/ martes 29 de septiembre de 2020

Intensamente | Sí habrá película sobre la 4T: Damián Alcázar

Es uno de los actores más respetados de México, no solo por su trabajo actoral, sino por sus convicciones políticas, que defiende siempre con pasión y convencimiento

Muchos lo consideran un actor-político, aunque él se desmarca de lo segundo, asegurando que no sirve para esa actividad.

En esta charla, realizada a mitad de un llamado en Perote, Veracruz, Damián Alcázar defiende la importancia de darle más opciones cinematográficas al público, pero también asegura que hay prioridades, como sacar del hambre a millones de mexicanos.

Y hablando de cine, adelanta que sí habrá película sobre la 4T.

-Damián, son emblemáticas las películas que has hecho con Luis Estrada, desde La Ley de Herodes y La Dictadura Perfecta, que se enfocaron en los últimos sexenios del PRI, hasta Un Mundo Maravilloso y El Infierno, que retratan parte de las administraciones panistas. ¿A qué lo atribuyes?

-Son emblemáticas precisamente por el tema, porque caen directo en la cotidianidad social y política del México que hemos vivido hasta ahora, y porque de repente son un éxito, ya que sí las dejan en pantalla, entonces sí se ven y además son muy rentables para las televisoras que las pasan y las pasan.

-Sin embargo, tu filmografía va mucho más allá

-Sí. Tengo películas extraordinarias de otro tipo, como Crónicas, de Sebastián Cordero; Dos crímenes, que pues no se vio mucho porque, ya sabes, el cine mexicano es difícil que se vea, a menos que sea un éxito desde el principio y pues ahí si los empresarios dueños de los cines las mantienen en exhibición.

-A menos que tengan éxito en el extranjero

-Ni así ¿eh? Hay películas que se traen premios, que son un éxito en el extranjero y que de todos modos aquí pasan de noche, porque las pasan una semana en un cine de Texcoco. Está cabrón.

"Esa es una de las cosas que tenemos que pelear ahora, con la 4T: que nos regresen los cines, porque el liberalismo nos despojó a los ciudadanos de los grandes cines y de las grandes programaciones; ahora todo lo que ves es pura bazofia gringa, de la cual valen la pena dos o tres películas al año, además de que ya no puedes ver nunca una película italiana, iraní, china, argentina… ni mexicana".

Una de dos, o se llamará El pueblo bueno, o bien Primero los pobres. Tenemos un guión formidable, complejísimo, será una enorme película, casi épica

-En su momento hubo muchos obstáculos para el estreno de La Ley de Herodes. ¿Con las siguientes películas de Luis Estrada se enfrentaron a algún tipo de censura?

-Sí, por supuesto. Los censores siempre están ahí, tratando de defender lo indefendible. Por ejemplo, a El Infierno le pusieron la clasificación de Sólo Adultos, como para mermar el éxito de la película, pero son tontos, porque todos los niños la pudieron ver en internet. Tengo fans niños que desde que se estrenó la película y hasta la fecha me ven por ahí y me dicen: “¡Hey, Benny, Benny!” Con Un mundo maravilloso los promotores de la película no cumplieron con las fechas de exhibición y la sacaron antes, yo creo que porque se los pidió Gobernación… Y con La Dictadura Perfecta, que era la más directa, la más fuerte, quizá no la mejor, pero sí la más valiente y arriesgada, porque estaba ahí puesto todo el diagrama perfecto de cómo se hicieron las cosas, y Televisa, que sería parte de la producción, dijo: “No, yo no quiero”. Querían cambiar cosas, pero Luis Estrada no quiso, así que se salieron absolutamente y no quisieron poner ni su nombre. Me pareció una pequeñez de parte de Televisa, porque se hubieran levantado el cuello para presumir: “Nosotros hicimos esta película”, es una especie de autocrítica fuerte, amplia, abierta. Pero no… se cerraron. Ni modo.

-¿Es común que la gente se apropie de tus personajes y te llame con sus nombres en la calle?

