/ jueves 23 de mayo de 2024

Cannes recibe en su sección oficial las nuevas películas de Miguel Gomes y Karim Ainouz

A dos días del cierre del certamen y de la atribución de los premios el sábado próximo la situación no ha variado respecto a las películas en competencia

CANNES. A dos días del cierre del certamen y de la atribución de los premios el sábado próximo la situación no ha variado respecto a las películas en competencia. Cualidad generalmente baja y a menos que las dos películas que se esperan este jueves y viernes, una iraní y otra india, den la sorpresa, la competencia de este año quedaría en los anales del certamen como una de las más flojas de los últimos años.

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Dos fueron las películas estrenadas en competencia este miércoles. “La gran vuelta”, obra que corresponde a lo que se conoce como “cine de autor”, línea narrativa y acción mínimas, consideraciones y diálogos de contenido culto. Todo esto caracteriza el cine del realizador portugués Miguel Gomes (“Tabú” premiada en Berlín en 2021, “Las mil y unas noches”, en Cannes 2015, entre otros).

En “La gran vuelta”, el realizador y guionista aborda el tema del “cine dentro del cine”, sirviéndose de una mínima trama: una señorita inglesa trata a través de varios países del continente asiático de alcanzar a su prometido, quien huye de ella, para casarse con él. El “exotismo” asiático es entre otros un elemento más en el proceder algo místico y sobrenatural con el que Gomes arma su película.

El segundo filme, el único que representa a Latinoamérica en competencia, “Motel Destino”, del brasileño de origen argelino Karim Ainouz resultó ser una regular historia de sexo y violencia muy inferior a sus buenas películas anteriores estrenadas y premiadas aquí mismo: “La vida invisible de Eurídice Gusmao”, premio de la sección Un Certain Regard en 2019, “El juego de la reina”, en competencia el año pasado y “Madame Satá” en 2002.

Frente a esta cosecha nada relevante de la sección competitiva mencionaríamos algunos filmes en otras secciones, oficiales y paralelas que resultaron mucho más interesantes. Un Certain Regard, que tiene sus propios premios atribuidos por un jurado internacional, aparte de “Del amanecer al atardecer”, del islandés Runar Runarsson ya reseñada aquí, destacaron la pro feminista “Volviéndose una gallina de Guinea”, primer largo de la cineasta Rungano Nioni de Zambia; “Perro negro” del chino Guan Hu sobre la íntima relación de un perro callejero y un hombre; la noruega “Armand” de Halfdan Ullmann Todel, sobre el bullying de niños en el contexto escolar; “Santosh” de la realizadora india Sandhya Suri sobre el machismo en su país, y “Norah” primera obra de Tawfic Alzaidi, a la vez que primera vez que una producción de Arabia Saudita está seleccionada en Cannes, el retrato de una joven inconforme con las estrictas tradiciones de su país.

En la preciada sección paralela Quincena de Cineastas destacaron el conmovedor retrato familiar “Noche de Navidad en Miller Point”, del norteamericano Tyler Taormina, “Hermana de medianoche”, otra producción india sobre el trato reservado a las mujeres en aquel país, dirigida por Karen Kandahari; la comedia española sobre los problemas de pareja, “Volveréis”, de Jonás Trueba, hijo del célebre oscareado cineasta (“Belle Epoque”) Fernando Trueba; “Mongrel”, el duro retrato de los trabajadores inmigrantes en Taiwán dirigido por Wei Liang Chiang y You Qiao Yin, y la palestina “País desconocido” de Mahdi Fleifel sobre los árabes que tratan de emigrar ilegalmente a Europa.

Esta coproducción con Grecia, rodada enteramente en Atenas, es la única producción palestina presente en Cannes aunque una delegación de cineastas palestinos está presente, llamando la atención sobre los sufrimientos de sus conciudadanos durante el actual sangriento conflicto Israel-Hamas.

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Por su lado la delegación de cineastas israelitas, definitivamente en contra de la política del primer ministro Netanyahu en el conflicto, guarda un perfil bajo expresando a su vez su queja y decepción por el atípico boicot en su contra por parte de la mayoría de otras delegaciones fílmicas en el festival.

