/ lunes 28 de septiembre de 2020

A un año de la muerte de José José, plataformas mantienen vivo su legado

Las plataformas digitales más importantes de música registran millones de reproducciones de sus famosos temas

Hace un año las calles de la colonia Clavería en la Ciudad de México se llenaron de cantos e imágenes de José José. El Príncipe de la canción falleció en Miami, tenía 71 años. Obligado por sus malestares físicos permanecía semiretirado en una casa de descanso, donde vivía solo.

Al enterarse de la noticia, sus seguidores se dirigieron a Garibaldi y al Parque de la China, ubicado en la colonia Clavería, donde se encuentra una estatua en su honor y que algunos fans a través de la plataforma Change.org han pedido cambiar el nombre para convertirlo en Parque José José.

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Un día después de su deceso, la música del Príncipe de la canción aumentó sus streamings en un 900 por ciento, en comparación con los datos de la semana previa. Según Spotify, 500 mil jóvenes entre 18 y 24 años descubrieron la música del cantante a partir de este día y para el cierre de 2019 un millón 800 mil personas lo habían escuchado por primera vez.

El Príncipe de la canción se ha mantenido como uno de los más escuchados en la plataforma desde entonces. De acuerdo con la empresa, el cantante supera los cuatro millones 800 mil oyentes al mes, más del doble de los que cuenta Camilo Sesto, quien falleciera 20 días antes.

México es el país en donde más se reproduce su música, por delante de Estados Unidos, Chile, Perú y Argentina que completan el listado. El triste es la canción más escuchada, con cerca de 95 millones de reproducciones. Atrás le sigue El amar y el querer, con 65 millones, y Gavilán o paloma, superando las 56 millones de reproducciones.

Para conmemorar su primer aniversario luctuoso, Sony Music lanzó el álbum José por siempre José, una colección de 16 temas regrabados por el productor e ingeniero de sonido, Armando Ávila, quien reconstruyó las partituras originales a partir de los instrumentos que dieron forma a los temas, para realizar una versión con mayor definición de canciones como Payaso, Lo pasado, pasado, La nave del olvido y Almohada.

Más allá de los pleitos familiares por la herencia, el legado de José José es su voz, esa que conquistó al público con El triste en el Festival de la Canción Latina que se realizó en el Teatro Ferrocarrilero de la Ciudad de México en 1970.

Una de las personas que más cerca estuvieron del cantante en los últimos años de su vida fue Laura Núñez, de fan declarada, se convirtió en su asistente y hasta en su cuidadora.

Laura trabajó y convivió con el cantante de 2001 hasta 2019, cuando acababa de ser atendido en los hospitales de Nutrición y Cancerología, del sistema de salud pública de México y gracias a la atención médica salía adelante del cáncer, hasta que su hija Sara Sosa decidií llevárselo a Miami, donde fue internado en una casa de asistencia y se alejó no sólo de Laura, también de sus hijos mayores José Joel y Marysol.

Durante 19 años, Núñez se convirtió en una persona cercana a José José, pero su admiración por él inició cuando era una niña y fue heredada por su familia.

“Desde casa se escuchaba a José José a través de mis hermanas. Bueno, desde ahí conocí sus canciones románticas como a mis 10 años. Aunque, al entrar a la secundaria, dos años después, fui de las que me iba de pinta por ir en su búsqueda. Me enteré por la radio que iba estar en el centro nocturno El Patio y llegué con suerte, llevaba mi disco Secretos. Él, iba llegando y que me lo firma, con el plus que también accedí a su ensayo. Él sabía que no podía verlo en su temporada por ser menor de edad y me dice: ‘¡Pásale!’. luego me pregunta si tenía una canción favorita, yo le contesté Una mañana y que la interpreta, aunado a otras que escuché por cerca de tres horas, las que fueron las más impresionantes de mi vida de adolescente”.

Así era José José, amable y noble con su público, reitera Laura en entrevista con El Sol de México, quien se daba su tiempo para ir a las firmas de autógrafos en el lanzamiento de sus producciones o cuando arribaba al aeropuerto de la Ciudad de México, y era de las primeras en estar a su lado en sus conciertos.

Ella siguió la carrera de Comunicación, trabajó con la Sonora Santanera cuando estaba Silvestre Mercado, ahí duró varios años, pero con el fallecimiento del músico se reestructuró la plantilla de colaboradores y ella salió. José José ya sabía de su existencia y un día le dijo: “Cuando me necesites para trabajar no dudes en llamarme a mi oficina y te incorporas a mi equipo”.

La confianza que le tenía El príncipe se la ganó con lealtad. “Yo sabía que José José había ingresado a la Universidad de las Adicciones en Minnesota, Estados Unidos; era año 1993. También sabía dónde estaba el escuadrón de la muerte, el grupo con el que vivió en la calle y con el que se perdió en las adicciones. Jamás dije nada, ni mucho menos vendí información. Creo que mi actitud fue la correcta.