-Sí, pero siempre es temporal, dependiendo de la película que se acabe de estrenar. Por ejemplo, cuando salió Dos crímenes, donde hice el personaje de El Negro, pues muchos de mis amigos ya me decían “Negro” por eso; o muchos me decían Juan Vargas, por La Ley de Herodes o Juan Pérez, por Un mundo maravilloso: ¡Pérez! o también "¡Aquiles Baeza!”, me cotorreaba la gente, pero es temporal.

-¿Harás otra película con Luis Estrada, ahora sobre la 4T?

-¡Por supuesto! ¿Tú crees que nos íbamos a quedar tranquilitos? (risas). No, claro que no… Sí la va a haber, y una de dos, o se llamará El pueblo bueno, o bien Primero los pobres, pero por ahí está... Tenemos un guión formidable, complejísimo, será una enorme película, casi épica. Yo supongo que en 2021 trabajaremos… Porque se nos vino el coronavirus y tuvimos que frenar… Ahorita ya hubiéramos filmado con Luis, ya nada más que hay que reagendar todo, porque vamos con un montón de actores.

-¿Y no será complicado contar una historia sobre un periodo que apenas está comenzando?

-Sí, pero hay muchas cosas que decir. Nuestro objetivo es la gente; el ciudadano mexicano de los últimos tiempos, que es intolerante, soberbio. Porque hay mucho enojo, mucho encono y mucha violencia que se generó en todos estos sexenios acumulados de pobreza y de despojo, sobre todo en este último sexenio que pasó. La gente estaba muy enojada y su enojo se manifiesta así, por ejemplo, los pinches abusadores y feminicidas pues están todos jodidos y se sienten agredidos porque están pobres y sin ánimos de ser buenas personas. Está todo eso, y ese es nuestro objetivo principal, claro, ya con la otra opción que nos da la 4T, de abrazos y no balazos… hay un campo muy grande para jugar en el cine.

-Otra de tus cintas que me llaman la atención, porque se cuece aparte es ese roadmovie llamado Bajo California.

-Ah sí, padrísima. A mí me gusta mucho. Originalmente era como un documental o un docudrama, pero yo convencí al director Carlos Bolado de que la dialogáramos, para que no fuera una aburrición tremenda, así que hicimos esos monólogos que se echaba él con su grabadora: diálogos con la abuela muerta, con Jesús Ochoa, con el viejo, entonces mi maestro, Torre Lapham… Todos esos monólogos, porque era como una especie de artista plástico que estaba resumiendo todos los andares de los waikuras, de todas estas tribus que eran nómadas. Y pues acertamos, creo que estuvo mucho mejor, la película es muy linda realmente.

Foto: Talen on the Road

RECUPERAR LAS SALAS DE CINE

Alcázar insiste en la necesidad de recuperar las salas de cine, tanto para la exhibición del cine mexicano como para el cine de calidad de todo el mundo. Para él, esa es la prioridad, por encima de la cantidad de películas que se produzcan en el país.

“Ahí está la lucha, más allá de si hacemos 10 películas menos o 10 más, porque hace dos años se hicieron 200 películas en México… ¡200 películas! De las cuales vimos seis y sólo durante seis días. ¿Para qué? Es puro desperdicio de dinero. ¿De qué sirve que los chicos puedan filmar, si nadie los ve? Entonces, no importa si sólo se hacen 70 películas, pero que se vean, y que recuperen el dinero; ahí sí volveríamos a recuperar la industria de cine… Pero si esto no se recupera es porque a los dueños de los cines no les interesa el cine mexicano, ni el cine de calidad de otros países".

-A veces vemos a muy buenos actores que aceptan papeles en películas muy regulares. ¿Te ha pasado?

Fíjate que desde que inicié en el cine siempre he sido muy riguroso, muy selectivo. Cuando doy talleres les digo a los muchachos: “Si tú haces una cosa mediocre, mediocre se queda”. Porque nadie puede salvar una película mediocre, ni siquiera el editor. Por lo tanto, hay que elegir contenidos que sean interesantes, necesarios, que sean importantes para la gente. Siempre hay materiales maravillosos para poder decir muchas cosas. La aspiración siempre debe ser hacer una película inteligente.

