/ viernes 17 de junio de 2022

Steven Wilson y la obsesión por el sonido

Steven Wilson es un ubermusico encargado de buena parte del legado musical de nuestra época, no sólo porque ha sido el responsable de remasterizar algunos discos legendarios

Steven Wilson es un ubermusico encargado de buena parte del legado musical de nuestra época, no sólo porque ha sido el responsable de remasterizar algunos discos legendarios, sino también porque ha ayudado a revitalizar al rock progresivo con su grupo Porcupine Tree, que es una combinación de talentos muy particular, actualmente completado con el baterista Gavin Harrison y el genio Richard Barbieri.

Cuando iniciamos nuestra charla lo encontré frente a su inmensa colección de LPs, por lo que no tuve otra de comenzar que preguntándole sobre la importancia de los discos en la vida de cada uno de nosotros, ya que circula en el internet la versión de que su gusto por la música comenzó cuando sus padres le regalaban discos en Navidad, al igual que a muchos de nosotros.

Steve, ¿crees que la música es el mejor regalo?

Entiendo lo que quieres decir, porque para mí la música ha sido el mejor regalo de todos. Cuando era niño me sorprendían siempre con LPs y cuando fui creciendo se transformaron en CDs que anhelaba tener en Navidad… Pero ya no es lo mismo ahora, ¿no crees? Porque ahora la música es gratis para muchos, ni siquiera es algo que tengas que buscar por ti mismo y ni siquiera tienes que esperar a que alguien te la regale. Entonces el valor como regalo desaparece completamente. ¡Recuerdo pedir discos por mi cumpleaños o por Navidad y no podía esperar emocionado el momento en que los tuviera en mis manos para escucharlos!

Dice que ahora la música está disponible para todos, al instante y gratis, lo que ha hecho que cambie también la forma en que la gente se relaciona con la música y la forma en que la gente evalúa la música. “Todo eso ha cambiado excepto la experiencia en vivo que sigue siendo algo único”, reflexiona.

Al respecto, destaca que ir a un concierto es todavía una comunión, sentirte parte de un grupo mayor que tú. “Un acto irrepetible que solo existe en el aquí y en el ahora, y por eso entonces el valor de la música se ha transformado hacia la experiencia en vivo más que hacia la experiencia grabada”.

¿Será que tus esfuerzos al remezclar discos como Red (King Crimson), Nonesuch (XTC) o Thick as a Brick (Jethro Tull) buscan de alguna manera reencontrar ese espíritu?

Mh… No lo creo, porque casi toda la música que he remezclado de discos de King Crimson, XTC o del que sea, ha sido diseñada para aquellos que ya conocían el disco original, aquellos que incluso compraron el vinil original y que también compraron el CD cuando lo transfirieron… Y que ahora comprarán la nueva edición en Blu-Ray 5.1. Así que mi trabajo está dirigido a los que realmente conocen la música, son fans del grupo y quieren encontrar algo nuevo.

“Si hablas de encontrar a un nuevo grupo de personas o un nuevo público para grabaciones legendarias, no estoy seguro de que esta música tenga ese poder, cuando menos no a una escala mundial como sucedía antes con la radio y las disqueras. Aunque estoy seguro de que existen todavía muchas personas que intentan descubrir música y que con eso irán descubriendo nuevos mundos, pero hablando en forma general, encontrarán esa aventura con la realidad virtual más que con un disco de rock o pop de cualquier grupo”, agrega.

Para él, esta es la forma en que hemos evolucionado como humanos y cambiado nuestra perspectiva sobre muchas cosas, incluyendo la forma en que nos relacionamos con la música e incluso de cómo la misma música evoluciona y cambia

“La época dorada del rock fue en la segunda mitad del Siglo XX y ahora hay otra forma predominante de música, de la misma forma en que el rock evolucionó del jazz, que era predominante en la primera mitad de ese siglo, y anteriormente la música clásica dominaba completamente. Cada forma de música se acomodó a sus posteriores evoluciones y no puedo decir que en forma obsoleta, sino que generaron también movimientos de culto o de vanguardia que servían para cambiar en la siguiente generación”.

Dice que un ejemplo de ello es la forma en que ha predominado en las últimas décadas la llamada “música urbana”.

“Y estoy seguro de que así seguirá, porque la música es muy buena para reinventarse a sí misma y evolucionar, aunque la gente como nosotros, que escuchamos discos como tesoros e incluso como objetos físicos preciosos y como aventuras mágicas no formamos parte de esta generación que le da más importancia a las canciones unitarias y a los playlist que a un álbum como tal. Esas ideas ya no son relevantes, aunque nos sintamos tristes porque crecimos en una generación donde la música llenaba otras funciones en nuestras vidas”, asegura.