“José estaba muy mal desde 1991, él se rehabilitó en 1993, dos años se la pasó muy mal. La gente hablaba de él, sin saber a ciencia cierta su paradero. Yo sí sabía dónde estaba, él se dio cuenta de mi amistad, me agradeció mucho que no hablara sobre el tema”, recuerda Núñez.

Pocas son las personas, dice Laura, que tienen el gran tamaño de corazón y sencillez de José José, cuando le informa que ya no tenía empleo con la Sonora Santanera, “me expresa él, ‘te mandó tu boleto para Miami, Florida; desde donde comienza mi gira internacional’. Esto fue en el año de 2001, trabajé para él estando en México, hasta el día que exhaló su último aliento, el sábado 28 de septiembre de 2019 en Florida.

“A José José, siempre lo voy a tener en mi corazón, en mi mente; puedo afirmar que era la misma persona como hombre, como padre, como esposo, como artista, como amigo, como compañero de trabajo y como jefe inmediato, porque cuando entré a trabajar con él, le pregunté que cómo le iba a hablar de tú o de usted y me dijo: ‘El mismo trato que hemos llevado siempre’. Yo me quedé impresionada. Como artista y como persona era el mismo, José Sosa Ortiz”.

Laura Núñez comenta que a José José lo debilitó el saber que tenía cáncer de páncreas. “A mí los expertos me lo dicen primero y yo, no sabía cómo explicárselo a él, era mi amigo, mi ídolo, mi hermano, mi jefe. Le pedí auxilio a los médicos. Recuerdo claramente su rostro cómo se transformó al conocer la noticia y que el tratamiento era ¡ya! Y él me dice: ‘Le entramos, ¿verdad?’”.

Reconoce Laura que “a partir que José José inicia el tratamiento, sus hijos Pepe y Marysol, estuvieron atentos. Había domingos en familia que nos reunimos con El Príncipe, pocos fueron los que no y estaban al tanto de los avances con las quimios, la alimentación y la enfermedad.

“Sony, su disquera, se hizo cargo de la mensualidad del departamento en donde vivió José José durante su enfermedad. El tratamiento lo pagó él”.

Laura Núñez, recordará a José José, este lunes 28, visitando su estatua en la colonia Clavería donde el cantante creció. Además de asistir a una misa en su localidad, ese día no dejará de cantar sus temas.

“José José era un gran ser humano. Le agradezco que me compartió su sabiduría y sobre todo su amistad”, concluyó.


Con información de Alma Rosa Camacho | El Sol de México





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Hace un año las calles de la colonia Clavería en la Ciudad de México se llenaron de cantos e imágenes de José José. El Príncipe de la canción falleció en Miami, tenía 71 años. Obligado por sus malestares físicos permanecía semiretirado en una casa de descanso, donde vivía solo.

Al enterarse de la noticia, sus seguidores se dirigieron a Garibaldi y al Parque de la China, ubicado en la colonia Clavería, donde se encuentra una estatua en su honor y que algunos fans a través de la plataforma Change.org han pedido cambiar el nombre para convertirlo en Parque José José.

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Un día después de su deceso, la música del Príncipe de la canción aumentó sus streamings en un 900 por ciento, en comparación con los datos de la semana previa. Según Spotify, 500 mil jóvenes entre 18 y 24 años descubrieron la música del cantante a partir de este día y para el cierre de 2019 un millón 800 mil personas lo habían escuchado por primera vez.

El Príncipe de la canción se ha mantenido como uno de los más escuchados en la plataforma desde entonces. De acuerdo con la empresa, el cantante supera los cuatro millones 800 mil oyentes al mes, más del doble de los que cuenta Camilo Sesto, quien falleciera 20 días antes.

México es el país en donde más se reproduce su música, por delante de Estados Unidos, Chile, Perú y Argentina que completan el listado. El triste es la canción más escuchada, con cerca de 95 millones de reproducciones. Atrás le sigue El amar y el querer, con 65 millones, y Gavilán o paloma, superando las 56 millones de reproducciones.

Para conmemorar su primer aniversario luctuoso, Sony Music lanzó el álbum José por siempre José, una colección de 16 temas regrabados por el productor e ingeniero de sonido, Armando Ávila, quien reconstruyó las partituras originales a partir de los instrumentos que dieron forma a los temas, para realizar una versión con mayor definición de canciones como Payaso, Lo pasado, pasado, La nave del olvido y Almohada.

Más allá de los pleitos familiares por la herencia, el legado de José José es su voz, esa que conquistó al público con El triste en el Festival de la Canción Latina que se realizó en el Teatro Ferrocarrilero de la Ciudad de México en 1970.

Una de las personas que más cerca estuvieron del cantante en los últimos años de su vida fue Laura Núñez, de fan declarada, se convirtió en su asistente y hasta en su cuidadora.