-Has rechazado muchas películas, incluso norteamericanas. ¿Te has arrepentido?

-No… Pero también creo que estoy llegando a un momento en el que ya puedo probar otras cosas, y en el que, si hay que hacerlo en inglés, puedo aceptar el desafío. Hasta este momento mi trabajo me satisface y la gente sabe qué tipo de actor soy, y si le voy a entrar a una película gringa nada más espero que mi personaje sea interesante, pero puedo hacerlo, porque también es otro nivel… Sí, puede ser que haga otro tipo de películas.

No puedo pensar en millones de pesos para Imcine sin pensar en la gente de la Sierra de Tapijulapa… o del desierto

-¿Qué te llevó a cambiar de opinión?

-Yo creo que en México ya no puedo aspirar a otra cosa… Quizá a otra ópera prima, porque esas siempre las voy a seguir haciendo, pero ya trabajé con los connotados directores de aquí y bueno, a otra cosa. Ya me fui al sur también, y llevo como unas 10 películas, también protagonizando como peruano, colombiano, dominicano o nicaragüense; entonces digo: Bueno, pues sí, a lo mejor ya me toca hacer cosas en inglés.

-¿Has pensado en dirigir alguna vez?

-Sí, pero como un mero ejercicio. Como que lo estoy pensando desde hace tiempo, pero me pasa que siempre que leo una buena historia, me dan ganas de actuarla, entonces veo que soy más actor que director. Pero, por ejemplo, dar clases me gusta muchísimo; conducir a mis alumnos, decirles por dónde, y eso en gran parte pues también es estar dirigiendo.

-Ya que hablas de la docencia, ¿cómo ves a las nuevas generaciones?

-La pandemia vino a hacer unas cosas formidables en la gente. Mi amiga Amada Domínguez, que es maestra de expresión corporal, danza y entrenamiento físico, importantísimo para los actores, me invitó a los exámenes de sus alumnos, y vi cinco sesiones de varios grupos haciendo videos de su trabajo, donde estaban integradas la danza, el movimiento corporal, actuación, interpretación, y fue impresionante; porque estos chavos descubrieron el mundo audiovisual e hicieron sus películas, te puedo asegurar que por lo menos 30 de los 40 trabajos que vi eran extraordinarios, dejaron surgir la creatividad. Entonces sí, creo que vienen generaciones potentes, y por eso también espero que recuperemos las salas de cine, para que todo eso no se quede nada más en el negocio de los empresarios, porque a ellos les importa un pepino la cultura cinematográfica.

Foto: Cuartoscuro

FUERA DE LOS SETS DE GRABACIÓN

Damián nos cuenta que el periodo de confinamiento impuesto por la pandemia de Covid-19 no fue tan complicado para él, aunque reconoce que cada mes cambiaba de humor:

“Aproveché ese periodo para dedicarme a cocinar, a beber vino por las tardes. Luego estuve haciendo videos para niños y me fui a grabar un documental sobre el aguacate… No estoy acostumbrado a quedarme ocho días en un sólo lugar, porque siempre me estoy moviendo. También salgo a la carretera, me voy a diferentes ciudades y me encanta…”

-¿Qué más te gusta hacer cuando no estás trabajando?

-Cuando no estoy actuando, que son pocos días, me pongo a escribir... Y leo, siempre tengo un montón de guiones y de cosas que leer. Me gusta mucho comer, aunque estoy chiquito y flaco… ¡Me hubiera gustado ser del tamaño de mi amigo Joaquín Cosío pa’ comer fuerte y beber fuerte!

-Recomiéndanos un libro, el último que te haya sacudido.

