“Este lamentable hecho nos hace reflexionar que nuestras tradiciones a veces son perjudiciales y que tenemos que festejar de otra forma que no se dañe a las personas”, afirma Alberto Teniza Ramírez, quien resultó marcado por el estallido en Tepactepec.
Tiene 48 años de edad y hace año y medio recibió su última operación en la mano para separarle los dedos índice y medio.
Recuerda que desde niño ya era una tradición llevar la ofrenda que “resaltaba la quema excesiva de cohetones sin tomar en cuenta que podría ocurrir una desgracia”.
Acepta que después de la desgracia, “reflexionamos que algunas tradiciones son perjudiciales y deben festejarse de otro modo”.
Alberto actualmente trabaja en la comuna de Nativitas y es padre de tres hijos de 14, 13 y seis años de edad, éste último tenía apenas un año y medio cuando ocurrió el accidente.
Rememora que aproximadamente hace 50 años ya era una tradición entre los habitantes de la comunidad de Santa María Nativitas, llevar miles de cohetones, cada año, como ofrenda al patrono “Jesús de los Tres Caminos”.
Nos dimos cuenta los pobladores que a toda la comunidad nos afectó porque trascendió a nivel estatal, nacional y mundial
Alberto Teniza