Es de notar que el festival no seleccionó producción israelita alguna en cualquiera de sus secciones, al contrario de lo que sucedía todos los años anteriores.

CANNES. A dos días del cierre del certamen y de la atribución de los premios el sábado próximo la situación no ha variado respecto a las películas en competencia. Cualidad generalmente baja y a menos que las dos películas que se esperan este jueves y viernes, una iraní y otra india, den la sorpresa, la competencia de este año quedaría en los anales del certamen como una de las más flojas de los últimos años.

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Dos fueron las películas estrenadas en competencia este miércoles. “La gran vuelta”, obra que corresponde a lo que se conoce como “cine de autor”, línea narrativa y acción mínimas, consideraciones y diálogos de contenido culto. Todo esto caracteriza el cine del realizador portugués Miguel Gomes (“Tabú” premiada en Berlín en 2021, “Las mil y unas noches”, en Cannes 2015, entre otros).

En “La gran vuelta”, el realizador y guionista aborda el tema del “cine dentro del cine”, sirviéndose de una mínima trama: una señorita inglesa trata a través de varios países del continente asiático de alcanzar a su prometido, quien huye de ella, para casarse con él. El “exotismo” asiático es entre otros un elemento más en el proceder algo místico y sobrenatural con el que Gomes arma su película.

El segundo filme, el único que representa a Latinoamérica en competencia, “Motel Destino”, del brasileño de origen argelino Karim Ainouz resultó ser una regular historia de sexo y violencia muy inferior a sus buenas películas anteriores estrenadas y premiadas aquí mismo: “La vida invisible de Eurídice Gusmao”, premio de la sección Un Certain Regard en 2019, “El juego de la reina”, en competencia el año pasado y “Madame Satá” en 2002.

Frente a esta cosecha nada relevante de la sección competitiva mencionaríamos algunos filmes en otras secciones, oficiales y paralelas que resultaron mucho más interesantes. Un Certain Regard, que tiene sus propios premios atribuidos por un jurado internacional, aparte de “Del amanecer al atardecer”, del islandés Runar Runarsson ya reseñada aquí, destacaron la pro feminista “Volviéndose una gallina de Guinea”, primer largo de la cineasta Rungano Nioni de Zambia; “Perro negro” del chino Guan Hu sobre la íntima relación de un perro callejero y un hombre; la noruega “Armand” de Halfdan Ullmann Todel, sobre el bullying de niños en el contexto escolar; “Santosh” de la realizadora india Sandhya Suri sobre el machismo en su país, y “Norah” primera obra de Tawfic Alzaidi, a la vez que primera vez que una producción de Arabia Saudita está seleccionada en Cannes, el retrato de una joven inconforme con las estrictas tradiciones de su país.

En la preciada sección paralela Quincena de Cineastas destacaron el conmovedor retrato familiar “Noche de Navidad en Miller Point”, del norteamericano Tyler Taormina, “Hermana de medianoche”, otra producción india sobre el trato reservado a las mujeres en aquel país, dirigida por Karen Kandahari; la comedia española sobre los problemas de pareja, “Volveréis”, de Jonás Trueba, hijo del célebre oscareado cineasta (“Belle Epoque”) Fernando Trueba; “Mongrel”, el duro retrato de los trabajadores inmigrantes en Taiwán dirigido por Wei Liang Chiang y You Qiao Yin, y la palestina “País desconocido” de Mahdi Fleifel sobre los árabes que tratan de emigrar ilegalmente a Europa.

Esta coproducción con Grecia, rodada enteramente en Atenas, es la única producción palestina presente en Cannes aunque una delegación de cineastas palestinos está presente, llamando la atención sobre los sufrimientos de sus conciudadanos durante el actual sangriento conflicto Israel-Hamas.

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Por su lado la delegación de cineastas israelitas, definitivamente en contra de la política del primer ministro Netanyahu en el conflicto, guarda un perfil bajo expresando a su vez su queja y decepción por el atípico boicot en su contra por parte de la mayoría de otras delegaciones fílmicas en el festival.

Es de notar que el festival no seleccionó producción israelita alguna en cualquiera de sus secciones, al contrario de lo que sucedía todos los años anteriores.

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