-Me gusta mucho leer y releer a los clásicos. Por ejemplo, El Quijote de la Mancha ya voy como por la cuarta ocasión; El llano en llamas me lo he leído como cinco veces, de hecho, me aprendí de memoria uno de los cuentos. También, déjame decirte que descubrí tardíamente a José Emilio Pacheco, con Las batallas en el desierto, que me pusieron a leerlo y me encantó… Pero he estado leyendo cosas; por ejemplo, descubrí unas compilaciones de Jodorowsky, de cuentos y chistes hindús, sufís, hebreos y hasta árabes, que son como moralejas, con fábulas del Oriente y Medio Oriente que también son formidables, está maravilloso… Creo que se llama Chistes orientales y el otro se llama Cuentos Orientales, ¿será? Creo que sí, algo así… ¡Ya estoy como Peña Nieto! (risas).

El liberalismo nos despojó de los grandes cines y de las grandes programaciones; ahora todo lo que ves es pura bazofia gringa, de la cual valen la pena dos o tres películas

-¿Qué películas nos recomendarías?

-Las últimas mexicanas que he visto son Chicuarotes, La cuarta compañía… Y también Sonora, que fue una grata sorpresa. Y claro, la coreana que ganó el Oscar, Parásitos.

-En 2016 tuviste una fugaz participación en política, al ser diputado electo por Morena en la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México. ¿Por qué fue tan breve tu actividad en ese rubro?

-Es que yo siempre les dije que no podía, que no tenía tiempo, porque además estaba filmando en Colombia, y sobre todo les dije que yo no quería ser diputado, pero ellos me insistieron y me dijeron que no es que fuera a ser diputado, que era una forma de nombrar a los Constituyentes, y que además no iba a ganar dinero. Entonces acepté, pero sobre todo por respaldar la opción de López Obrador. Pero ya estando ahí me di cuenta de que era un error, porque yo no tengo esa vocación, soy muy impulsivo; me enojaba ver cómo los grupos se ponían de acuerdo para votar, en lugar de hacerlo libremente y pensé que si pasaba a tribuna y les decía que eso apestaba, ni me lo iban a agradecer, así que aborté… Yo no soy, ni sirvo para eso.

-¿Apoyas ciegamente la causa de López Obrador?

-No, no… Ciegamente tampoco. Tengo muchísimas cosas que reclamarle y que proponerle. Por ejemplo, desde que él era jefe de Gobierno yo dije que a él no le importaba el teatro, porque yo creo que no lo conoce y que no va al teatro, punto. Pero tampoco le podíamos decir: “¡Oiga, usted que es el jefe de Gobierno, tiene que ir al teatro y tiene que darse cuenta!” Es muy difícil, y ahora que es presidente, pues mira, también hay cosas que son prioridad: tenemos más de 10 millones de personas en la hambruna, con debilidad mental, porque no comen bien, esa debería ser la prioridad de todos, no sólo del gobierno, porque se puede perfectamente… Y después veremos si hay más dinero para el cine, para los bailarines, que apenas comen, para los teatreros, que no tienen chance de comer de su trabajo aunque son muy buenos actores… Perdón, pero no me voy a poner a pelear para que hagamos más de 200 películas, cuando hay un chingo de prioridades que se tienen que resolver… No puedo pensar en millones de pesos para Imcine sin pensar en la gente de la Sierra de Tapijulapa… o del desierto, ¡Hay poblaciones enteras en el desierto donde milpa no crece! ¡Están muy mal económicamente!

-Tocaste un tema importante, porque efectivamente, no es labor de AMLO ver por la cultura. Para eso hay una Secretaría de Cultura. ¿Qué opinas de la labor de esa dependencia?

-Yo creo que no es la gente adecuada, porque está aprendiendo. Ellos no estaban antes… Son gente nueva y son gente que, pues sí, es honesta y bien intencionada, pero que no maneja perfectamente todas estas circunstancias… Se está aprendiendo, se está avanzando a pasos muy lentos, ¿por qué? Porque si pones a uno que ya está avezado y acostumbrado a lo de antes, pues a lo mejor resuelve, pero necesita dinero para resolver, y esa es la bronca: el poco dinero que dejaron quienes pidieron tanto dinero prestado y pusieron al país a pagar quién sabe por cuántos años una deuda impagable… Pero nunca estuvimos conformes, la cultura siempre ha estado muy empobrecida, siempre.

