Se dice que sólo dos personas han cambiado la forma de tocar la guitarra en la historia del rock and roll: Jimi Hendrix y Eddie Van Halen. De ese nivel es la pérdida que ha sufrido el mundo.
El 6 de octubre de 2020 será recordado como el día en que terminó el hombre de los solos interminables. No exageraba Eric Clapton cuando se refería a Edward Lodewijk Van Halen (1955-2020) como un mago. Pocos hacen tanto con tan poco.
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Aunque su virtuosismo sí tuvo domicilios académicos, Eddie nunca supo leer partituras. Lo suyo nunca fue la música del colegio. Y eso que estudió piano con Stasys Kalvaitis, uno de los mejores intérpretes soviéticos del siglo XX. Como a muchos chicos de su generación, lo que verdaderamente le voló la cabeza fue Led Zeppelin: “Yo no conocí lo que significaba ser valiente hasta que vi tocar a Jimmy Page”.
Eddie fue libertad sin instructivo. Erupción que encontró cauce entre raudales de vodka y cocaína. “No bebía para festejar, sino para trabajar. El polvo te mantiene despierto y el alcohol suprime tus inhibiciones. Estoy seguro de que hay canciones que jamás hubiese logrado si no hubiera conseguido aquel estado mental”, dijo el músico a la revista Billboard en 2015.
Van Halen fue un caos ordenado en seis cuerdas. Virtuosismo que remonta más a los clásicos que a cualquier viejo ídolo del rock and roll. Un verdadero revolucionario, según sus mismos contemporáneos. “Cambiaste nuestro mundo, eras el Mozart de la guitarra de rock. Viaja seguro, rockstar”, tuiteó Nikki Sixx, de Mötley Crue. Joe Satriani, otro versado del género, agregó: “Eddie asustó a un millón de guitarristas alrededor del mundo, porque era tremendamente bueno y original”.
Eddie Van Halen tenía la personalidad obsesiva característica de quienes se mueven en la cima. Desde adolescente se encerraba en su habitación durante más de 10 horas para aprender arpegios, escalas, acordes, notas y riffs que posteriormente se convertirían en la médula espinal de Van Halen, el grupo con el que vendió más de 90 millones de discos en todo el mundo y sentó los precedentes de las manifestaciones del heavy metal y el hard rock que surgirían en los años 80.
“Quien posicionó a la guitarra como instrumento básico del rock fue Eddie Van Halen. Desarrolló formas de tocar y componer que han sido imitadas hasta la fecha. Después de él, nadie ha agregado algo verdaderamente sustancial a la interpretación de la guitarra en el rock. Nadie se ha animado a dar el siguiente paso”, explica en entrevista Octavio Echávarri, crítico musical y exlocutor de Horizonte 107.9 FM.
Es curioso que a Van Halen le diera vida el instrumento que también acabó con él. En 2015, hizo una polémica declaración a la prensa estadounidense. Según él, el cáncer que había invadido su cuerpo provenía de su vieja costumbre de sostener con la boca las plumillas de metal con las que tocaba.
“Usé púas de metal toda la vida. Las sostenía siempre con la boca, en el lugar exacto donde tenía el cáncer de lengua. Además, básicamente vivo en un estudio de grabación que está lleno de energía electromagnética. Es cierto que también fumé y consumí muchas drogas, pero cómo explicar entonces que mis pulmones están totalmente limpios. Esta es sólo mi propia teoría. Los médicos me han dicho que es posible”, dijo en aquella ocasión.
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El cáncer se ha llevado para siempre a un Eddie Van Halen de 65 años que aún tenía mucho que ofrecer. “Es triste que, como grupo, Van Halen haya lanzado tan pocos discos. Nos quedaron a deber mucho material. Y también creo que Eddie nos quedó a deber un disco instrumental, igual que Hendrix”, consideró Echavárri.
Siguiendo la ideología punk creó su propia guitarra, con un sonido diferente, precedente para fabricar este instrumento en los 80 y 90
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