fuerzas rusas tuvieron que retirarse del norte del país en abril, de una parte del noreste en septiembre y se replegaron de una zona del sur en noviembre.
La posición de Occidente es “destructiva”, ya que por el apoyo político, financiero y militar occidental, “Kiev rechaza la idea de cualquier negociación”, afirmó el Kremlin.
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El presidente estadounidense, Joe Biden, dijo el jueves que estaba “dispuesto a hablar” con Putin, pero únicamente si el lider ruso buscaba “una manera de terminar la guerra” y retirar sus tropas del país.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, señaló que Rusia rechazaba esas condiciones. “La operación militar especial va a continuar”, insistió, utilizando la terminología oficial de Rusia para referirse a la ofensiva en Ucrania.