A los dueños de los cines no les interesa el cine mexicano, ni el cine de calidad de otros países

Foto: Cuartoscuro





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Muchos lo consideran un actor-político, aunque él se desmarca de lo segundo, asegurando que no sirve para esa actividad.

En esta charla, realizada a mitad de un llamado en Perote, Veracruz, Damián Alcázar defiende la importancia de darle más opciones cinematográficas al público, pero también asegura que hay prioridades, como sacar del hambre a millones de mexicanos.

Y hablando de cine, adelanta que sí habrá película sobre la 4T.

-Damián, son emblemáticas las películas que has hecho con Luis Estrada, desde La Ley de Herodes y La Dictadura Perfecta, que se enfocaron en los últimos sexenios del PRI, hasta Un Mundo Maravilloso y El Infierno, que retratan parte de las administraciones panistas. ¿A qué lo atribuyes?

-Son emblemáticas precisamente por el tema, porque caen directo en la cotidianidad social y política del México que hemos vivido hasta ahora, y porque de repente son un éxito, ya que sí las dejan en pantalla, entonces sí se ven y además son muy rentables para las televisoras que las pasan y las pasan.

-Sin embargo, tu filmografía va mucho más allá

-Sí. Tengo películas extraordinarias de otro tipo, como Crónicas, de Sebastián Cordero; Dos crímenes, que pues no se vio mucho porque, ya sabes, el cine mexicano es difícil que se vea, a menos que sea un éxito desde el principio y pues ahí si los empresarios dueños de los cines las mantienen en exhibición.

-A menos que tengan éxito en el extranjero

-Ni así ¿eh? Hay películas que se traen premios, que son un éxito en el extranjero y que de todos modos aquí pasan de noche, porque las pasan una semana en un cine de Texcoco. Está cabrón.

"Esa es una de las cosas que tenemos que pelear ahora, con la 4T: que nos regresen los cines, porque el liberalismo nos despojó a los ciudadanos de los grandes cines y de las grandes programaciones; ahora todo lo que ves es pura bazofia gringa, de la cual valen la pena dos o tres películas al año, además de que ya no puedes ver nunca una película italiana, iraní, china, argentina… ni mexicana".

Una de dos, o se llamará El pueblo bueno, o bien Primero los pobres. Tenemos un guión formidable, complejísimo, será una enorme película, casi épica

-En su momento hubo muchos obstáculos para el estreno de La Ley de Herodes. ¿Con las siguientes películas de Luis Estrada se enfrentaron a algún tipo de censura?

-Sí, por supuesto. Los censores siempre están ahí, tratando de defender lo indefendible. Por ejemplo, a El Infierno le pusieron la clasificación de Sólo Adultos, como para mermar el éxito de la película, pero son tontos, porque todos los niños la pudieron ver en internet. Tengo fans niños que desde que se estrenó la película y hasta la fecha me ven por ahí y me dicen: “¡Hey, Benny, Benny!” Con Un mundo maravilloso los promotores de la película no cumplieron con las fechas de exhibición y la sacaron antes, yo creo que porque se los pidió Gobernación… Y con La Dictadura Perfecta, que era la más directa, la más fuerte, quizá no la mejor, pero sí la más valiente y arriesgada, porque estaba ahí puesto todo el diagrama perfecto de cómo se hicieron las cosas, y Televisa, que sería parte de la producción, dijo: “No, yo no quiero”. Querían cambiar cosas, pero Luis Estrada no quiso, así que se salieron absolutamente y no quisieron poner ni su nombre. Me pareció una pequeñez de parte de Televisa, porque se hubieran levantado el cuello para presumir: “Nosotros hicimos esta película”, es una especie de autocrítica fuerte, amplia, abierta. Pero no… se cerraron. Ni modo.

-¿Es común que la gente se apropie de tus personajes y te llame con sus nombres en la calle?

