El regreso a clases es después de la época decembrina la mejor temporada de ventas para la industria del vestido. Este año, con millones de estudiantes tomando clases en sus casas, no será así.
La Cámara Nacional de la Industria del Vestido (Canaive) vive "una historia de terror", expresó su presidente Víctor Rayek Mizrahi.
"La de uniformes escolares representa mucha más venta que la ropa de caballero en el día del padre y que la ropa para dama en el día de la madre", dijo en entrevista con El Sol de México.
El lunes pasado, 30 millones de estudiantes de educación básica iniciaron el ciclo escolar 2020-2021 a través de plataformas digitales para atender las medidas de confinamiento por la pandemia.
Este regreso a clases sin uniformes provocó un recorte de 20 por ciento en la producción de la industria, que en esta temporada estaba casi totalmente dedicada a fabricar esos artículos.
La ocupación del personal se redujo a 40 por ciento, pero paga salarios al 100 por ciento, por lo que han tenido que recurrir a la rotación de los trabajador, agregó.
Hay entidades federativas que lanzan concursos abiertos a las empresas de la industria para elaborar los uniformes de las distintas escuelas públicas pero muchos de estos procesos están suspendidos.
De acuerdo con el diagnóstico del dirigente, la coyuntura no sólo ha disminuido la producción, 45 mil personas en la industria perdieron su trabajo, es decir 12.6 por ciento. Sólo de mayo a junio casi ocho mil 500 empleos fueron suprimidos.
Así, al sexto mes del año el sector tenía 287 mil 278 trabajadores registrados ante el Seguro Social.
La industria del vestido que antes aportaba 2.1 por ciento del PIB manufacturero, hoy contribuye con 1.8 por ciento.
En lo que va del año la caída del sector ha sido de 7.3 por ciento, “la mayor contracción de la industria de la década”.
A los efectos económicos de la pandemia, dijo, se suman factores como la ilegalidad de la venta informal, el contrabando y un mal uso de programas sectoriales.