Formado en 1987, Porcupine Tree ha editado una decena de producciones que son veneradas por sus seguidores como verdaderas joyas de una relectura al progresivo, con toques oscuros y un guiño hacia ambientes más amigables del rock, pero siempre con la indistinta personalidad de Wilson, quien como multiinstrumentista ha tenido la experiencia de formar parte de otras bandas como King Crimson y Japan.

Ahora después de diez producciones, tu nuevo disco representa un cierre y una continuación.

Eso precisamente está implícito en el título (Closure/Continuation) porque realmente no sabemos nuestro destino ni nosotros mismos. Nos tomó más de diez años terminarlo, aunque por supuesto cada uno de nosotros hizo otras cosas en ese lapso. Yo hice cinco discos solistas, Gavin grabó con King Crimson y Richard también logró varios discos solistas, así que hemos estado ocupados pero también hemos sido muy lentos para este.

En todo caso, asegura que la pregunta más importante para él es si harán el siguiente disco. Y dice que nadie lo sabe, por lo que sólo les queda mantener sus opciones abiertas.

“Particularmente para mí es importante, porque cada disco que hago ahora tiene una razón para existir. No estoy interesado en repetirme y hacer más de lo mismo. Y tomo este ejemplo porque me gusta la banda: ¿Cuál es el fin de que AC/DC haga otro nuevo disco si todos suenan igual?... Siempre me hago la misma pregunta y me respondo que tengo que hacer algo nuevo, confrontarme a mí mismo y lograr algo fresco e innovador, no solamente algo que les guste a los fans”.

Cuenta que cuando la banda se reunió para hacer este disco se preguntaban cómo lograrían que sonara diferente sin tener que justificarlo:

“Mientras me haga la misma pregunta entonces existe la posibilidad de hacer un nuevo disco. Y entonces me pregunto si saldremos de gira nuevamente. Mh… No lo creo, podría decir que esta será la última gira de Porcupine Tree.

¿Cómo es para ti trabajar con gente tan increíble como Gavin Harrison y Richard Barbieri? Por cierto, mi canción favorita del disco es “Walk the Plank”.

Lo más importante de este álbum es su diferencia con los otros. Ya que hablábamos de no repetirnos, pues ahora el cambio más importante radica en que esta es la primera vez que realmente colaboramos como grupo componiendo y grabando. Antes era yo quien tenía el mayor número de canciones, como un 80 por ciento, mientras que los otros músicos me ayudaban a completarlas y grabarlas. Pero ahora escribimos este álbum juntos, así logramos canciones como “Walk the Plank”, que es algo que creamos juntos Richard y yo y que como viste no tiene guitarras, porque ambos tocamos los teclados.

Dice que para él eso es algo nuevo y refrescante, ya que si quitas las guitarras en la ecuación, súbitamente se abre el espacio, particularmente para Richard, a quien considera un maestro en el diseño sonoro y en los detalles electrónicos.

“Tal vez por eso te gusto más ese track, porque se nota más el trabajo de Richard y ese fue uno de los factores más importantes de este disco para sonar más fresco”.

El disco sólo tiene siete tracks. ¿Quedaron otros fuera por alguna razón?

Hay tres tracks extra en la versión especial del disco que está disponible en nuestro sitio web y las pusimos como extras porque todos los que las escucharon pensaron que eran tan buenas como las que quedaron finalmente en el disco oficial.

Sin embargo, no quedaron en la versión normal porque este disco lo diseñamos muy estructuralmente y seguramente quedaron muchas ideas fuera. Recuerda que trabajamos por diez años sin conformar un nuevo disco de The Porcupine Tree. Pero contestando a tu pregunta, creo que tenemos como 30 canciones sin terminar que andan por ahí como resultado de esta nueva dinámica de composición entre todos, pero como sabíamos que existiría mucha expectación tanto de los fans como de la prensa por este disco entonces decidimos subir nuestro visto bueno hacia el material, decidiendo sólo por las canciones que los tres estuviéramos completamente seguros que nos gustaban para Closure/Continuation.

A veces pienso que antes que músico, Steve Wilson es un diseñador de sonido.

Wow… Qué raro que lo menciones, porque nadie había visto así mi carrera... ¡Y coincido completamente contigo! Recientemente publique un libro autobiográfico y uno de los capítulos se titula “Diseñando Sonidos”, y exactamente dice lo que acabas de opinar: que me he dedicado, desde el principio de mi carrera, no en ser un músico, ni un guitarrista, ni un cantante, sino en alguien que quiere dedicar su vida al diseño de los sonidos. Por eso me gustan más los artefactos que graban sonidos que los instrumentos musicales.