-Sí, pero siempre es temporal, dependiendo de la película que se acabe de estrenar. Por ejemplo, cuando salió Dos crímenes, donde hice el personaje de El Negro, pues muchos de mis amigos ya me decían “Negro” por eso; o muchos me decían Juan Vargas, por La Ley de Herodes o Juan Pérez, por Un mundo maravilloso: ¡Pérez! o también "¡Aquiles Baeza!”, me cotorreaba la gente, pero es temporal.

-¿Harás otra película con Luis Estrada, ahora sobre la 4T?

-¡Por supuesto! ¿Tú crees que nos íbamos a quedar tranquilitos? (risas). No, claro que no… Sí la va a haber, y una de dos, o se llamará El pueblo bueno, o bien Primero los pobres, pero por ahí está... Tenemos un guión formidable, complejísimo, será una enorme película, casi épica. Yo supongo que en 2021 trabajaremos… Porque se nos vino el coronavirus y tuvimos que frenar… Ahorita ya hubiéramos filmado con Luis, ya nada más que hay que reagendar todo, porque vamos con un montón de actores.

-¿Y no será complicado contar una historia sobre un periodo que apenas está comenzando?

-Sí, pero hay muchas cosas que decir. Nuestro objetivo es la gente; el ciudadano mexicano de los últimos tiempos, que es intolerante, soberbio. Porque hay mucho enojo, mucho encono y mucha violencia que se generó en todos estos sexenios acumulados de pobreza y de despojo, sobre todo en este último sexenio que pasó. La gente estaba muy enojada y su enojo se manifiesta así, por ejemplo, los pinches abusadores y feminicidas pues están todos jodidos y se sienten agredidos porque están pobres y sin ánimos de ser buenas personas. Está todo eso, y ese es nuestro objetivo principal, claro, ya con la otra opción que nos da la 4T, de abrazos y no balazos… hay un campo muy grande para jugar en el cine.

-Otra de tus cintas que me llaman la atención, porque se cuece aparte es ese roadmovie llamado Bajo California.

-Ah sí, padrísima. A mí me gusta mucho. Originalmente era como un documental o un docudrama, pero yo convencí al director Carlos Bolado de que la dialogáramos, para que no fuera una aburrición tremenda, así que hicimos esos monólogos que se echaba él con su grabadora: diálogos con la abuela muerta, con Jesús Ochoa, con el viejo, entonces mi maestro, Torre Lapham… Todos esos monólogos, porque era como una especie de artista plástico que estaba resumiendo todos los andares de los waikuras, de todas estas tribus que eran nómadas. Y pues acertamos, creo que estuvo mucho mejor, la película es muy linda realmente.

Foto: Talen on the Road

RECUPERAR LAS SALAS DE CINE

Alcázar insiste en la necesidad de recuperar las salas de cine, tanto para la exhibición del cine mexicano como para el cine de calidad de todo el mundo. Para él, esa es la prioridad, por encima de la cantidad de películas que se produzcan en el país.

“Ahí está la lucha, más allá de si hacemos 10 películas menos o 10 más, porque hace dos años se hicieron 200 películas en México… ¡200 películas! De las cuales vimos seis y sólo durante seis días. ¿Para qué? Es puro desperdicio de dinero. ¿De qué sirve que los chicos puedan filmar, si nadie los ve? Entonces, no importa si sólo se hacen 70 películas, pero que se vean, y que recuperen el dinero; ahí sí volveríamos a recuperar la industria de cine… Pero si esto no se recupera es porque a los dueños de los cines no les interesa el cine mexicano, ni el cine de calidad de otros países".

-A veces vemos a muy buenos actores que aceptan papeles en películas muy regulares. ¿Te ha pasado?

Fíjate que desde que inicié en el cine siempre he sido muy riguroso, muy selectivo. Cuando doy talleres les digo a los muchachos: “Si tú haces una cosa mediocre, mediocre se queda”. Porque nadie puede salvar una película mediocre, ni siquiera el editor. Por lo tanto, hay que elegir contenidos que sean interesantes, necesarios, que sean importantes para la gente. Siempre hay materiales maravillosos para poder decir muchas cosas. La aspiración siempre debe ser hacer una película inteligente.

