El paso de centroamericanos por municipios de Tlaxcala se ha incrementado en los recientes días. Bajo semáforos y vados de Apizaco se les observa pidiendo monedas para comer y seguir el viaje. En la colonia Ferrocarrilera, a la mayoría de las familias les molesta su presencia, porque utilizan predios baldíos para hacer sus necesidades fisiológicas o se bañan donde encuentran alguna fuga de agua.
En sí, en el acceso que comunica a la casa del migrante la “Sagrada Familia”, los vecinos instalaron una reja con una puerta de malla ciclónica, que aseguran por la noche, lo anterior, para prevenir robos por parte de los indocumentados.
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Es común verlos en los mercados 12 de Mayo, Santa Rosa y Guadalupe de Apizaco, donde piden fruta que los comerciantes ya no venden, porque se ha pasado de maduración. Los migrantes caminan cerca de las vías del tren, desde Huamantla hasta San José Cuamantzingo, municipio de Muñoz de Domingo Arenas.
Ahí, pernoctan por días, algunos instalaron hules al lado de paredones para protegerse del agua, mientras esperan el paso del ferrocarril, otros que han perdido sus extremidades duermen en casas abandonadas o bajo puentes pluviales.
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Todo esto, burlando a personal del Instituto Nacional de Migración y de la Guardia Nacional, ellos se acercan al albergue del migrante donde se sienten protegidos, aunque para ingresar es difícil pues solo tiene cupo para 100 personas y casi siempre está lleno. Los migrantes provenientes de Honduras, Guatemala y El Salvador, aprovechan las condiciones climáticas para viajar trepados sobre la “bestia” de acero. Ahora, el camino para ellos es más largo, pues a causa de los trabajos del proyecto del Tren Maya, -que lleva a cabo el gobierno de la República-, tienen que moverse hasta los límites con Veracruz.
Así que, si tardaban 30 días de viaje desde Honduras hasta Tlaxcala, ahora el tiempo se les duplicó porque tienen que cruzar caminando selvas y bosques de los estados de Tabasco y Chiapas.
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Florentino N., y Joel N. son policías que renunciaron a sus trabajos en Tegucigalpa, Honduras, porque las bandas delictivas intentaron asesinarlos.
La mafia nos traía en la mira, por eso salimos para ir a los Estados Unidos de América (EE. UU) en busca de seguridad y dólares, expresó Florentino.
Mencionó que se separaron de la caravana en Chiapas para llegar más rápido hasta la frontera con los EE. UU. “Llevamos cinco horas caminando aquí en Tlaxcala, ya tenemos mucha hambre y no hay frutas en el camino, en Chiapas fueron más de 30 días en medio de la selva, las naranjas y plátanos eran nuestro alimento del día”, rememoró.
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Dijo que en las fronteras de Guatemala y México -para que no fueran deportados- lograron esconderse de elementos de la Guardia Nacional, porque buscaron caminos de bosques hasta el estado de Veracruz, donde inician los recorridos de Ferrocarriles Nacionales de México.
Explicó que en Apizaco les han brindado apoyo económico y alojamiento, nos han abierto su corazón, la gente nos apoya y nos impulsa a seguir el camino hacia los Estados Unidos.
- En Apizaco, Chiautempan, Muñoz de Domingo Arenas, Huamantla y Xaloztoc, es notoria la presencia de indocumentados. Más de cuatro mil migrantes han sido atendidos en el albergue “La Sagrada Familia” de enero a la fecha.
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