Las amenazas cibernéticas son cada vez mayores y el riesgo de que un smartphone sea vulnerado es latente. Con casi 124 millones de smartphones activos, de acuerdo con datos de la consultora The Competitive Intelligence Unit (The CIU), México es un país atractivo para los ciberdelincuentes.
Datos de Fortinet señalan que México sufrió más de 156 mil millones de intentos de ciberataques en 2021, lo que convierten al país en el más atacado de Latinoamérica. Pero más allá del aumento de ciberataques resulta importante para los usuarios saber detectar si han sido víctimas de una vulneración.
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La compañía de ciberseguridad ESET dio a conocer algunas señales frecuentes para saber si un teléfono inteligente fue o no hackeado.
“Los signos más comunes de que un dispositivo ha sido comprometido son que la batería se agota más rápido de lo habitual, experimenta picos en su uso de datos de Internet, aunque sus hábitos de navegación no han cambiado, su función GPS o Internet (ya sea Wi-Fi o datos móviles) se puede habilitar o deshabilitar por sí mismo, y se abren ventanas emergentes que despliegan anuncios o aplicaciones desconocidas sin que el usuario lo autorice”, indicó Lukas Stefanko, investigador de malware de ESET.
¿Cuántas veces los usuarios de smartphones no se han quejado de que la batería de su equipo dura menos o que los datos se les acaban mucho más rápido? Éstas serían señales de un hackeo, de acuerdo con la firma de ciberseguridad.
Otra señal de que puede haber un virus informático en el teléfono es que las aplicaciones o el sistema operativo, que anteriormente funcionaban bien, comienzan a exhibir un comportamiento extraño, que incluye iniciarse repentinamente, cerrarse o fallar por completo y mostrar errores inesperados.
El registro de mensajes o llamadas extrañas a contactos, así como el bloqueo repentino de un dispositivo, son las señales más claras de un hackeo al teléfono, añadió Stefanko.
Cuando se han detectado este tipo de situaciones, lo más recomendable es eliminar la amenaza, ya sea a través de la instalación de un antivirus con capacidad de escanear el dispositivo para detectar los programas maliciosos y borrarlos, o bien hacerlo de forma manual, detectando la aplicación maliciosa y desinstalarla.
“La extracción manual suele ser posible, pero considerablemente más complicada. Eliminar una aplicación maliciosa no siempre es sencillo, porque el malware a menudo incluye mecanismos de prevención codificados para evitar o dificultar que los usuarios logren desinstalarlo”, señaló ESET.
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Ahora bien, las formas de infectar un teléfono son muy variadas, van desde el envío de correos electrónicos o mensajes con links o archivos maliciosos que al darles clic o descargarlos pueden infectar el dispositivo.
Los ciberdelincuentes también suelen recurrir al uso de aplicaciones falsas que se hacen pasar por legítimas, advirtió la empresa especializada.