Laura trabajó y convivió con el cantante de 2001 hasta 2019, cuando acababa de ser atendido en los hospitales de Nutrición y Cancerología, del sistema de salud pública de México y gracias a la atención médica salía adelante del cáncer, hasta que su hija Sara Sosa decidií llevárselo a Miami, donde fue internado en una casa de asistencia y se alejó no sólo de Laura, también de sus hijos mayores José Joel y Marysol.

Durante 19 años, Núñez se convirtió en una persona cercana a José José, pero su admiración por él inició cuando era una niña y fue heredada por su familia.

“Desde casa se escuchaba a José José a través de mis hermanas. Bueno, desde ahí conocí sus canciones románticas como a mis 10 años. Aunque, al entrar a la secundaria, dos años después, fui de las que me iba de pinta por ir en su búsqueda. Me enteré por la radio que iba estar en el centro nocturno El Patio y llegué con suerte, llevaba mi disco Secretos. Él, iba llegando y que me lo firma, con el plus que también accedí a su ensayo. Él sabía que no podía verlo en su temporada por ser menor de edad y me dice: ‘¡Pásale!’. luego me pregunta si tenía una canción favorita, yo le contesté Una mañana y que la interpreta, aunado a otras que escuché por cerca de tres horas, las que fueron las más impresionantes de mi vida de adolescente”.

Así era José José, amable y noble con su público, reitera Laura en entrevista con El Sol de México, quien se daba su tiempo para ir a las firmas de autógrafos en el lanzamiento de sus producciones o cuando arribaba al aeropuerto de la Ciudad de México, y era de las primeras en estar a su lado en sus conciertos.

Ella siguió la carrera de Comunicación, trabajó con la Sonora Santanera cuando estaba Silvestre Mercado, ahí duró varios años, pero con el fallecimiento del músico se reestructuró la plantilla de colaboradores y ella salió. José José ya sabía de su existencia y un día le dijo: “Cuando me necesites para trabajar no dudes en llamarme a mi oficina y te incorporas a mi equipo”.

La confianza que le tenía El príncipe se la ganó con lealtad. “Yo sabía que José José había ingresado a la Universidad de las Adicciones en Minnesota, Estados Unidos; era año 1993. También sabía dónde estaba el escuadrón de la muerte, el grupo con el que vivió en la calle y con el que se perdió en las adicciones. Jamás dije nada, ni mucho menos vendí información. Creo que mi actitud fue la correcta.

“José estaba muy mal desde 1991, él se rehabilitó en 1993, dos años se la pasó muy mal. La gente hablaba de él, sin saber a ciencia cierta su paradero. Yo sí sabía dónde estaba, él se dio cuenta de mi amistad, me agradeció mucho que no hablara sobre el tema”, recuerda Núñez.

Pocas son las personas, dice Laura, que tienen el gran tamaño de corazón y sencillez de José José, cuando le informa que ya no tenía empleo con la Sonora Santanera, “me expresa él, ‘te mandó tu boleto para Miami, Florida; desde donde comienza mi gira internacional’. Esto fue en el año de 2001, trabajé para él estando en México, hasta el día que exhaló su último aliento, el sábado 28 de septiembre de 2019 en Florida.

“A José José, siempre lo voy a tener en mi corazón, en mi mente; puedo afirmar que era la misma persona como hombre, como padre, como esposo, como artista, como amigo, como compañero de trabajo y como jefe inmediato, porque cuando entré a trabajar con él, le pregunté que cómo le iba a hablar de tú o de usted y me dijo: ‘El mismo trato que hemos llevado siempre’. Yo me quedé impresionada. Como artista y como persona era el mismo, José Sosa Ortiz”.

Laura Núñez comenta que a José José lo debilitó el saber que tenía cáncer de páncreas. “A mí los expertos me lo dicen primero y yo, no sabía cómo explicárselo a él, era mi amigo, mi ídolo, mi hermano, mi jefe. Le pedí auxilio a los médicos. Recuerdo claramente su rostro cómo se transformó al conocer la noticia y que el tratamiento era ¡ya! Y él me dice: ‘Le entramos, ¿verdad?’”.

Reconoce Laura que “a partir que José José inicia el tratamiento, sus hijos Pepe y Marysol, estuvieron atentos. Había domingos en familia que nos reunimos con El Príncipe, pocos fueron los que no y estaban al tanto de los avances con las quimios, la alimentación y la enfermedad.

“Sony, su disquera, se hizo cargo de la mensualidad del departamento en donde vivió José José durante su enfermedad. El tratamiento lo pagó él”.

Laura Núñez, recordará a José José, este lunes 28, visitando su estatua en la colonia Clavería donde el cantante creció. Además de asistir a una misa en su localidad, ese día no dejará de cantar sus temas.

“José José era un gran ser humano. Le agradezco que me compartió su sabiduría y sobre todo su amistad”, concluyó.


Con información de Alma Rosa Camacho | El Sol de México





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