Dice que esto seguramente se debió a que su padre era ingeniero eléctrico. Saca el libro en cuestión y me muestra una foto de una grabadora de cuatro canales que le fabricó su papá como regalo, completamente hecha en casa.

“Me la hizo cuando tenía 12 años y puedes ver que era funcionalmente perfecta. Así que mi obsesión desde niño era experimentar con la pureza del sonido y esa es una de las razones por las que siempre he amado la música ambiental, la música electrónica y a compositores como Stockhausen y Berio, quienes están más interesados en esculpir en sonido que en las notas mismas”.

Entonces seguramente te gustan clásicos como Ligeti o Debussy

Estoy interesado en la música electroacústica de gent como Pierre Schaeffer o Pierre Boulez, pero también en gente como Xenakis, Penderecki o Luigi Nono… No me interesa nada antes del Siglo XX y también me encanta el minimalismo de Steve Reich o Philip Glass. Y Max Richter, hablando de algo más cercano al pop.

Tienes una relación muy especial con México, ya que tu primer disco solista lo titulaste Insurgentes (2008).

Estuve en México cuando estaba haciendo ese disco e incluso existen dos o tres canciones que compuse y grabé mientras vivía ahí. También hay un track titulado “Veneno para las hadas” en honor a una película mexicana de culto (Nota del editor: La cinta homónima de 1986 fue dirigida por Carlos Enrique Taboada).

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Wilson agrega que tiene muchas conexiones con México, sobre todo de ese periodo y que incluso filmó un documental en este país.

“Me encanta México. Cuando haces un disco obviamente necesitas estar inspirado, y una de las formas es viajar y conocer países. Pero México es uno de mis lugares preferidos”.

Y así sin darnos cuenta, terminó el tiempo de nuestra charla, aunque podríamos habernos quedado platicando durante horas sobre su pasión por el diseño de espacios que son más que solo música o sobre la búsqueda de algo que todavía sigue buscando este hombre, ya sea como solista o con los magníficos Porcupine Tree, referencia para todo aquel que quiera revivir la mágica experiencia de quitarle el celofán a un objeto tan importante para muchos de nosotros como lo es un disco.

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Steven Wilson es un ubermusico encargado de buena parte del legado musical de nuestra época, no sólo porque ha sido el responsable de remasterizar algunos discos legendarios, sino también porque ha ayudado a revitalizar al rock progresivo con su grupo Porcupine Tree, que es una combinación de talentos muy particular, actualmente completado con el baterista Gavin Harrison y el genio Richard Barbieri.

Cuando iniciamos nuestra charla lo encontré frente a su inmensa colección de LPs, por lo que no tuve otra de comenzar que preguntándole sobre la importancia de los discos en la vida de cada uno de nosotros, ya que circula en el internet la versión de que su gusto por la música comenzó cuando sus padres le regalaban discos en Navidad, al igual que a muchos de nosotros.

Steve, ¿crees que la música es el mejor regalo?

Entiendo lo que quieres decir, porque para mí la música ha sido el mejor regalo de todos. Cuando era niño me sorprendían siempre con LPs y cuando fui creciendo se transformaron en CDs que anhelaba tener en Navidad… Pero ya no es lo mismo ahora, ¿no crees? Porque ahora la música es gratis para muchos, ni siquiera es algo que tengas que buscar por ti mismo y ni siquiera tienes que esperar a que alguien te la regale. Entonces el valor como regalo desaparece completamente. ¡Recuerdo pedir discos por mi cumpleaños o por Navidad y no podía esperar emocionado el momento en que los tuviera en mis manos para escucharlos!

Dice que ahora la música está disponible para todos, al instante y gratis, lo que ha hecho que cambie también la forma en que la gente se relaciona con la música y la forma en que la gente evalúa la música. “Todo eso ha cambiado excepto la experiencia en vivo que sigue siendo algo único”, reflexiona.

Al respecto, destaca que ir a un concierto es todavía una comunión, sentirte parte de un grupo mayor que tú. “Un acto irrepetible que solo existe en el aquí y en el ahora, y por eso entonces el valor de la música se ha transformado hacia la experiencia en vivo más que hacia la experiencia grabada”.

¿Será que tus esfuerzos al remezclar discos como Red (King Crimson), Nonesuch (XTC) o Thick as a Brick (Jethro Tull) buscan de alguna manera reencontrar ese espíritu?

