El 16 de noviembre de 1876 es una fecha clave en la historia nacional. Aquel día se libró en territorio tlaxcalteca la batalla que determinó el inicio del porfiriato y una importante carrera de desarrollo económico y social para el México decimonónico. Pero, para llegar a ella, tuvieron que transcurrir más de 50 años de inestabilidad que tenían exhausta a la República.
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ANTECEDENTES
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La Revolución de Tuxtepec fue un movimiento armado desencadenado por el plan homónimo, que inició en enero de 1876 cuando el presidente constitucional de México, Sebastián Lerdo de Tejada, anunció su postulación a la reelección, permitida por la Constitución de 1857.
Por inconformidad, miles de hombres comandados por el general Porfirio Díaz se alzaron contra el presidente y, cada vez más dueñas de la situación, las fuerzas porfiristas se expandieron hasta llegar a Tlaxcala, donde en el mes de noviembre sería la batalla decisiva.
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LA BATALLA DE TECOAC
El último movimiento armado de la Revolución de Tuxtepec se libró en las llanuras cercanas a la hacienda de Tecoac, en el municipio de Huamantla el 16 de noviembre de 1876. Aquel histórico jueves, fuerzas de Tlaxcala se unieron al general Díaz.
La batalla inició a las 10 de la mañana. El general Ignacio Alatorre estuvo al mando de 3 mil hombres de las fuerzas lerdistas. Porfirio Díaz contaba con 4 mil. Para las cuatro de la tarde los rebeldes porfiristas estaban prácticamente derrotados.
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Antes de caer la noche fue la sorpresa: el general Manuel González, con 3 mil 800 hombres a su cargo, reforzó el ejército porfirista y atacó con tal fuerza los flancos de las tropas federales que estas quedaron desorganizadas. Sin otra alternativa más sensata, Alatorre se lamentó y se retiró junto con sus tropas del movimiento.
Al enterarse del resultado, Sebastián Lerdo de Tejada renunció a la presidencia y escapó hacia Acapulco. La suerte de los mexicanos quedó trazada en ese momento: el general Porfirio Díaz Mori tomó posesión de la Ciudad de México y, más adelante, de la presidencia de la República el 5 de mayo de 1877.
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La primera mitad del siglo XIX el país había estado sumergido en un ambiente de hostilidad y violencia. Los conflictos tenían exhausto al pueblo de México.
Con la llegada del nuevo mandatario, la nación por fin tuvo un respiro. Díaz inició una era de estabilidad que reflejó, por más de treinta años, un importante flujo de crecimiento y desarrollo.
RESULTADOS PARA TLAXCALA
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En Tlaxcala los cambios se dieron de manera intempestiva. Al día siguiente de la batalla de Tecoac, autoridades locales se adhirieron al Plan de Tuxtepec y los beneficios para la patria chica se comenzaron a sumar.
Mientras México crecía con el general Porfirio Díaz, Tlaxcala también tuvo su propio momento de prosperidad, pues en la entidad hubo un personaje que resultó especialmente favorecido a partir de esta batalla.
El apoyo brindado a Díaz por el coronel tlaxcalteca Próspero Cahuantzi sería ampliamente recompensado; Díaz permitió que Cahuantzi fuera gobernador de su estado desde 1885 hasta 1911, cuando entre 1857 y 1885 se habían dado veintiún cambios de gobierno en Tlaxcala, de acuerdo con el investigador Ricardo Rendón.
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La diferencia con el gobierno federal, fue que el llamado “Prosperato” recibió un juicio más favorable en la historia y la población a la cual gobernó.
*Con información de Carlos Arturo Giordano Sánchez Verín