-Has rechazado muchas películas, incluso norteamericanas. ¿Te has arrepentido?

-No… Pero también creo que estoy llegando a un momento en el que ya puedo probar otras cosas, y en el que, si hay que hacerlo en inglés, puedo aceptar el desafío. Hasta este momento mi trabajo me satisface y la gente sabe qué tipo de actor soy, y si le voy a entrar a una película gringa nada más espero que mi personaje sea interesante, pero puedo hacerlo, porque también es otro nivel… Sí, puede ser que haga otro tipo de películas.

No puedo pensar en millones de pesos para Imcine sin pensar en la gente de la Sierra de Tapijulapa… o del desierto

-¿Qué te llevó a cambiar de opinión?

-Yo creo que en México ya no puedo aspirar a otra cosa… Quizá a otra ópera prima, porque esas siempre las voy a seguir haciendo, pero ya trabajé con los connotados directores de aquí y bueno, a otra cosa. Ya me fui al sur también, y llevo como unas 10 películas, también protagonizando como peruano, colombiano, dominicano o nicaragüense; entonces digo: Bueno, pues sí, a lo mejor ya me toca hacer cosas en inglés.

-¿Has pensado en dirigir alguna vez?

-Sí, pero como un mero ejercicio. Como que lo estoy pensando desde hace tiempo, pero me pasa que siempre que leo una buena historia, me dan ganas de actuarla, entonces veo que soy más actor que director. Pero, por ejemplo, dar clases me gusta muchísimo; conducir a mis alumnos, decirles por dónde, y eso en gran parte pues también es estar dirigiendo.

-Ya que hablas de la docencia, ¿cómo ves a las nuevas generaciones?

-La pandemia vino a hacer unas cosas formidables en la gente. Mi amiga Amada Domínguez, que es maestra de expresión corporal, danza y entrenamiento físico, importantísimo para los actores, me invitó a los exámenes de sus alumnos, y vi cinco sesiones de varios grupos haciendo videos de su trabajo, donde estaban integradas la danza, el movimiento corporal, actuación, interpretación, y fue impresionante; porque estos chavos descubrieron el mundo audiovisual e hicieron sus películas, te puedo asegurar que por lo menos 30 de los 40 trabajos que vi eran extraordinarios, dejaron surgir la creatividad. Entonces sí, creo que vienen generaciones potentes, y por eso también espero que recuperemos las salas de cine, para que todo eso no se quede nada más en el negocio de los empresarios, porque a ellos les importa un pepino la cultura cinematográfica.

Foto: Cuartoscuro

FUERA DE LOS SETS DE GRABACIÓN

Damián nos cuenta que el periodo de confinamiento impuesto por la pandemia de Covid-19 no fue tan complicado para él, aunque reconoce que cada mes cambiaba de humor:

“Aproveché ese periodo para dedicarme a cocinar, a beber vino por las tardes. Luego estuve haciendo videos para niños y me fui a grabar un documental sobre el aguacate… No estoy acostumbrado a quedarme ocho días en un sólo lugar, porque siempre me estoy moviendo. También salgo a la carretera, me voy a diferentes ciudades y me encanta…”

-¿Qué más te gusta hacer cuando no estás trabajando?

-Cuando no estoy actuando, que son pocos días, me pongo a escribir... Y leo, siempre tengo un montón de guiones y de cosas que leer. Me gusta mucho comer, aunque estoy chiquito y flaco… ¡Me hubiera gustado ser del tamaño de mi amigo Joaquín Cosío pa’ comer fuerte y beber fuerte!

-Recomiéndanos un libro, el último que te haya sacudido.