Mh… No lo creo, porque casi toda la música que he remezclado de discos de King Crimson, XTC o del que sea, ha sido diseñada para aquellos que ya conocían el disco original, aquellos que incluso compraron el vinil original y que también compraron el CD cuando lo transfirieron… Y que ahora comprarán la nueva edición en Blu-Ray 5.1. Así que mi trabajo está dirigido a los que realmente conocen la música, son fans del grupo y quieren encontrar algo nuevo.

“Si hablas de encontrar a un nuevo grupo de personas o un nuevo público para grabaciones legendarias, no estoy seguro de que esta música tenga ese poder, cuando menos no a una escala mundial como sucedía antes con la radio y las disqueras. Aunque estoy seguro de que existen todavía muchas personas que intentan descubrir música y que con eso irán descubriendo nuevos mundos, pero hablando en forma general, encontrarán esa aventura con la realidad virtual más que con un disco de rock o pop de cualquier grupo”, agrega.

Para él, esta es la forma en que hemos evolucionado como humanos y cambiado nuestra perspectiva sobre muchas cosas, incluyendo la forma en que nos relacionamos con la música e incluso de cómo la misma música evoluciona y cambia

“La época dorada del rock fue en la segunda mitad del Siglo XX y ahora hay otra forma predominante de música, de la misma forma en que el rock evolucionó del jazz, que era predominante en la primera mitad de ese siglo, y anteriormente la música clásica dominaba completamente. Cada forma de música se acomodó a sus posteriores evoluciones y no puedo decir que en forma obsoleta, sino que generaron también movimientos de culto o de vanguardia que servían para cambiar en la siguiente generación”.

Dice que un ejemplo de ello es la forma en que ha predominado en las últimas décadas la llamada “música urbana”.

“Y estoy seguro de que así seguirá, porque la música es muy buena para reinventarse a sí misma y evolucionar, aunque la gente como nosotros, que escuchamos discos como tesoros e incluso como objetos físicos preciosos y como aventuras mágicas no formamos parte de esta generación que le da más importancia a las canciones unitarias y a los playlist que a un álbum como tal. Esas ideas ya no son relevantes, aunque nos sintamos tristes porque crecimos en una generación donde la música llenaba otras funciones en nuestras vidas”, asegura.

Formado en 1987, Porcupine Tree ha editado una decena de producciones que son veneradas por sus seguidores como verdaderas joyas de una relectura al progresivo, con toques oscuros y un guiño hacia ambientes más amigables del rock, pero siempre con la indistinta personalidad de Wilson, quien como multiinstrumentista ha tenido la experiencia de formar parte de otras bandas como King Crimson y Japan.

Ahora después de diez producciones, tu nuevo disco representa un cierre y una continuación.

Eso precisamente está implícito en el título (Closure/Continuation) porque realmente no sabemos nuestro destino ni nosotros mismos. Nos tomó más de diez años terminarlo, aunque por supuesto cada uno de nosotros hizo otras cosas en ese lapso. Yo hice cinco discos solistas, Gavin grabó con King Crimson y Richard también logró varios discos solistas, así que hemos estado ocupados pero también hemos sido muy lentos para este.

En todo caso, asegura que la pregunta más importante para él es si harán el siguiente disco. Y dice que nadie lo sabe, por lo que sólo les queda mantener sus opciones abiertas.

“Particularmente para mí es importante, porque cada disco que hago ahora tiene una razón para existir. No estoy interesado en repetirme y hacer más de lo mismo. Y tomo este ejemplo porque me gusta la banda: ¿Cuál es el fin de que AC/DC haga otro nuevo disco si todos suenan igual?... Siempre me hago la misma pregunta y me respondo que tengo que hacer algo nuevo, confrontarme a mí mismo y lograr algo fresco e innovador, no solamente algo que les guste a los fans”.

Cuenta que cuando la banda se reunió para hacer este disco se preguntaban cómo lograrían que sonara diferente sin tener que justificarlo:

“Mientras me haga la misma pregunta entonces existe la posibilidad de hacer un nuevo disco. Y entonces me pregunto si saldremos de gira nuevamente. Mh… No lo creo, podría decir que esta será la última gira de Porcupine Tree.

¿Cómo es para ti trabajar con gente tan increíble como Gavin Harrison y Richard Barbieri? Por cierto, mi canción favorita del disco es “Walk the Plank”.

