Las redes sociales cumplen con su función de entretener e informar, actividades que se vuelven especialmente importantes en medio de una contingencia sanitaria como la del coronavirus.
Por su carácter abierto y primordialmente gratuito, estas plataformas le dan voz tanto a los medios de comunicación y personajes públicos como a los ciudadanos que las utilizan, de forma pública o encubierta, para informar y denunciar diversos asuntos, pero también para censurar, acosar o propagar noticias falsas.
Una de las herramientas que más relevancia ha cobrado en los últimos años para llevar a cabo este tipo de prácticas, son los famosos bots –acrónimo de la palabra robot– que no son más que cuentas automatizadas, es decir, “usuarios” previamente programados para realizar tareas específicas, imitando o sustituyendo el comportamiento humano.
BUENOS Y MALOS
No todos los bots son perjudiciales, como afirman los directivos de Twitter Yoel Roth y Nick Pickles, quienes incluso destacan algunos usos innovadores y creativos de la automatización para enriquecer la experiencia de uso en esta red social.
La automatización de ciertas tareas online también puede ser una valiosa herramienta en áreas como el servicio al cliente, o bien la búsqueda de datos o informaciones concretas, como es el caso de Siri, el popular asistente virtual de Apple, basado en inteligencia artificial.
La otra cara de la moneda son los bots utilizados para socavar o interrumpir la conversación pública, tratando de dirigirla hacia un tema específico o de crear una tendencia que distraiga o minimice otras tendencias generadas orgánicamente.
Esto se logra por medio de estrategias bien estructuradas, por medio de software específico y con la ayuda de contenido y etiquetas o hashtags, que pueden estar relacionados con el tema del mensaje que acompañan. Es común que al iniciar el día, los usuarios de Twitter vean determinados hashtags como trending topic y dentro de pocas horas, otros hashtags que contradigan dicha afirmación. Es el momento en que los equipos de estrategias digitales están trabajando arduamente para lograr “subir” o “bajar” en las preferencias determinada tendencia.
Es una industria multimillonaria, perfectamente montada, que aunque no se ve y no se anuncia en los avisos de ocasión, forma parte importante de esas redes sociales que utilizamos diariamente.
Esta semana, por ejemplo, conocimos la historia de un community manager español que confesó haber trabajado durante varios años para una agencia internacional, la cual vendía servicios de amplificación artificial de contenido vía Twitter, y desde hace unas semanas ha contado detalles de ese oscuro negocio en el servicio de microblogging: @thebotruso.
La amplificación artificial de conversaciones y la creación de tendencias, con fines propagandísticos o de descalificación, es cosa de todos los días en el país y alrededor del mundo. Por ello, y debido al alcance e interacción que tienen las redes sociales actualmente, este fenómeno cobra mayor importancia, especialmente cuando se tratan asuntos de interés general o de salud pública nacional.
BOTS EN LA PANDEMIA
La actividad de bots los en las redes sociales se vuelve más delicada en momentos como la contingencia sanitaria.
Esto es lo que hace posible que un día en la conversación digital predomine un tema (por ejemplo: las cifras de enfermos por Covid-19 en determinada región) y al día siguiente, la conversación gire en sentido contrario (por ejemplo: la descalificación de esas cifras o de la autoridad que las emitió). En este contexto, tan sólo durante el mes de mayo de 2020 hemos visto desfilar por las redes sociales tendencias como #Notimex, #Suecia o actualmente #AcabandoLaCuarentena que después de permanecer activas por unos días, son sustituidas por nuevas tendencias, y que a su vez serán sustituidas por otras nuevas en el corto plazo.
ARENA POLÍTICA
El uso de bots en este terreno no son nuevos. Al contrario, se han vuelto una práctica constante para apoyar y denostar mensajes, personajes, tendencias e ideologías.
La actual administración no ha sido ajena a este fenómeno, ni ha estado exenta de señalamientos del trabajo de granjas de robots, tanto a favor, como en contra.
En marzo de 2019 destacó la publicación de una investigación realizada por Signa Lab, del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), llamada Democracia, Libertad de Expresión y Esfera Digital. Análisis de Tendencias y Topologías en Twitter.
El estudio daba cuenta de la existencia de una campaña dirigida hacia los críticos del presidente Andrés Manuel López Obrador, en la que se usaron etiquetas como #RedAMLO y #PrensaFifí. Ante la contundencia de los resultados, el laboratorio recomendó que hubiera un pronunciamiento oficial de parte de la Presidencia o de su oficina de comunicación, para evitar suspicacias, pero nunca sucedió.
Después de una de tantas menciones del presidente acerca de este tema, la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana publicó en noviembre de 2019 un comunicado en el que afirmaba: “La actividad en redes sociales que la semana pasada impulsó un debate sobre la prensa, fue generada principalmente por usuarios reales y, en menor medida, por bots procedentes de nodos específicos”.
En plena contingencia, el tema regresó a la agenda, luego de que el presidente Andrés Manuel López Obrador reprobó la invasión de noticias falsas sobre el Covid-19, a la que calificó de “infodemia”, y denunció que se trataba de una campaña orquestada contra su gobierno, la cual producía ganancias multimillonarias para empresas mundiales como Facebook, Google, Amazon, Microsoft y Twitter.
Esta semana, la asociación civil Comité de Informática de la Administración Pública Estatal y Municipal (CIAPEM) organizó el foro ¿Qué son los bots y para qué sirven? con expertos en la materia como Ernesto Ibarra, Netzer Gabriel Diaz, Felipe Vélez y Armin Herrera, al que El Sol de México tuvo acceso y en el que se le preguntó directamente a los participantes si el gobierno mexicano utiliza este tipo de herramientas y es posible comprobarlo.
Ernesto Ibarra, director general de Consultora AICyber&Law aseguró en el foro: “Yo no tengo certeza de que el gobierno use bots. Me parece que, en el entorno digital y el manejo de las distintas redes sociales, ha estado demostrado que existen los bots, tanto de quien defiende como de quien ataca algunas posturas políticas y partidos políticos (…) No podemos descartar que todos puedan estar tentados al uso de estas herramientas”.
“Lo que sí se puede analizar, es quiénes son las cuentas más activas, los influencers que detonan determinados hashtag y empezar a construir una cultura de un uso ético y orientado a evitar la desinformación y la polarización”, agregó.
Armín Herrera, del área de Desarrollo de Negocios de Grupo Eclipse asegura que es posible rastrear con más claridad y precisión este tipo de estrategias.
“Por supuesto que se pueden rastrear. Es minería de datos y se requieren conexiones para hacer el rastreo. El laboratorio Signa, del ITESO en Guadalajara, tiene un laboratorio de estudios digitales de todas las redes sociales y están analizando su comportamiento, de tal forma que son capaces de determinar si estamos platicando con un bot o con una persona”.
“También hay una herramienta que se llama Botometer, que se utiliza para darte cuenta si una cuenta de Twitter con la que estás interactuando es un bot… Esas herramientas las utilizan las universidades para investigaciones, los centros avanzados de marketing y las policías. Desafortunadamente, esas herramientas también están al alcance de la mafia, que tiene grandes cantidades de dinero que les permite tener granjas de servidores para hacer análisis muy grandes de big data”.
Por ahora no hay una manera cien por ciento eficaz de prevenir, identificar o proteger a los individuos del trabajo malicioso de los bots. De acuerdo con los expertos del panel de CIAPEM, de momento lo más efectivo sigue siendo el sentido común y la inteligencia humana.
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