Todos los fines de semana cuando se acerca la noche, Emmanuel Mora comienza su transformación en la drag queen Laurence Bosé. A las siete de la noche se empieza a maquillar, un proceso que le toma en promedio dos horas. Al finalizar, es momento de vestirse, colocarse la peluca, y abordar un taxi para llegar al lugar del show.
Aunque al regresar a casa siente cansancio y dolor de pies por tantas horas de usar tacones, queda muy satisfecha de haber compartido un momento agradable con el público, con quienes charla, canta y baila durante el espectáculo.
“El drag es un colectivo muy grande y diverso. El que haya más exposición tanto en redes sociales como en la televisión, ayudó a que se volviera mainstream, y la gente lo adoptó como algo que le gusta y lo van a consumir”, comenta en entrevista con El Sol de México.
Si bien desde los inicios del teatro los actores se caracterizaban como mujeres con vestuarios y pelucas, esta forma de expresión cobró fuerza en las décadas de los 50 y 60, cuando se fortaleció la represión a la comunidad LGBT en Estados Unidos.
Por sus siglas en inglés, el término drag significa “vestirse como mujer”. Durante esa época, decenas de personas participaron en manifestaciones y actos públicos para exigir respeto a sus derechos humanos. Dentro de ese grupo, destacaron aquellos que sin miedo alguno calzaron tacones y vistieron ropa de mujer para salir a las calles y manifestarse.
Laurence opina que ha habido un gran avance en materia de inclusión, pero reprueba que todavía existan sectores que únicamente se suman a la lucha durante junio, reconocido internacionalmente como el mes del orgullo.
“Nos hemos deconstruido creciendo como sociedad, también en las empresas, pero no nada más este mes es el mes del pride. Hay que mejorar esos caminos que generamos para la comunidad, hay más apertura, pero entre más se abre el paso, de repente se hace más complicado el camino para muchas”, expresó.
DRAG, UNA FORMA DE MANIFESTARSE
En México han existido espectáculos drag desde los noventa, figuras como Las Hermanas Vampiro y Francis fueron las pioneras en traer estos espectáculos a la escena nacional. El movimiento fue más visible cuando la drag queen chilanga Paris Bang Bang creó La carrera drag de la CDMX, inspirada en el reality estadounidense RuPaul´s drag race (estrenado en 2009), el cual ha sido merecedor de 34 galardones de televisión, incluyendo 19 Premios Emmy, un Critic´s Choice Award y un MTV Movie & Television Award.
Su aceptación a nivel mundial, dio pie a que en 2018 la productora La Gran Diabla estrenara el primer concurso mexicano en redes sociales La más draga, que cuenta ya con tres temporadas en YouTube, y una más en proceso de filmación.
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Miss Raga Diamante, una artista originaria de Yucatán, lleva diez años haciendo drag. Su primer acercamiento se dio mientras estudiaba la carrera de Artes Escénicas en Mérida, y un amigo la invitó a un antro para ver un show.
Ella ha sido testigo del impacto positivo que han tenido los realities dentro de la industria. “En ese entonces (cuando inició) el drag era hacerte mujer, pero no había una propuesta ni nada. En el sur de Yucatán tenías que imitar a una artista para que la gente viera que estabas haciendo un show, me tuve que acoplar a eso y dejé de ser la drag que soy ahora. Conforme se volvió más conocido, nos destapamos más”, afirma.
“Unos piensan que ser drag es ir de antro en antro y agarrar tips (propinas), eso es algo en lo que se convirtió porque era el único espacio en el que te podías presentar. Pero ahora que hay espacios en televisión, redes y teatro, eso es lo que estamos buscando con el drag, mostrar el talento que tiene la comunidad, es el valor que le puedes dar a una persona por lo que puede hacer”, agregó.
Fue hace cuatro años y medio cuando Mista Boo se caracterizó por primera vez, ante una invitación de sus amigos para participar en el concurso Regias del drag.
Aunque en ese momento no estaba del todo convencida de sumarse al movimiento, inspirada en personajes de terror (como Elvira o Morticia Adams), encontró el camino para convertir a su personaje en una forma de protesta, que incursiona en distintos ambientes.
“Me ha ayudado a abrir espacios del drag en lugares heterosexuales, porque no me ven como una amenaza sexual, o que les agreda sexualmente, me ven como un personaje que sale de una fantasía de terror. No tengo este juego sexual, soy más político y me voy a otro sentido”, detalló.
Su objetivo desde el inicio ha sido, además de transgredir ideas sociales, impactar en el pensamiento conservador que predomina en su natal Monterrey.
Para ella es una gran responsabilidad mantener su estilo, ya que no desea que el drag se convierta en un mecanismo para ganar fama y seguidores en redes, sino que mantenga su esencia de ser una expresión antisistema.
“Hemos tenido buena aceptación desde que Regias del drag causó una revolución. Lo que se ofrecía en bares y discotecas, era un drag al estilo RuPaul, o shows de bailarinas, el brinco viejo que le dicen. Cuando llegamos y hacemos este ruido con las regias, la gente empieza a voltear hacia nosotros”.
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