Standard & Poor's advirtió que en el plan de negocios de Pemex no está clara cuál sería la respuesta frente a un escenario de sobrecostos o retrasos en la construcción de la refinería Dos Bocas, en Tabasco.
En un reporte sobre la estrategia presentada la semana pasada, la calificadora señaló que no está claro si Pemex reasignaría recursos de otras divisiones para terminar el proyecto, si el gobierno otorgaría apoyo adicional, o si la petrolera exploraría otras fuentes de fondeo.
El proyecto plantea que la refinería tendrá una capacidad de 340 mil barriles por día y un presupuesto de alrededor de 160 mil millones de pesos, para concluir la construcción en 2022.
“No tenemos conocimiento de algún otro proyecto en el mundo, de características similares, que se haya construido en un plazo tan corto”, señala S&P.
Cualquier sobrecosto o retrasos en la ejecución del proyecto tendría un impacto sobre el flujo de efectivo de Pemex, y muy probablemente modificaría su plan integral de inversión, precisa la calificadora.
Standard & Poor’s -que en marzo puso en perspectiva negativa la calificación crediticia de Pemex, después de hacer lo mismo con la nota soberana de México- señaló en su reporte que evaluará constantemente el perfil crediticio de la petrolera porque el plan de negocios que presentó representa “una vuelta en U” al adoptar una estrategia que aumenta su exposición a los riesgos.
Bajo este plan la política energética de México se revierte. Pemex retoma un rol casi monopólico en el segmento de exploración y producción, mientras que de manera paralela fortalece las actividades de refinación para buscar autosuficiencia energética, señala.
El objetivo de Pemex de incrementar sus niveles de producción en un millón de barriles diarios para 2024 es ambicioso y el plan de desarrollar 20 campos en aguas someras y terrestres tiene méritos por la experiencia de la petrolera en este tipo de campos.
Sin embargo, S&P considera riesgosa la decisión de Pemex de mantener los esfuerzos de producción en proyectos fallidos como Chicontepec. Esto, aunado a que una estrategia de producción sostenible en el largo plazo no es clara, apunta.