-Me gusta mucho leer y releer a los clásicos. Por ejemplo, El Quijote de la Mancha ya voy como por la cuarta ocasión; El llano en llamas me lo he leído como cinco veces, de hecho, me aprendí de memoria uno de los cuentos. También, déjame decirte que descubrí tardíamente a José Emilio Pacheco, con Las batallas en el desierto, que me pusieron a leerlo y me encantó… Pero he estado leyendo cosas; por ejemplo, descubrí unas compilaciones de Jodorowsky, de cuentos y chistes hindús, sufís, hebreos y hasta árabes, que son como moralejas, con fábulas del Oriente y Medio Oriente que también son formidables, está maravilloso… Creo que se llama Chistes orientales y el otro se llama Cuentos Orientales, ¿será? Creo que sí, algo así… ¡Ya estoy como Peña Nieto! (risas).

El liberalismo nos despojó de los grandes cines y de las grandes programaciones; ahora todo lo que ves es pura bazofia gringa, de la cual valen la pena dos o tres películas

-¿Qué películas nos recomendarías?

-Las últimas mexicanas que he visto son Chicuarotes, La cuarta compañía… Y también Sonora, que fue una grata sorpresa. Y claro, la coreana que ganó el Oscar, Parásitos.

-En 2016 tuviste una fugaz participación en política, al ser diputado electo por Morena en la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México. ¿Por qué fue tan breve tu actividad en ese rubro?

-Es que yo siempre les dije que no podía, que no tenía tiempo, porque además estaba filmando en Colombia, y sobre todo les dije que yo no quería ser diputado, pero ellos me insistieron y me dijeron que no es que fuera a ser diputado, que era una forma de nombrar a los Constituyentes, y que además no iba a ganar dinero. Entonces acepté, pero sobre todo por respaldar la opción de López Obrador. Pero ya estando ahí me di cuenta de que era un error, porque yo no tengo esa vocación, soy muy impulsivo; me enojaba ver cómo los grupos se ponían de acuerdo para votar, en lugar de hacerlo libremente y pensé que si pasaba a tribuna y les decía que eso apestaba, ni me lo iban a agradecer, así que aborté… Yo no soy, ni sirvo para eso.

-¿Apoyas ciegamente la causa de López Obrador?

-No, no… Ciegamente tampoco. Tengo muchísimas cosas que reclamarle y que proponerle. Por ejemplo, desde que él era jefe de Gobierno yo dije que a él no le importaba el teatro, porque yo creo que no lo conoce y que no va al teatro, punto. Pero tampoco le podíamos decir: “¡Oiga, usted que es el jefe de Gobierno, tiene que ir al teatro y tiene que darse cuenta!” Es muy difícil, y ahora que es presidente, pues mira, también hay cosas que son prioridad: tenemos más de 10 millones de personas en la hambruna, con debilidad mental, porque no comen bien, esa debería ser la prioridad de todos, no sólo del gobierno, porque se puede perfectamente… Y después veremos si hay más dinero para el cine, para los bailarines, que apenas comen, para los teatreros, que no tienen chance de comer de su trabajo aunque son muy buenos actores… Perdón, pero no me voy a poner a pelear para que hagamos más de 200 películas, cuando hay un chingo de prioridades que se tienen que resolver… No puedo pensar en millones de pesos para Imcine sin pensar en la gente de la Sierra de Tapijulapa… o del desierto, ¡Hay poblaciones enteras en el desierto donde milpa no crece! ¡Están muy mal económicamente!

-Tocaste un tema importante, porque efectivamente, no es labor de AMLO ver por la cultura. Para eso hay una Secretaría de Cultura. ¿Qué opinas de la labor de esa dependencia?

-Yo creo que no es la gente adecuada, porque está aprendiendo. Ellos no estaban antes… Son gente nueva y son gente que, pues sí, es honesta y bien intencionada, pero que no maneja perfectamente todas estas circunstancias… Se está aprendiendo, se está avanzando a pasos muy lentos, ¿por qué? Porque si pones a uno que ya está avezado y acostumbrado a lo de antes, pues a lo mejor resuelve, pero necesita dinero para resolver, y esa es la bronca: el poco dinero que dejaron quienes pidieron tanto dinero prestado y pusieron al país a pagar quién sabe por cuántos años una deuda impagable… Pero nunca estuvimos conformes, la cultura siempre ha estado muy empobrecida, siempre.

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Foto: Cuartoscuro





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