Lo más importante de este álbum es su diferencia con los otros. Ya que hablábamos de no repetirnos, pues ahora el cambio más importante radica en que esta es la primera vez que realmente colaboramos como grupo componiendo y grabando. Antes era yo quien tenía el mayor número de canciones, como un 80 por ciento, mientras que los otros músicos me ayudaban a completarlas y grabarlas. Pero ahora escribimos este álbum juntos, así logramos canciones como “Walk the Plank”, que es algo que creamos juntos Richard y yo y que como viste no tiene guitarras, porque ambos tocamos los teclados.

Dice que para él eso es algo nuevo y refrescante, ya que si quitas las guitarras en la ecuación, súbitamente se abre el espacio, particularmente para Richard, a quien considera un maestro en el diseño sonoro y en los detalles electrónicos.

“Tal vez por eso te gusto más ese track, porque se nota más el trabajo de Richard y ese fue uno de los factores más importantes de este disco para sonar más fresco”.

El disco sólo tiene siete tracks. ¿Quedaron otros fuera por alguna razón?

Hay tres tracks extra en la versión especial del disco que está disponible en nuestro sitio web y las pusimos como extras porque todos los que las escucharon pensaron que eran tan buenas como las que quedaron finalmente en el disco oficial.

Sin embargo, no quedaron en la versión normal porque este disco lo diseñamos muy estructuralmente y seguramente quedaron muchas ideas fuera. Recuerda que trabajamos por diez años sin conformar un nuevo disco de The Porcupine Tree. Pero contestando a tu pregunta, creo que tenemos como 30 canciones sin terminar que andan por ahí como resultado de esta nueva dinámica de composición entre todos, pero como sabíamos que existiría mucha expectación tanto de los fans como de la prensa por este disco entonces decidimos subir nuestro visto bueno hacia el material, decidiendo sólo por las canciones que los tres estuviéramos completamente seguros que nos gustaban para Closure/Continuation.

A veces pienso que antes que músico, Steve Wilson es un diseñador de sonido.

Wow… Qué raro que lo menciones, porque nadie había visto así mi carrera... ¡Y coincido completamente contigo! Recientemente publique un libro autobiográfico y uno de los capítulos se titula “Diseñando Sonidos”, y exactamente dice lo que acabas de opinar: que me he dedicado, desde el principio de mi carrera, no en ser un músico, ni un guitarrista, ni un cantante, sino en alguien que quiere dedicar su vida al diseño de los sonidos. Por eso me gustan más los artefactos que graban sonidos que los instrumentos musicales.

Dice que esto seguramente se debió a que su padre era ingeniero eléctrico. Saca el libro en cuestión y me muestra una foto de una grabadora de cuatro canales que le fabricó su papá como regalo, completamente hecha en casa.

“Me la hizo cuando tenía 12 años y puedes ver que era funcionalmente perfecta. Así que mi obsesión desde niño era experimentar con la pureza del sonido y esa es una de las razones por las que siempre he amado la música ambiental, la música electrónica y a compositores como Stockhausen y Berio, quienes están más interesados en esculpir en sonido que en las notas mismas”.

Entonces seguramente te gustan clásicos como Ligeti o Debussy

Estoy interesado en la música electroacústica de gent como Pierre Schaeffer o Pierre Boulez, pero también en gente como Xenakis, Penderecki o Luigi Nono… No me interesa nada antes del Siglo XX y también me encanta el minimalismo de Steve Reich o Philip Glass. Y Max Richter, hablando de algo más cercano al pop.

Tienes una relación muy especial con México, ya que tu primer disco solista lo titulaste Insurgentes (2008).

Estuve en México cuando estaba haciendo ese disco e incluso existen dos o tres canciones que compuse y grabé mientras vivía ahí. También hay un track titulado “Veneno para las hadas” en honor a una película mexicana de culto (Nota del editor: La cinta homónima de 1986 fue dirigida por Carlos Enrique Taboada).

➡️ Suscríbete a nuestro Newsletter y recibe las notas más relevantes en tu correo

Wilson agrega que tiene muchas conexiones con México, sobre todo de ese periodo y que incluso filmó un documental en este país.

“Me encanta México. Cuando haces un disco obviamente necesitas estar inspirado, y una de las formas es viajar y conocer países. Pero México es uno de mis lugares preferidos”.

Y así sin darnos cuenta, terminó el tiempo de nuestra charla, aunque podríamos habernos quedado platicando durante horas sobre su pasión por el diseño de espacios que son más que solo música o sobre la búsqueda de algo que todavía sigue buscando este hombre, ya sea como solista o con los magníficos Porcupine Tree, referencia para todo aquel que quiera revivir la mágica experiencia de quitarle el celofán a un objeto tan importante para muchos de nosotros como lo es un disco.

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