Cuando Rozalén se miró al espejo hace unos años y encontró su primera arruga, sintió temor, porque pensaba que se "le había pasado el arroz" (expresión que se utiliza en España para referirse a una mujer que envejece y ya no puede tener hijos).
Sin embargo, luego de reflexionar sobre su camino de vida, llegó a la conclusión de que las marcas que le han dejado los años son un recordatorio también de pasajes de su vida, tanto alegres como tristes, que forman parte de lo que es hoy como mujer y como artista.
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Para festejar este amor, e invitar a otras personas a no temerle a la edad y aceptarse tal como son, compuso el tema El paso del tiempo. "Tienes esa arruga, pero recuerda las cosas bonitas que te ha hecho que la tengas, mírala con cariño. Hay que verlo con naturalidad, y lo maravilloso que es cumplir años", dice en entrevista.
"Tengo 34 años, el mes que viene cumplo 35, sí es verdad que me tengo que plantear ciertas cosas, pero supongo que no será lo mismo lo que siento ahora, a lo que sienten amigas que ya están en los 40, los 50, o los 60 años. Las etapas de la vida son cada una muy especiales, te regalan muchas cosas buenas si se saben mirar y se saben aprovechar. Ahora con mis casi 35 intentaré ver esta rampa a los 40 de manera positiva".
Para los próximos meses, Rozalén emprenderá una gira, con todas las medidas sanitarias, por algunas ciudades de España; y espera que pronto los semáforos epidemiológicos le permitan visitar Sudamérica y México, y subir al escenario con La Sonora Santanera, con quienes grabó el tema ganador de un Goya Que no, que no, de la película La boda de Rosa, de Iciar Bollain.
En dicha canción colaboró por primera vez con La Sonora Santanera, a la que califica como una orquesta de expertos en música bailable.
"Fue un premio compartido con México, no sabía que era la primera vez que en lo musical una parte de México se llevaba un Goya, estoy contenta de compartirlo con un país que me ha dado tanto. Al principio queríamos hacer algo bailable, una canción alegre. Pensamos primero en algo como electrocumbia, algo súper moderno, más electrónico. Al final optamos entre todos a tirar por algo más clásico, que suene tradicional".
Y es que la española es amante de la cultura mexicana, por lo que además de incluir este sencillo en su más reciente disco (El árbol y el bosque), agregó un pequeño guiño a las festividades del Día de Muertos en el tema El día que yo me muera, el cual está inspirado en las coplas españolas, con tintes de salsa.
"Esa canción me parece muy mexicana, de las cosas más bonitas que me ha regalado México es la visión que tienen de la muerte. Parece la acertada, la que quiero tener, quiero que la muerte para mí sea una compañera que está siempre presente, llena de colores y que me hace acordarme de los míos durante muchos años".