CANNES. Apenas a la mitad de la segunda y última semana del certamen que concluirá el sábado próximo con la proclamación del palmarés y empiezan a circular ya como cada año la informaciones y rumores sobre las películas que se darán cita en el Festival de Venecia el otro famoso evento cinematográfico mundial y gran competidor de Cannes, a verificarse a inicios del mes de septiembre.
Se trata de Alejandro González Iñárritu y de su Bardo manejado por Netflix y Pinocho de Guillermo del Toro cuya post producción se termina en estos tiempos en los estudios/talleres de animación creados en Guadalajara por el festival de cine, la UAG y el mismo Del Toro.
El director se encuentra desde el día de ayer en Cannes invitado a participar en una ronda de pláticas y clases maestras sobre el futuro del cine, organizadas por el certamen.
Mientras tanto siguen estrenándose aquí las películas seleccionadas en competencia, sección que después de un par de días de un nivel mediano recibió un bienvenido empuje por parte de Tori y Lokita con la que los multipremiados en Cannes (dos Palmas de Oro y otros significativos galardones) hermanos belgas Jean-Pierre y Luc Dardenne regresan por novena vez a la competición en búsqueda de una tercera Palma.
Aunque no puedo anticipar la decisión del jurado es un hecho que la película resultó ser el poderoso retrato de la suerte que corren los migrantes que se encuentran en los países europeos.
La película está armada, al igual que otros filmes de los Dardenne con temáticas similares (El joven Ahmed, premio por Mejor Dirección aquí en 2019), a base de una narrativa lineal y de una dramaturgia escueta que permiten sobresalir con fuerza el “mensaje” de denuncia del argumento, en este caso la suerte de los jóvenes africanos obligados a convertirse en “mulas” para drogas en su intento de sobrevivir.
Quizás el segundo filme en competición no está a la altura de aquel de los Dardenne.
A pesar de esto, Nostalgia con el que el italiano Mario Martone, un habitual y multipremiado en el festival de Venecia, está en Cannes por tercera vez, es la historia de un hombre que regresa a Napoli su ciudad natal después de una larga estancia en el extranjero. Su intento de reincorporarse a la ciudad y saldar cuentas con un viejo amigo quien se ha vuelto jefe de la mafia local, tendrá un epílogo trágico.
La película se recarga en los hombros del buen actor italiano Pierfrancesco Pavino premiado con la Copa Volpi al mejor actor en Venecia 2020 por Padre nostro de Claudio Noce y del que recordamos la excelente presentación en El traidor (2020) de Marco Bellocchio.
➡️ Suscríbete a nuestro Newsletter y recibe las notas más relevantes en tu correo
Justamente la aportación mayor del cine italiano este año en Cannes fue hasta ahora Exterior noche, con la que este famoso veterano realizador presenta el tristemente célebre caso Aldo Moro, el secuestro y asesinato del dirigente democristiano por las Brigadas Rojas que sacudió Italia en los años setenta. La película, de unas cinco horas de duración y destinada a la TV, fue presentada aquí en Selección oficial dentro de la Sección Premiere.
Bellocchio recibió en Cannes 2021 una Palma de Oro honorífica por su larga y destacada carera.
La buena impresión que dejó la programación del día de hoy se completó con el estreno de dos primeras obras colombianas de temática similar, la vida de jóvenes humildes llevados a la delincuencia por las bandas de narcos. Se trató de Un varón, de Fabián Hernández en la Quincena de Realizadores y Jauría de Andrés Ramírez Pulido en la Semana de la Crítica.
“Last but not least”, Metrónomo, otra primera película, rumana esta vez, donde Alexandru Belc, debutando en la ficción, trata el caso de un grupo de jóvenes estudiantes quienes se enfrentan con ingenuidad al régimen dictatorial de Ceaucescu en los años setenta.