Hace ya más de tres décadas que los franceses conquistaron al mundo con una corriente de música bailable que se conoció popularmente “french touch” y de la que destacaron actos como Cassius, Phoenix y Daft Punk.
Desde entonces, decenas o quizá cientos de artistas galos han seguido los pasos de aquella legendaria camada que puso a ese país en las radios y las pistas de baile del mundo entero.
Y probablemente uno de los alumnos más aplicados de esa última generación de músicos sean los parisinos L’Impératrice, un sexteto de músicos que están cerca de cumplir su primera década como banda, llamando la atención no sólo por sus producciones discográficas, destacables por su elegante fusión de pop, nu disco y ritmos setenteros, sino también por sus presentaciones, que suelen convertirse en verdaderas fiestas.
Este mes la banda regresó a la Ciudad de México para ofrecer una presentación en directo, luego de que un fin de semana antes se presentaran en el popular festival de Coachella, en Indio, California. Ambas fechas, como parte de la gira de promoción de su último disco Tako Tsubo (2021), que además los llevó por todos los rincones de su natal Francia.
Sobre los lazos que la banda ha ido construyendo con México, cuentan en entrevista con El Sol de México que cada vez tienen más seguidores en este país, como apunta su líder y fundador Charles de Boisseguin:
“Recién conocimos a nuestro fan club de México y fue una locura, porque no tenemos clubes de fans en muchos países o ciudades, así que descubrir gente encantadora y cálida como ellos, que además nos dieron muchos regalos y mucho amor, es una locura… Nos damos cuenta que somos una banda francesa afortunada por tener este éxito en México”.
Sobre esa suerte y la forma en que esta conexión se ha dado, agrega su vocalista Flore:
“Comenzamos a lo grande en México, porque generalmente cuando tocamos en el extranjero, comenzamos en lugares pequeños y poco a poco volvemos para una gira más grande cada vez. Pero hace tres años, cuando tocamos aquí por primera vez, comenzamos en un muy buen lugar, que fue el Auditorio Blackberry, que tiene un aforo de dos mil personas y recuerdo que cuando entramos al lugar, pensamos: ¿Por qué tocamos aquí? ¡Es demasiado grande! Y ahora que tocamos en el Pepsi Center pues fue uno de los lugares más grandes en los que hayamos tocado… Es una locura.
Están cerca de cumplir su primera década como banda. ¿Cómo se sienten?
Charles: Nos sentimos afortunados… Desde el principio nos tomamos nuestro tiempo y no nos hemos apresurado. No nos gusta ese concepto de hacer música y ser presionados para trabajar, creo que la forma en que nos tomamos nuestro tiempo permitió que esto existiera a largo plazo… En realidad creo que al principio la gente del sistema no nos quería, todavía no nos quieren por ser franceses. Quizás fue un poco difícil, pero nos ha permitido hacer lo que queremos y tener tiempo para crecer como queríamos, porque experimentamos con muchas cosas. Cuando comenzamos sólo éramos cinco músicos haciendo música instrumental y realizábamos algunas colaboraciones, y luego tratamos de hacer house, además de utilizar sampleos y probar versiones de canciones pop, hasta que llegamos aquí.
Flore: Y toma en cuenta que además hoy es muy difícil ser una banda de seis miembros, porque la economía de la industria de la música no te permite ser un grupo tan numeroso, así que es un poco difícil. Es por eso que al principio probamos todas estas diferentes formas de la banda, porque es una elección real y una lucha real que debes tener con todos: El sello discográfico, las agencias de contrataciones, etcétera, que te dicen: "Oh, pero son seis". Y sí, son muchos sacrificios, pero es lo que queremos hacer ahora.
Es interesante cómo ha evolucionado la banda, de un formato bailable a uno de canciones pop y luego de regreso a la pista de baile.
Charles: Sí, la pista de baile estuvo ahí desde el principio, todo el house y la parte electrónica existían desde el primer show que dimos en París, cuando éramos solo una banda instrumental y teníamos sesiones de DJ. Y ahora la gente viene a bailar con nosotros, pero también a escuchar y cantar… Creo que nos gusta más ser una banda de pop.
Su música se publica digitalmente y también en formatos físicos, ¿pero ustedes qué opción prefieren como escuchas?
Charles: Yo los discos de vinil, porque son físicos… Si le bajas el volumen al estéreo aún puedes escuchar la canción en el vinilo, lo cual es mágico para mí, además de que la definición y los altibajos son mucho más profundos que en un mp3.
Flore: Además, el vinil te anima a escuchar el álbum completo, a diferencia de Spotify, donde sólo eliges una o dos canciones del disco. Nosotros hacemos álbumes completos, y sabemos de todo el esfuerzo que es hacerlos, desde elegir el orden de las canciones, el concepto del álbum, etcétera, por eso preferimos escuchar los discos enteros... Siempre es un esfuerzo si quieres escuchar una canción en un vinilo.
Hagni Gwon: Yo prefiero el compact disco, por todo el concepto del disco y porque crecí con la música clásica, que creo que se escucha mucho mejor en CD.
A lo largo de esta década han tocado en todo tipo de escenarios. ¿Cuál sería su mejor y su peor experiencia en vivo?
Tom Daveau: La peor experiencia fue quizás en Numatroove, al Este de Francia, porque nos tocó en un lugar de metal, así que cuando salimos la gente solo quería escuchar metal, nada de disco ni de pop… E inmediatamente nos dimos cuenta de que no éramos bienvenidos. Fue uno de esos momentos en los que te preguntas: "¿Por qué estoy aquí?".
Flore: En cuanto al mejor… Es que hay tantos. Pero creo que pudo ser hace no mucho en el Obsidian, en el Paradisum, porque la multitud estaba loca y el lugar era muy agradable… Era un estadio de fútbol y la gente estaba de verdad muy animada.
¿Y qué tal su presentación en Coachella de hace unos días?
Charles: Bah… (ríe) No, fue una locura. De verdad valió la pena porque fue algo que llevábamos esperando dos o tres años. No esperábamos nada en particular, porque teníamos miedo de que no hubiera nadie delante de nosotros durante el espectáculo, pero ese día el escenario estaba repleto y tuvimos una cálida bienvenida, así que creo que realmente nos dejó ver que tenemos una cobertura importante, lo que creo que agrega mucha presión, pero creo que lo logramos. La gente aparecía bajo ese sol que calentaba mucho, y era muy importante para nosotros, por ser una banda francesa diminuta, pero segura de sí misma.
Durante muchos años Francia estuvo en el mapa gracias al “french touch”. ¿Hay algunos grupos o movimientos artísticos franceses por los que sientas simpatía?
Charles: Sí, por todos, porque crecimos con ellos, viendo la forma en que conquistaron el mundo mientras nosotros teníamos entre 10 y 20 años… La forma en que todos ellos mezclaron la música house con disco y samples fue algo muy futurista en ese momento, en los noventas… Yo crecí con todo eso y siento que es nuestro legado.
Y así nos despedimos para que la banda se preparara para su último show, al que califican como “una gran fiesta sobre la pista de baile” y el cual es aderezado con unos corazones luminosos que los músicos muestran sobre su pecho durante el concierto, como muestra del agradecimiento por la respuesta de sus seguidores.
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