Como si fuera un secreto a voces celosamente guardado, el consumo de “cristal” entre la población estudiantil de secundaria y bachillerato es un problema real que algunas autoridades se resisten a admitir, pero que crece día con día, pues para muestra bastan los decomisos en escuelas de esta metanfetamina cada vez más común entre niños y adolescentes.
Tan sólo en mayo pasado, la Secretaría de Educación Pública del Estado (Sepe) determinó retirar momentáneamente a un alumno de quinto grado de primaria señalado de presuntamente ingresar “cristal” al interior del internado General de División José Amarillas, ubicado en San Pablo Apetatitlán.
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En su momento, la dependencia estatal confirmó que junto con autoridades de la Unidad de Servicios Educativos de Tlaxcala sostuvieron una reunión con la madre del niño implicado, directivos, jefes de sector, supervisores, Policía de Investigación, municipales y docentes del internado para atender la denuncia hecha por una madre de familia, quien acusó que un alumno ofreció sustancias tóxicas a su hijo.
De igual forma, uno de los casos más sonados fue el ocurrido en la Escuela Secundaria Técnica 4, ubicada en Chiautempan, donde padres de familia descubrieron la venta de “cristal” por uno de los estudiantes, pero en ese momento el director de la institución educativa decidió no tomar cartas en el asunto y delegárselo a los padres de familia, de ahí que ninguna autoridad atendió el hecho.
De acuerdo con información vertida por el titular de la Sepe, Homero Meneses Hernández, en Tlaxcala el consumo de alcohol y otras drogas comienza a edades tempranas, incluso antes del índice nacional, que es a los 13 años de edad, aunque lamentó que la primera “probadita” ocurra en los hogares a cargo de los padres de familia, tíos, abuelos o hermanos.
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Derivado de lo anterior, es fácil inferir que para los niños y jóvenes es común dar esas “probaditas”, lo cual puede engancharlos inmediatamente y hacerlos adictos, aunque eso depende de diversos factores, como es el creciente negocio de estos productos nocivos.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, una droga es toda sustancia que, introducida en el organismo por cualquier vía de administración, produce alguna alteración del natural funcionamiento del sistema nervioso central de la persona y es, además, susceptible de crear dependencia, ya sea psicológica, física o ambas, de ahí que se clasifican -según sus efectos- en depresoras, estimulantes y alucinógenas.
Además, señala que el consumo de drogas es un problema de salud pública el cual se asocia con violencia familiar, escolar, laboral y social, disminución de la salud física y mental, así como de la calidad y el tiempo de vida; en general, afecta a toda la población, aunque representa mayor peligro para niños y jóvenes, puesto que los factores de riesgo involucrados en el consumo son variados.
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Asimismo, explica que las metanfetaminas, también conocidas como cristal, hielo, ice, tiza, crak y meta, que es una droga estimulante cuya denominación química es desoxiefedrina, una sustancia potencialmente tóxica y adictiva.
Según lo expuesto, la presentación de esta droga es en polvo o cristales de color blanco, cremoso o arena que se venden en envoltorios y, en ocasiones, pueden estar mezcladas con fentanilo para aumentar sus efectos y su potencial adictivo.
Señala que la vía de administración de esta metanfetamina puede ser fumada, esnifada, inyectada (vía intravenosa) y oral (diluida en agua).
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EFECTOS
Por otro lado, si se ingiere tarda aproximadamente media hora en hacer efecto; si se aspira, el efecto es casi inmediato y puede durar de seis a ocho horas, según la tolerancia del usuario y la cantidad consumida, pero puede causar disminución del apetito, falsa sensación de euforia y energía, inestabilidad del humor, ideación paranoide, aumento de la actividad física y mental e irritabilidad.
Las señales de alerta son cambios conductuales del estado de ánimo y en los intereses habituales, el incumplimiento de responsabilidades en casa, escuela y trabajo, afectación del sueño, además de movimientos corporales excesivos e hiperactividad, aparente comezón corporal, pérdida de apetito y de peso corporal y respiración agitada.
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SEÑALES DE ALERTA
De haber consumido este tipo de drogas, las personas pueden sentir aumento de temperatura corporal, marcas, llagas y heridas en la piel, así como daños en la dentadura, hemorragias nasales, descuido de la higiene personal, conductas violentas, aislamiento social y alucinaciones.
Además, las consecuencias del consumo son pérdida de peso y desnutrición, temblores, cambios drásticos en el estado de ánimo: oscilaciones entre euforia y depresión, así como irritabilidad y conductas violentas y destructivas, desorientación y confusión, además de pérdida de piezas dentales y otros riesgos, como son lesiones cerebrovasculares, cardiovasculares y físicas, después de cortos periodos de consumo e infecciones en la piel debido a los abscesos que se pueden originar, tanto por los efectos del consumo como por la vía de administración.
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MICROSITIO DE AUTODIAGNÓSTICO EN SALUD MENTAL Y ADICCIONES
En caso de que exista el consumo de estas drogas, la entidad dispone de Centros de Integración Juvenil, que cuentan con un sitio de autodiagnóstico en línea que, de manera breve, puede ayudar a identificar el nivel de consumo de alcohol, tabaco y otras drogas, violencia, depresión ansiedad y riesgo suicida, el cual toma menos de cinco minutos contestarlo y pueden acceder a través de la dirección: http://www.cij.gob.mx/autodiagnostico/
- 13 años de edad es el índice nacional en que comienza el consumo de alcohol y otras drogas.
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GUÍA EN EL AULA
Para afrontar los casos, la Sepe cuenta con la guía “Estrategia en el aula: prevención de adicciones”, que muestra de forma didáctica casos de consumo de esta droga y sus efectos, con lo cual los docentes pueden instruir a los estudiantes.
- Por producir, distribuir y comercializar la metanfetamina, que se considera un delito, la venta y adquisición de esta droga tiene consecuencias penales bajo el cargo de narcomenudeo, con una multa de más de 500 mil pesos y hasta 15 años de prisión.